Este día habíamos decidido dedicarlo a recorrer un poco la ruta transrománica, para visitar algunos de lo más importantes monasterios de Serbia. Como no disponíamos de muchos días y además queríamos evitar problemas, decidimos excluir los situados en la región de Kosovo, aun sabiendo que quizás sean los más espectaculares, como el de Pec o Gracanica; Pero ya volveremos en otra ocasión. Así que desayunamos en el hotel y nos pusimos en camino hacia Kraljevo en el centro del país.
Hicimos unos 80 kilómetros estupendamente por la autopista, pero al salir de ésta para ir en dirección a Kraljevo, el tráfico se volvió muy lento. La carretera se encontraba muy bien, pero tenía un sólo carril por dirección, y atravesaba innumerables pueblos, por lo que la velocidad a la que se podía conducir no pasaba de 70 u 80 de media.
Paramos en un pequeño barecillo de uno de los pueblos, donde tomamos un café y proseguimos el viaje. Esta carretera prácticamente sigue el curso del río Morava por lo que el paisaje es bastante verde. Desde aquí hasta Kósovo es el origen del estado medieval serbio, por eso muchos lo llaman Dolina Kraljeva ( Valle de los Reyes.) La mayoría de las casas que veíamos, ya las quisiera yo para mí. Nada que ver con la idea que mucha gente tiene de que Serbia es un país casi destruido por la guerra de los balcanes.
Un par de horas más tarde llegamos a Kraljevo y allí se encuentra el Monasterio de Zica. Este monasterio llama la atención en primer lugar por sus paredes exteriores de color rojo.
[img]*** Imagen borrada de Tinypic ***
Accedimos a él a traves de un portal decorado con frescos y entramos a contemplar sus preciosas pinturas murales del siglo XIII. Este fue el lugar donde San Sava, primer arzobispo serbio fijó su residencia. Paseamos un poco por el entorno y compramos en la pequeña tienda que hay allí unas botellas de vino elaborado por los monjes.
[img]*** Imagen borrada de Tinypic ***
Continuamos hacia Studenica siguendo el curso del rio Ibar y sobre las 2 de la tarde llegamos ante las murallas de este impresionante monasterio. Uno de los más importantes del país y declarado patrimonio de la humanidad por la UNESCO.
*** Imagen borrada de Tinypic ***
Sus dos iglesias princiales de marmol blanco, son un ejemplo del más puro románico, mientras que el interior muestra una decoración típica bizantina. Podría contar algunas cosas más sobre este lugar, pero creo que para entrar en profundidad en los datos es mejor consultar alguna de las muchas web que hablan sobre el lugar. Al ser Viernes Santo los monjes estaban dedicados a pintar los huevos que se utilizarían en la pascua, así que había cartones de huevos y pintura roja por todas partes. También aquí compramos unas botellas de vino elaborado por ellos y nos dirigimos al pequeñísimo pueblo que hay al final de la carretera para comer.
Esto se convirtió en otra odisea pues había un restaurante más o menos grande y otro enfrente bastante más pequeño. Decidimos entrar en éste último. La pinta era de un bar humilde de la España de los 50, pero como queríamos vivir escenas típicas del lugar, decidimos quedarnos. Nos sentamos a una mesa y cuando llegó la señora que atendía, resulta que no hablaba ingles ni otro idioma que no fuera el serbio. Tampoco había carta, por lo que no teníamos ninguna referencia de que pedir. Como sabíamos como se decía cerveza pedimos cuatro "piva". Nos trajo cuatro cervezas de medio litro, y una especia de empanada, deliciosa, que creímos entender que era elaborada por ella y nos la ofrecía para acompañar la cerveza. Nos las tomamos y pedimos la cuenta. Cual no sería nuestro asombro cuando nos pidió 120 dinares (1,20 euros) por todo.
Entramos después en el otro restaurante y antes de sentarnos nos fijamos si había carta. Al ver que sí, nos sentamos y pedimos al azar, pues por supuesto sólo estaba escrito en serbio y la señora no hablaba inglés. La verdad es que acertamos con la comida, aunque la señora pensaría que eramos tontos, pues los platos que señalamos en la carta eran tres platos de carne, y otro un surtido de los otros tres, pero es lo que tiene cuando señalas en la carta al azar. Salimos también de aquí muy contentos con la comida, la bebida, el trato y como no, el precio.
Viendo la hora que era, decidimos no proseguir la ruta de los monasterios, ya que teníamos que volver a Nis y no queríamos hacerlo demasiado tarde, así que emprendimos el camino de vuelta. Hicimos una parada intermedia en la cual Paco entró en un supermercado a comprar unas cervezas y yo un paquete de tabaco. Cuando lo vi frente a la cajera no pude dejar de reir, pues parecía como si quisiese que le pesaran las cervezas.
Sobre las siete de la tarde llegamos de nuevo al hotel en Nis. Estábamos un poco cansados así que decidimos quedarnos un rato aquí. Alrededor de las nueve, salimos a dar una vuelta por el centro, tomamos unas copas y nos fuimos a dormir. Lástima pues no nos acordamos de la misa y procesión del Viernes Santo, que tantas ganas teníamos de ver en la catedral.
Hicimos unos 80 kilómetros estupendamente por la autopista, pero al salir de ésta para ir en dirección a Kraljevo, el tráfico se volvió muy lento. La carretera se encontraba muy bien, pero tenía un sólo carril por dirección, y atravesaba innumerables pueblos, por lo que la velocidad a la que se podía conducir no pasaba de 70 u 80 de media.
Paramos en un pequeño barecillo de uno de los pueblos, donde tomamos un café y proseguimos el viaje. Esta carretera prácticamente sigue el curso del río Morava por lo que el paisaje es bastante verde. Desde aquí hasta Kósovo es el origen del estado medieval serbio, por eso muchos lo llaman Dolina Kraljeva ( Valle de los Reyes.) La mayoría de las casas que veíamos, ya las quisiera yo para mí. Nada que ver con la idea que mucha gente tiene de que Serbia es un país casi destruido por la guerra de los balcanes.
Un par de horas más tarde llegamos a Kraljevo y allí se encuentra el Monasterio de Zica. Este monasterio llama la atención en primer lugar por sus paredes exteriores de color rojo.
[img]*** Imagen borrada de Tinypic ***
Accedimos a él a traves de un portal decorado con frescos y entramos a contemplar sus preciosas pinturas murales del siglo XIII. Este fue el lugar donde San Sava, primer arzobispo serbio fijó su residencia. Paseamos un poco por el entorno y compramos en la pequeña tienda que hay allí unas botellas de vino elaborado por los monjes.
[img]*** Imagen borrada de Tinypic ***
Continuamos hacia Studenica siguendo el curso del rio Ibar y sobre las 2 de la tarde llegamos ante las murallas de este impresionante monasterio. Uno de los más importantes del país y declarado patrimonio de la humanidad por la UNESCO.
*** Imagen borrada de Tinypic ***
Sus dos iglesias princiales de marmol blanco, son un ejemplo del más puro románico, mientras que el interior muestra una decoración típica bizantina. Podría contar algunas cosas más sobre este lugar, pero creo que para entrar en profundidad en los datos es mejor consultar alguna de las muchas web que hablan sobre el lugar. Al ser Viernes Santo los monjes estaban dedicados a pintar los huevos que se utilizarían en la pascua, así que había cartones de huevos y pintura roja por todas partes. También aquí compramos unas botellas de vino elaborado por ellos y nos dirigimos al pequeñísimo pueblo que hay al final de la carretera para comer.
Esto se convirtió en otra odisea pues había un restaurante más o menos grande y otro enfrente bastante más pequeño. Decidimos entrar en éste último. La pinta era de un bar humilde de la España de los 50, pero como queríamos vivir escenas típicas del lugar, decidimos quedarnos. Nos sentamos a una mesa y cuando llegó la señora que atendía, resulta que no hablaba ingles ni otro idioma que no fuera el serbio. Tampoco había carta, por lo que no teníamos ninguna referencia de que pedir. Como sabíamos como se decía cerveza pedimos cuatro "piva". Nos trajo cuatro cervezas de medio litro, y una especia de empanada, deliciosa, que creímos entender que era elaborada por ella y nos la ofrecía para acompañar la cerveza. Nos las tomamos y pedimos la cuenta. Cual no sería nuestro asombro cuando nos pidió 120 dinares (1,20 euros) por todo.
Entramos después en el otro restaurante y antes de sentarnos nos fijamos si había carta. Al ver que sí, nos sentamos y pedimos al azar, pues por supuesto sólo estaba escrito en serbio y la señora no hablaba inglés. La verdad es que acertamos con la comida, aunque la señora pensaría que eramos tontos, pues los platos que señalamos en la carta eran tres platos de carne, y otro un surtido de los otros tres, pero es lo que tiene cuando señalas en la carta al azar. Salimos también de aquí muy contentos con la comida, la bebida, el trato y como no, el precio.
Viendo la hora que era, decidimos no proseguir la ruta de los monasterios, ya que teníamos que volver a Nis y no queríamos hacerlo demasiado tarde, así que emprendimos el camino de vuelta. Hicimos una parada intermedia en la cual Paco entró en un supermercado a comprar unas cervezas y yo un paquete de tabaco. Cuando lo vi frente a la cajera no pude dejar de reir, pues parecía como si quisiese que le pesaran las cervezas.
Sobre las siete de la tarde llegamos de nuevo al hotel en Nis. Estábamos un poco cansados así que decidimos quedarnos un rato aquí. Alrededor de las nueve, salimos a dar una vuelta por el centro, tomamos unas copas y nos fuimos a dormir. Lástima pues no nos acordamos de la misa y procesión del Viernes Santo, que tantas ganas teníamos de ver en la catedral.