Volamos a Dublín desde Málaga con AirLingus en un avión enorme. Como cuando fuimos a Londres la mayoría de los pasajeros son irlandeses, muy pocos españoles. La verdad es que este ha sido el viaje en el que menos turistas españoles nos hemos encontrado. Daba la sensación de que la mayoría era turismo de interior.
Nuestra maleta, por supuesto, sale de las últimas y un poquito más magullada (esta pidiendo la jubilación a gritos, pobre) y nos enfrentamos a nuestro primer reto: ¿Qué autobús cogemos?. Sabíamos que la opción más económica era el bus de línea regular, pero estamos deseando llegar al hotel y empezar a conocer la ciudad, así que nos dirigimos al primero que vemos que, por supuesto, es el más caro. Antes de entrar le pregunto al conductor si para cerca de nuestro hotel (dicho así queda estupendo pero, como dije en el diario de Londres, mi inglés es fule, fule, así que en realidad lo que hice fue señalar el mapa y decir la dirección seguramente mal).
Antes de esto yo estaba muy contenta porque, a pesar de mi penoso inglés, en Londres lo entendí todo bastante bién. Pero cuando el conductor comenzó a hablar, vi que aquí sería todo lo contrario. A estos no hay quien los entienda. A pesar de todo y con un poco de esfuerzo, conseguimos entender que el bus que nos venía bién era el 474 que está justo delante. El viaje dura unos 30 minutos, 6 euros cada uno y nos dejó a cinco minutos del hotel.
El hotel elegido en Dublín fue el Jurys Inn Custom House, a 10 minutos andando de O´Connell Street. Nos gustó mucho. Todo muy limpio y nuevo y el desayuno muy completo.
Y despues de dejar las cosas en el hotel, el primer paseito por la ciudad. En general diré que Dublín no me ha parecido una ciudad demasiado bonita. Me ha gustado conocerla, pero en principio no regresaría. Algo que nos llamó la atención desde el principio fue ver, a cualquier hora del día, pero sobre todo por la tarde, grupos de personas bastante perjudicadas por el alcohol y con muy mala pinta, aunque en ningún momento vimos problemas o nos sentimos inseguros. Me he quedado con la sensación de que hay una buena parte de la población con un nivel cultural y económico bastante bajo, aunque puede ser solo una impresión.
Bueno, en nuestro primer paseo por la ciudad nos acercamos a O´Connell Street, Ha´penny Bridge y Temple Bar.
Despues de unas cuantas fotos entramos para tomarnos nuestras primeras pintas, yo un vaso de Guinnees (3´70) y mi “marío” su primera pinta de Smithwick´s (5´50) y digo primera porque caerían bastantes a lo largo del viaje
Para cenar fuimos al Sushi-Yo!, un restaurante japones que descubrimos en Londres y que está bastante bien, aunque sale un poco caro, como todos los japoneses.
Y regresamos al hotel, mañana nos espera un día más cultural, y más pintas claro.