Hoy toca irnos de Núremberg de regreso a Múnich, donde tomaremos el avión a media tarde.
Deshacemos el trayecto en tren que hicimos el miércoles. El tren lleva retraso, y al llegar a la capital bávara está lloviendo.
Por suerte,
Resulta que los domingos la entrada solo cuesta 1€.
Nos descargamos la aplicación del museo, que tiene una audioguía completísima y gratuita. ¡Esta sí que ya es la última del viaje!
Hay horas y horas de comentarios para escuchar.
Los protagonistas son los pintores del norte de los Alpes, principalmente de los Países Bajos y Alemania. Entre ellos, Durero con su famoso autorretrato, representado como un melenudo Jesucristo.
También están Brueghel, Hans Memling, el Bosco, Holbein, y un gran número de obras de Rubens.
No faltan los maestros italianos del renacimiento, entre otros Raffael y da Vinci, acompañados por Filippo Lippi, Tintoretto, Tiziano, el Greco,...
Se nos ha hecho algo tarde para comer, ¡y no son ni las 14:30!
Por suerte, el restaurante histórico Agustiner Klosterwirt sigue abierto. Acabamos la última comida del viaje con un típico bratwurst, ¡como no podía ser de otra forma!
Nos quedan un par de horas para pasear por la ciudad, ¡y ha parado de llover!
Entramos en la iglesia de Saint Peter, con su interior barroco resplandeciente.
Nos acercamos a la Marienplatz, la plaza donde se encuentran los dos ayuntamientos, el nuevo y el antiguo.
A las cinco de la tarde (durante los meses de verano) el carrillón centenario de la fachada del Neues Rathaus hace su despliegue de sonido y movimiento celebrando el momento histórico de la boda del duque Wilhelm V.
Ahora sí que ya toca ir de camino al aeropuerto. Aquí se acaba esta breve escapada a la región de Baviera, una de las más bonitas de Alemania.
Gracias a todos/as por leer y como siempre, a Roger por las fotos (¡y por el regalo!).
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