Esta etapa en realidad no debería llamarse DIA 2 sino que deberíamos llamarla DIA Y MEDIO 2, ya que por toda una serie de cosas nos llevó un total de 26 horacas llegar desde Madrid a Los Ángeles...
Empezamos la aventura levantándonos de casa de Juan Carlos a las 5.00 a.m.
Una vez en el aeropuerto, hacemos el checkin y observo cómo hay algún problema en pasar mi pasaporte que se acaba subsanando. O al menos, eso creía yo porque lo mejor estaba por llegar... El vuelo entre Madrid y Copenhague sucede sin mayor contratiempo, y nos preparamos para hacer una escala de 4 horitas en el aeropuerto de Copenhague que debo decir, para los que no lo hayan visto, que me impresionó bastante por tamaño, distribución de las distintas áeras, etc.
Comemos en el O'Learys un par de hamburguesas para ir haciendo el cuerpo a la dieta americana. Se nos hacen un poco caras (50 EUR para los dos, al cambio), pero están la mar de buenas. Buscamos un sitio apartado del paso de la gente y nos echamos una mini-siesta para hacer hora de coger el vuelo.
30 minutos antes del despegue, hacemos acto de aparición en una puerta en la que ya prácticamente todo el mundo ha pasado. Al escanear nuestros pasaportes, una luz roja se enciende y la chica nos pide el impreso de la ESTA. "¿¿LO QUÉ??"
. Cuando le decimos que no sabíamos que había que hacerlo nos dice categóricamente que eso es nuestra responsabilidad y que si no lo tenemos, no nos deja subir al avión, y que lo vamos a perder. Nuestras caras debieron ser para echarnos una foto la verdad. Ni sabíamos qué era la ESTA, ni la AQUELLA, ni nada de nada... Nos dice que si nos metemos en internet en plan corriendo puede que nos de tiempo, porque aparte de los 25 min que quedan para el despegue, el vuelo anuncia un retraso de 15 min más. Allí en la puerta del vuelo, intento meterme en internet sin éxito tanto con los datos móviles, como hambreando alguna WiFi... vamos bien... Le pregunto a la chica si ella tiene internet en su PC y me dice que no, y que no sabe qué hacer... sube un poquito la presión y se empiezan a notar ya los pelendengues en el cuello... le rogamos que nos pase con alguien que nos pueda ayudar, y en medio del espectáculo delante de todos los otros pasajeros del vuelo, de repente tras de mí, aparece Nanna. Nanna es un ángel danés que nos ofrece su conexión móvil y su portátil para hacer los trámites. Rápidamente, procedo a inscribirme con inmigrante de visita en EEUU mientras la chica del mostrador da indicaciones a alguien en su teléfono móvil para que haga lo propio con mi mujer. Completamos los trámites, entramos en el avión tras dar mil veces las gracias a Nanna y a la trabajadora de Norwegian. Si no fuera por su ayuda, estaríamos aún en la terminal de Copenhague a lo Tom Hanks en "La Terminal". Una vez en el avión, os pelendengues vuelven poco a poco a su sitio, y nos disponemos a aguantar las diez horas del vuelo... cuando el capitán anuncia un retraso de 2 horas por un fallo en el sistema de audio del piloto. Me acuerdo del estrés que habíamos tenido un rato antes mientras rellenábamos el impreso de la ESTA, donde cada minuto parecía crucial... y ahora nos retrasamos dos horas... estas cosas irónicas que a veces tiene la vida...
Con paciencia, películas y ratos de sueño, aterrizamos en Los Ángeles a las 18.45 hora local. Pasamos los controles de la entrada en el país sin mayor percance (bastante ha sido ya poder llegar), y sin que nos requisen los sandwiches de la cena. YA ESTAMOS EN LOS ÁNGELES.
A la salida del aeropuerto cogemos el shuttle que nos lleva a las oficinas de Alamo y tras esperar una media hora en la cola nos atiende un amable Andrew, que nos ofrece un coche de tipo SUV con más motor, que es más idóneo para el tipo de viaje que vamos a hacer. El aumento de precio se nos va un poco de las manos, pero Andrew nos pregunta que con qué compañía volamos, y cuando se lo decimos nos ofrece un descuento del 50%. Le digo a Andrew: "We are gonna go for it, Andrew"
, y salimos al parking a seleccionar el que será nuestro compañero de fatigas durante las próximas dos semanas: un chevrolet. Con el coche ya cargado, necesito aún 10 minutos de reloj y la ayuda de un operario de Alamo para saber cómo se engranan las marchas en el coche automático. Incluso después de enseñarme cómo se hace, no atino... ¡¡hasta que me doy cuenta de que hay que tener pisado el freno!!. La verdad, me falta la boina para parecer Paco Martinez Soria.
Metemos la dirección en el GPS de la casa que será nuestro cuartel general en Los Ángeles, y empiezo a flipar con las carreteras de EEUU, con el distrito financiero de Los Ángeles de noche (entre unas cosas y otras ya eran las 21:30). Béren lucha por no cerrar los ojos, e indicarme el camino en los mapas que he impreso previamente como soporte al GPS por si éste nos deja tirados. Llegamos a eso de las 22.15 y nos reciben Rose y Ronnie. Nos parecen super simpáticos y si no fuera porque están preparándose la cena, y porque a esas alturas nuestra pinta de zombi debía dar miedo, nos hubiéramos quedado a charlar un poco con ellos. Tiempo habrá en estos días. Por el momento, las fuerzas nos dan sólo para comernos un sandwich, darnos una ducha, y echarnos a dormir hasta que el Jet Lag nos despierte...