Mi viaje por Transilvania, sin coche ✏️ Blogs de Rumania

Los trenes rumanos son lentos, como hace unos 20 años o más en España. Los hay muy viejos, y otros un poco menos. Por lo general son baratos. Retrasos... en los que llevamos hasta ahora (3 viajes) no hemos tenido ninguno. Por lo demás hemos aprendido, y ya vamos con reserva.

. 3 de septiembre: Llegada a Brasov en tren desde Bucarest. Hay que tener cuidado de coger los billetes con antelación, porque sino os puede pasar como a nosotros, que los asientos ya van reservados. La última etapa es preciosa, ya que pasa por los montes Bucegui, y por un bosque precioso.
Los taxis hay que tener cuidado porque te pueden clavar (a nosotros nos dieron el timo), hay que pedirles el precio antes.
Brasov es muy turística, pero los precios para nosotros son buenos. No fuimos a hotel, sino a un apartamento muy bonito y acogedor en plena calle Republicii (que es como aquí Preciados).
. 4 de Septiembre: Ubicarnos en la ciudad y subir al teleférico de Brasov, que merece la pena, solo por las vistas. Ir a la oficina de turismo (que es malísima, solo te dan un mapa, nula información, y eso si te venden las rutas de turismo). Te ofrecen un alquiler de coche en el que, por lo menos cuando estuvimos nosotros estaba cerrado. Las rutas son muy caras, pues van desde 50 euros (no leis) hasta 70 euros. Así que preguntamos y fijamos el precio con un taxi... que nos salió, y creo que merece la pena, muy bien.
. 5 de Septiembre: Fuimos al castillo de Bran con el taxista (150 leis). La vuelta la hicimos en autobús, que sale cada media hora. El castillo de Bran nos encantó. Eso si, hay que ir muy pronto, porque sino casi es imposible entrar.
. 6 de Septiembre: En vista de la experiencia con Roberto, "nuestro taxista", decidimos ir con él a Sibiu, visitando primero el monasterio Brancoveanu, maravilloso monasterio ortodoxo, en un lugar idílico. Lo vimos a nuestro gusto y después fuimos a Sibiu, que es una de las ciudades que no se pueden dejar de ver (Esto nos costó en el taxi unos 350 leis). La vuelta fue en tren, que compramos de primera clase, pero luego comprobamos (cosas rumanas) que en el vagón de primera, si que había más espacio, pero estaban más viejos que los de segunda. Y fue puntual.
. 7 de Septiembre: Aquí no quedó más remedio que contratar la visita guiada (quizá si que la podríamos haber hecho en taxi...), para ver las iglesias fortificadas y Siguisoara. (70 euros por cada uno). Luego vimos que por Tripadvisor se sacaba más barato, y además se podía pagar con tarjeta a través de la web.
Es una excursión para no perderse, ya que es entrar en otro mundo. Por ejemplo la iglesia fortaleza de Biertan, está en un paisaje totalmente bucólico, con los campesino todavía con sus carros tirados por caballos, las casas sajonas..., los bosques que hay por todo el camino.
Y Sibiu es maravillosa. Creo que es la ciudad que más me ha gustado hasta ahora.
. 8 de Septiembre: Subida al monte Tampa, andando a través del bosque de hayas (solo es una hora), ahora que se podría ir a la estación de esquí andando, que serían 3 horas.
En este bosque hay osos, linces, gatos monteses, lobos... Recomiendan no andar a partir del atardecer, ya que al parecer se acercan por las zonas, en busca de alimentos que puedan dejar las personas.
Hay un guía que te puede acercar a un lugar donde pueden llegar a verse.
Después había un festival de ópera (aquí, en toda Rumanía, la música está en todas partes).
Visitamos en este día los templos ortodoxos, y poco más.
Sigue nuestro viaje hacia Bucovina y Maramures en trenes y autobuses... ya seguiré contando.
Por cierto, los rumano muy amables, y te ayudan en lo que pueden, a pesar de nuestro analfabetismo de idiomas.

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Tuvimos que retroceder a Bucarest para acompañar a mi hermana que volvía a Madrid, y también porque el viaje a Suceava era mucho más directo. En total unas 7 horas de viaje en tren (lento, pero sin retrasos). Los paisajes son maravillosos, para no perdérselos. Bosques y bosques de hayas y abetos.

Día 9 de Septiembre: llegamos a Suceava, cogimos un taxi (baratísimo) para ir el hotel Balada (recomendable, habitaciones amplias y buffet en el desayuno muy bueno) está lejos de la estación. La ciudad en si está deslavazada y caótica, aunque te encuentras árboles y parques por todas partes. Si uno quiere ir de tiendas, este no es el lugar.

Día 10: Monasterios, en vista de lo sucedido en Transilvania buscamos por la web alguna compañía que nos llevara a ver los monasterios pintados. Sin coche es una tarea de días, aunque se puede hacer a través de autobuses y trenes.
Nuestro guía fue muy bueno y recomendable. Nos cobró 50€ a cada uno, o sea 100€.Como nuestro inglés no es muy bueno, se esforzó en hacer entender sus explicaciones y todo ello con relajo. Después de darnos la charleta, nos dejaba 20 minutos para hacer fotos, y verlo a nuestro gusto. Los monasterios fueron: Humor, Voronet, Sucevita y Moldovita, además de un taller de cerámica (?).
Impresionan los monasterios, están todos ellos de simbolismos: el juicio final. En uno de ellos, creo que el de Sucevita, a un lado esperando el juicio están los cristianos (ortodoxos y católicos), y al otro musulmanes y judíos. Para hacerse una idea de su forma de pensar, después del juicio en el lado de los "buenos" también se encuentra algunos musulmanes y judíos.
En todas aparecen 4 filósofos griegos... Si alguien saben de quien se trata, que lo diga, yo creo que dos de ellos tienen que ser Platón y Sócrates.






Estuvimos practicamente todo el día con él. Son dos hermanos, también tienen microbus para transportar grupos pequeños

Conclusión: creemos que en vez de Suceava, podríamos habernos alojado en Gura Honolui, porque allí están los monasterios mas importantes, y además se puede hacer la ruta andando (hay caminos ya hechos, porque desde siempre han estado conectados).

Día 11: Suceava. Nos dedicamos a ver la ciudad. Hay un paseo muy bonito en un bosque que está prácticamente en la ciudad para subir a ver la ciudadela y el museo etnográfico que es muy interesante.
El castillo es literalmente una ruina, pero está muy bien ambientado (para la gente del país, claro), ya que hay como una especie de cine en las diversas dependencias de la fortaleza, en la que van explicando en rumano (ya digo que no entendimos nada), lo que sea que digan. Tienen armas, escudos con los diferentes voivodas del momento, etc.

Mejor es el Museo, en el que forman como un pequeño pueblo, con su iglesia de madera, escuela, granjas, etc, con todo el mobiliario en el interior. Un guarda de este museo habla español (se llama Livio, y es un hombre amabilísimo):



Día 12. Viaje a Maramures. Como nos fue también con nuestro guía, Mitos, y en vista de la dificultad de ver todo a través de autobuses (hay que hacer un estudio muy, muy exhaustivo), le volvimos a contratar para ver las iglesias de madera y llevarnos a nuestro destino que era Viseu de Sus. Hacen la ruta por 260€ por persona, como nosotros éramos dos, nos hizo una rebaja y quedo en 220€. Esto además tiene una ventaja (la de coger guías locales), que no tiene la de ir en tu coche, o por transportes públicos: estos guías tienen contacto directo con las iglesias. Muchas de ellas están cerradas al público, y hay que hablar antes con el que está a cargo de la iglesia para que te la abra. En caso contrario solo las puedes ver por dentro, y estas tienen unas pinturas muy interesantes también interiores.
Además de las iglesias, vimos el monasterio de Barsana. Despues nos llevó a una casa tradicional. Y esto es un punto más a favor de contratar los guías locales en Maramures, ya que conocen a los lugareños que están dispuestos a abrir sus casas (cobran 2 leis, que es practicamente nada), donde todavía lavan a mano, hacen tintes, destilan sus licores, etc., y todo ello a través de molinos de agua. Incluso se producen su propia electricidad con los molinos.


Una de las iglesias de madera, patrimonio de la humanidad.
También pasamos por Sapanta (absolutamente lleno de turistas).

Día 13: Viseus de Sus. Lo habia visto por la web y estaba enamorada del trayecto y del tren Mocanita. Cogimos billetes para este tren, aunque hicimos una cosa mal, el billete normal, te lleva al km. 17, aunque el especial estas todo el día en el y va hasta el km. 40, es un poco más caro, pero también te ofrecen un café, y un almuerzo. Es un tren maderero, que construyeron ingenieros alemanes, y que aún hoy se utiliza. Tiene mucho tráfico entre los tres de vapor que salen por la mañana, con sus turistas, y luego también van alguno de vapor o diésel recogiendo madera. Además tienen coches preparados con ruedas para las vías de tren.
El paisaje es muy, muy bonito, se ven las casitas de madera, los aldeanos con sus carros, tanto para transportar madera, como aldeanos, o las propias del campo.





Días 14 y 15 de Septiembre: Uno de ellos lo dedicamos a hacer andando la ruta del tren por una ruta que discurría en la otra orilla del rio Vaser, y volvimos por las vías del tren. El último simplemente a pasear por el pueblo, y ver las preciosas casas de madera, que son como cabañas.

Lo mejor de Maramures es su gente y su ambiente. Es como si estuvieras en la España de los 60, solo que en un paisaje y un ambiente muy rústico y natural. La gente es muy cercana, la lástima es que no puedas entenderla. El bosque muy profundo, casi una selva. Hay osos y otros animales salvajes más comunes. Se recomienda, al ir por el bosque llevar ropa muy discreta, y no llevar comida.
Como anécdota, el último día hubo una tormenta muy fuerte, estábamos casi empapados, y un aldeano nos invitó a entrar en su casa (muy sencilla), nos invitó a un vino y a una torta que hacen ellos con queso al parecer por dentro.

Día 16 de Septiembre: viaje a Cluj Napoca, para coger el tren en Budapest. Pareció un día perdido, pero no, entablamos conversación con los paisanos, a veces en un escaso inglés, o por señas. Interesante. Y... más paisaje. Los trenes se adentran en los bosques, cosa que las carreteras no.

Día 17 de Septiembre: Vimos Cluj Napoca, una ciudad con mucha movida estudiantil, y mucha vida en general. Pero no nos gustó. Tiene algunas casas modernistas muy bonitas, pero en general es una ciudad caótica, con muchísimo coche.

Día 18 de Septiembre: Budapest. Recomendaría otra alternativa, porque es un viaje muy largo, cuando llega a Hungría desaparecen los montes y los bosques, y es más bien aburrido. Al final son más de 7 horas.
Yo iría, de hacerlo otra vez, por Timisoara. Mi marido no está de acuerdo porque pilla muy lejos de Maramures, pero creo que la ciudad lo merece, que es muy bonita, y el viaje a Budapest por ahí, solo son 5 horas.

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