Voy a intentar relatar nuestro viaje de tres semanas en coche por el sur de Noruega en Agosto de 2018.
En realidad este viaje no empezó en Agosto sino muchos meses antes, más o menos en Enero, cuando decidimos que pasaríamos nuestras vacaciones de verano en este país nórdico. Empezamos entonces a recopilar información, pasando muchas horas navegando por internet, leyendo diarios de viaje, blogs, artículos etc.
En marzo tomamos la decisión definitiva de la duración del viaje, al reservar los vuelos con Lufthansa desde Bilbao vía Munich por un precio no demasiado alto, unos 300 euros por persona con maleta facturada. Íbamos a pasar 21 días de viaje, tiempo más que suficiente para conocer la parte sur del país.
Una vez reservado el vuelo quedaba lo más difícil: diseñar un recorrido que pasara por todo lo que queríamos visitar, cumpliendo la condición de no conducir demasiadas horas seguidas y de tener tiempo libre para descansar, ya que viajábamos con dos niños de 10 y 9 años y no queríamos pasar el viaje corriendo.
A finales de mayo ya teníamos prácticamente el viaje diseñado: Íbamos a visitar museos, hacer cruceros por fiordos, hacer trekkings de fama mundial, caminar por un glaciar, visitar un zoo, hacer rafting, andar en bicicleta…
Respecto a los alojamientos, los queríamos con baño y cocina y de precio moderado. Reservamos cabañas y apartamentos dependiendo de las zonas y lo hicimos con booking, airbnb y, en el caso de las cabañas, via email directamente con los campings. Teniendo en cuenta los precios del país, conseguimos alojamientos bastante asequibles, saliendo la noche por 125 euros de media para los cuatro, siendo el más caro 165 euros y el más barato 80. No siempre la calidad y el precio fueron de la mano. En total pasaríamos 21 días en Noruega durmiendo en 12 sitios diferentes.
Noruega es un país carísimo. Lo más caro es la restauración y la alimentación en general, que es el doble que en España. Decidimos facturar una maleta con 23 kg de comida, entre latas, embutidos etc. y cocinar en el alojamiento la mayor parte de las veces.
Alquilamos con antelación un coche con Europcar, que fue el gasto más fuerte del viaje, más caro incluso que el avión.
Al optar por tener un recorrido fijo y reservado con antelación, incluso con actividades fijadas para días concretos, éramos conscientes de que corríamos el riesgo de perdernos visitas o excursiones por las inclemencias del tiempo. Por una parte, al ser muchos días, había cierta flexibilidad (“esperamos a mañana por la mañana que dan mejor”), pero por otra, las reservas de todas las noches eran fijas. A pesar de tener muy mal tiempo las dos primeras semanas (nos llovió 11 días de los 15 primeros) conseguimos completar el viaje haciendo todo lo que nos propusimos y algo más, aunque en ocasiones, con condiciones meteorológicas adversas (vamos, que amortizamos los chubasqueros).
Ruta por Noruega
El primer día volamos Bilbao-Munich-Oslo donde recogimos el coche hacia las 6 de la tarde. Teníamos reservado el único hotel tradicional de todo el viaje, a 15 minutos del aeropuerto en dirección norte. El Best Western Leto Hallen es un hotel de carretera con habitaciones cuádruples muy cómodas.
Cenamos este primer día en el restaurante del hotel donde ya comprobamos cómo se las gastan por Noruega, unos 80 euros por una cena sencilla de hamburguesas.
Día 2. Parque Nacional de Rondane
A la mañana siguiente ya empezamos el tour por Noruega. Pronto salimos dirección Norte. Tras unas dos horas de viaje paramos en Ringebu para visitar una bonita iglesia de madera del siglo XIV. Todas las iglesias en Noruega están rodeadas del cementerio, siempre con un césped impecable.
Iglesia de Ringebu
Pagamos 23 euros por entrar los cuatro en la iglesia y, la verdad, no merece demasiado la pena. Con ver todo el recinto por afuera, que es gratuito, es suficiente.
Continuamos viaje y en poco más de una hora llegamos a Mysusaeter, un enclave cerca de Otta, pero en lo alto de la montaña a unos 900 metros de altura. Es la puerta de entrada al Parque Nacional más antiguo de Noruega, el PN Rondane.
Nos instalamos en un apartamento de madera en el complejo hotelero de montaña del Parque Nacional. Resultó ser uno de los mejores alojamientos del viaje.
Apartamentos PN Rondane
El PN Rondane nos recibe con cielo gris, algo de lluvia y frío (unos 12-15 grados). Tras instalarnos subimos en coche un poco más hasta la entrada al parque. En el aparcamiento alquilamos unas bicis. Hay que llamar a un teléfono donde te dicen la combinación del candado de las bicis, que están todas al lado del aparcamiento. Haces la excursión y al finalizar devuelves la bici y pagas.
La excursión planeada era de unos 6 km por pista de montaña hasta Rondvassbu, un refugio de montaña punto de partida para ascensiones de los picos de alrededor de más de dos mil metros. La excursión es más dura de lo que pensábamos porque, aunque discurre por un altiplano, en realidad es toda en subida, así que las chicas tuvieron que hacer varios tramos andando.
Parque Nacional Rondane. Al fondo Rondvassbu
El paisaje es espectacular: tundra o páramo cubierto de líquenes entre blancos y amarillos y al fondo un lago y las montañas (aunque éstas no las podemos ver del todo debido a la niebla). Llegamos a Rondvassbu y arrecia la lluvia. Dejamos allí las bicis y hacemos la vuelta andando, desviándonos de la pista por caminos que conducen a la primera de los cientos de cascadas que veremos en el viaje.
Cansados y contentos, nos damos un baño antes de cenar en la piscina interior y el jacuzzi del hotel. Está genial, poca gente y además incluido en el precio.