La marea baja era sobre las 14 por lo que salimos a las 7,30 del hotel. 2 horas y 40 kilometros después llegamos a Carate, donde empieza el trek andando, es decir al punto donde se tiene que dejar el coche y empezar la excursión a pie. En teoría había una oficina de turismo en ese lugar donde podías aparcar y te guardaban el coche. Pues no. El bar/oficina estaba cerrado y nadie estaba de guardia. No hay ningún letrero que informe donde empieza el trek, y le preguntamos a la única local que vimos y no tenía idea que por este lugar empezaba una excursión. Tuvimos que retroceder algún kilómetro hasta encontrar un hotelillo de unos americanos que nos informaron que se empieza la excursión desde el punto final de la pista de aterrizaje, por la playa.
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Me imagino que no hay carteles por la filosofía de que hay que ir con guía para sacar más ganancias, si no, no me lo explico. Los americanos también nos dijeron que no había problema en que les dejáramos el coche en su parcela.
Nos cargamos las mochilas en la espalda con unos 6 litros de agua, 1 gatorade, barritas, bimbo, queso, jamón, ropa ligera, 1 toalla de secado rápido, repelente, las cámaras , sábanas y una mosquitera que utilizamos como cojín. Los frontales iban en la mochila que nos robaron.
La primera hora y media por la playa hasta llegar a la estación de la leona, donde oficialmente empieza el trek, es la más extenuante del camino, al menos cuando fuimos nosotros, ya que la arena estaba muy blanda y nos hundíamos mucho en cada paso..y cargados, se hizo muy pesado. Roger me dijo que ya no podía más, que no creía que pudiera aguantar la excursión, que estaba loca, que donde había leído sobre esta excursión...el iba con más peso que yo. La vista es muy bonita, una larguísima playa solitaria, el mar agitado a un lado y el bosque frondoso al otro.
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Llegamos destrozados a la estación de la leona sobre las 11,30 y nos dijeron que a esa hora ya no suelen dejar pasar ya que llegaríamos oscureciendo a la estación. Nos insistían en que llegábamos tarde mientras yo le decía que si la marea baja es a las 14, no podíamos llegar antes porque no hubiéramos podido pasar. No entiendo porque se tienen que poner tan negativos y después de pagar 200 dólares, a ver quién nos dice que no pasamos. Total, que nos dejaron pasar y recorrimos el sendero por el bosque que salía desde esa estación durante 3 horas. Agradecimos el tramo por selva ya que estábamos cansadísimos de la arena y así también nos protegíamos del sol.
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Vimos muchas aves grandes y muy bonitas, bastantes monos y una gran manada de tizones.
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Después del tramo de selva, viene otro tramo de playa, si bien esta arena era más dura y era más fácil andar en ella.
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Pasas por un tramo que se llama shipwreck, donde hay un barco naufragado.
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Fuimos siguiendo las indicaciones del mapa, que no eran especialmente complicadas. Únicamente te marca qué tramos son por playa y qué tramos de selva. Tuvimos dudas un par de veces sobre el camino. Hay un punto que pensamos que era el punto de la marea alta ya que el camino llegaba a un rincón con piedras y el mar entraba bastante y cortaba el paso.
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No hay indicaciones, para variar. Yo estaba decidida a esperar que la marea bajara, pero por suerte Roger vio que el camino seguía por selva para bordear ese tramo. Posterior a eso, sí llegamos al primer punto de marea alta donde debíamos andar por unas piedras y se podía distinguir que en cuanto la marea sube, cubre todo ese paso.
Pasado el punto de marea alta, viene selva de nuevo y ya íbamos con el tiempo justo para llegar con luz. Llevábamos un paso muy rápido desde el inicio y no pude disfrutar tranquilamente del camino ni de los animalillos que nos encontrábamos. Ese tramo es bastante confuso y Roger empezó a ponerse nervioso de que quizás nos habíamos perdido y que no llegaríamos con luz. El problema es que no llevábamos frontales y el suelo de la selva era muy irregular. Por suerte encontramos el camino hasta el río Claro, el segundo punto que hay que pasar con marea baja. Con marea alta suben los tiburones rio arriba desde el mar para alimentarse y la corriente es demasiado fuerte para atravesar. Del camino que habíamos tomado por la selva, fuimos a parar más arriba del paso normal para cruzar y el rio nos cubría bastante por encima de las rodillas en los primeros metros y la corriente estaba bastante fuerte. Cruzamos con muchísimo cuidado para no resbalarnos.
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El problema no era el resbalón en si, si no mojar la cámara.
Pasado el río, tardamos una hora y media en llegara la estación. El último tramo es por arena.
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En total, 7 horas de caminata, toda una excursión. Quedaba una media horita para la puesta de sol, pero teníamos 1 cena reservada para esa noche y ya nos avisaron que se debe llegar puntual. La cena era a las 17,30 y eran las 17,30 así que ya nos volvían a fastidiar, no nos pudimos quedar a verla, y eso que prometía.
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Nos dijeron unos chicos que te dan 20 minutitos para comer y si no llegas a tiempo, te quedas sin comer a pesar de haber pagado una fortuna y que en la estación no tienen mucho más que hacer.
Así que nos apresuramos a la estación.
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Nos recibió un hombre muy seco que simplemente nos dijo que nos apuntáramos en el libro de visitas y nos enseñó en qué habitación íbamos a dormir y el baño. Nada más.Habrían unas 8 personas más esa noche en las instalaciones y al día siguiente llegaron unas 20 personas más.
Justo soplaron el caracol de mar como aviso para cenar. Como solo teníamos 1 cena, el señor nos iba mirando mal y nos dijo quien de los 2 iba a entrar en el comedor a cenar!!!!!!!!!!!! Hombre, no hay que ser así. Estuvo vigilando por si queríamos entrar los 2 y llevarnos 2 cenas del buffet. Le dije que íbamos a compartir la cena y que íbamos a entrar los 2 y entonces le dijo a la cocinera que prepara una cena en el plato y la puso en la mesa. La ración; justísima. Un cuartito de pollo con un poco de frijoles y un poco de ensaladita, todo en el mismo platito. Había un plato de piña encima de la barra y la cogí pensando que era nuestra ración de piña y la cocinera toda alarmada y de mala gana me dice que lo deje ahí, que eso es para todos!!! A estas alturas ya nos tomábamos estas cosas con humor, no merecía la pena seguir decepcionándonos con todo. Saqué un poco de bimbo, queso y chocolate para completar la cena, nos fumamos un cigarrillo en la terracita y luego fuimos a instalarnos un poco mejor en las habitaciones.
Teníamos una habitación con 5 camas para nosotros solos. Los colchones son colchonetas de plástico.
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Las mosquiteras están llenas de agujeros y tienen cinta aislante para taparlos un poco. Estiramos nuestra sábana y vi un grillo enooooooooorme en la escalera de la litera. Roger le dio 4 zapatazos, lo echo de la habitación y el bicho se quedó un día atontao en el lugar y luego revivió y se marchó. De repente, a las 8pm, suena la voz del hombre de la entrada que dice: Se apagan luces!, y apagó las luces de todo el recinto, tal cual. Suerte que ya más o menos nos habíamos instalado. Así que a dormir.