20 de noviembre de 2009
Me levanté sobre las 6 de la mañana para desayunar tranquilamente y ver algo de la ciudad hasta la salida de mi tren hacia Roma a las 9 de la mañana, así que a las 7 ya estaba de camino hacia la torre de Pisa por otro camino diferente, rodeando el centro de la ciudad por fuera de las murallas.
Cuando llegué allí aún tenía la esperanza de que podría subir aún sabiendo que no abrían hasta las 9 ó 9.30, pero por lo menos me despediría de ella y sacaría algunas fotillos.
Me dirigí hacia la estación de trenes y tomé el tren de las 9 hacia Roma, me esperaban 3 horas de viaje para descansar mis pies maltrechos.
Una vez llegué a Termini y encontrarme con una amiga mía, nos dirigimos directamente hacia el museo Vaticano sobre las 13.30 ya que era la única oportunidad que tendríamos de ver la Capilla Sixtina, ya que el sábado y el domingo estaría cerrada. Según pagamos reliosamente los 14 € de la entrada y dejamos nuestras mochilas en la consigna, nos dirigimos directamente hacia la Capilla Sixtina casi sin ver nada más, ya que de quedarnos algo por ver ese día lo veríamos al día siguiente que si estaría abierta esa parte.
He de decir, que aunque es impresionante, no me impresionó tanto, no se si por lo que se habla de ella, las fotos que hay colgadas o que, pero ya no me impresionó como debería. Sacamos nuestras fotos a escondidas de los vigilantes que no se estaban quietos y no paraban de mandar a callar a la gente.
Cuando salimos de allí, nos fuimos a recorrer el resto del museo que habíamos visto a la carrera y verlo con más detenimiento.
En 3 horas me dió tiempo de verlo todo y lo mejor, sin colas, pero he de decir que me desencantó un poco, me esperaba mucho más y me pareció corto por los comentarios que he leido de otras personas. Llegué a pensar que quizás habia parte del museo cerrado o me salté algo.
Cuando terminamos de ver el museo nos dirigimos a ver la plaza de San Pedro y la Basílica desde fuera y después a comernos un helado en el Blue Ice cercano. Os recomiendo el helado de Baileys y el de trufa.
Ya cogimos el metro de vuelta y nos fuimos a buscar nuestro hotel Maikol en Termini y a buscar el otro componente del grupo, mi primo que venía desde Madrid.
Ya instalados en nuestros aposentos, salimos a cenar con un amigo nuestro italiano que nos llevó a dar una vuelta por la Piazza Navona y el Panteón impresionante. Después nos dirigimos a Trastevere para ir a comer en un Ristorante muy bueno y de precio bastante asequible, el L'Antico Moro en Via del Moro 61/62.
De regreso nos fuimos de copas por la Piazza Navona y nos tomamos unas Grappas (licor italiano de 43 graditos de nada).
Ya después de estar un par de horas de marcha y tomando copas nos fuimos a descansar para coger fuerzas para ver la Basilica de San Pedro al día siguiente.