Aprovechamos la mañana en Sighisoara visitando la Torre del Reloj por dentro. Elegimos la opción de entrada combinada con el Museo de la Tortura y el Museo de las Armas.
La Torre es interesante visitarla por dentro porque se ve todo el mecanismo que data del mitad del siglo XIV al XVI. Y es un buen mirador de la ciudad.
El Museo de la Tortura consiste en una habitación donde torturaban a los detenidos en el Medievo. Además cuenta con un montón de artilugios de la época con los que llevaban a cabo la faena. ¡Curioso!
Y el museo de las Armas, para mí prescindible, quizás por haber ya visto cosas similares en otras ocasiones, tenía una buena colección de armas desde el Medievo hasta principios del siglo XX.
Antes de arrancar compramos un poco de pan (por cierto de patata) para comer de camino, un mapa de carreteras (que aun no teníamos) y un diccionario de rumano.
El mapa de carreteras se puede comprar en cualquier quiosco. Nosotros casualmente se lo compramos a un hombre que chapurreaba un poco de español, ya que había estado trabajando en Baleares.
En cuanto al diccionario recomendaos esperar a llegar a Rumania para comprarlo. Yo estuve buscando aquí antes de irme y los únicos que encontraban salían por casi 40€. El que compré en Rumania me costó 13 lei (3,48€), había uno más completo, pero como quería uno básico para poder defenderme y no para estudiar a fondo la lengua cogí el barato. La verdad es que es un poco maliño, pero que se le podía pedir a 3€, Creo que el papel por peso ya cuesta más. Por cierto, creo recordar que el caro salía por unos 8€
También llevaba en el móvil unos documentos con un poco de vocabulario básico y me baje el traductor de google al móvil. La verdad es que no es buen traductor, pero en determinados momentos fue útil.
La verdad, es que a los pocos días la carta se entendía (casi) sin problema. Al ser un idioma latino hay muchas similitudes! Al final del viaje, hasta chapurreábamos un poco jejejeje
Os dejo el mapa de ruta que hicimos ese día. La verdad es que fue un día largo de carretera
Este día pasamos por parte del País Szekely. Los szekely son de origen húngaro y mantienen algunas de sus antiguas costumbres intactas, por lo que muchísimos húngaros viajan hasta aquí para conocerlas, ya que al ser una población más aislada las han podido conservar de formas más auténtica. La verdad es que por esta zona vimos un montón de coches con matrícula húngara.
Cruzamos Gheorgheni, pero no paramos para nada, y seguimos directamente hasta el Lacul Rosu. Creo recordar que el lago se formó debido a una obstrucción del río que pasaba por allí por un gran desprendimiento, por eso se ven todos los troncos dentro del agua. La verdad es que la zona de Bicaz es preciosa, con unos abetos espectaculares! Justo en la zona del lago es la zona más explotada turísticamente, donde hay unos cuantos hoteles y chiringuitos donde comer (fast food), con unos precios bastante más caros que en el resto del país, de hecho hasta me cobraron para ir al baño (por lo menos estaban limpios). Lo malo fue que llovía y tuvimos que comer metidos en el coche.
Seguimos por el camino hasta el estrecho de Bicaz. Esta era la carretera
Justo de la zona del estrecho no tengo fotos buenas porque no se podía parar. A mí me encantó todo, el estrecho, el paisaje, hasta la carretera! Lo malo fue la lluvia
La carretera desemboca en el pueblo de Bicaz, industrial y con una enorme presa (unos 40km). Nosotros la bordeamos (sobre 1h)y se nos hizo larguísima. Una vez se acabó la presa seguimos el río, el Bistrita, uno de los más caudalosos de Rumania.
Espero que no haya grandes crecidas...
Ya ceca de nuestro destino, cruzamos un pueblo fantasma, Ostra, donde solo había ruinas de bases militares y de una gran industria.
Se ven muchas ruinas industriales a lo largo de todo el país, la mayoría son fábricas de la época comunista que fueron abandonadas, muchas de ellas porque se trabajaban con productos perjudiciales para la salud que ahora no se permiten (entre otras razones).
Seré friki, pero me gustan estas ruinas, tienen su particular belleza
Aquí tuvimos nuestra pequeña experiencia con los famosos
Aquí una muestra de la ingeniería civil rumana
Por fin, a última hora de la tarde llegábamos a Vama, donde teníamos reservado el hotel, mejor dicho, el hotelazo. El nombre: Bucovina Lodge Pensión. Fue en el único hotel donde nos quedamos 2 noches, la que llegamos y la del día siguiente (hicimos una ruta circular por los monasterios de Bucovina). Pagamos por las 2 noches 70€ habitación doble con desayuno incluido (lo reservé por Booking). Si estáis decidiendo hotel en la zona, no perdáis el tiempo, elegid este!
La habitación era amplia y teníamos una terraza
Estas son las vistas desde la terraza
¿A que está chulo?
Llegamos y al poco empezó a anochecer. Estábamos cansados y no nos apetecia movernos mucho, ni sabíamos lo que nos podía ofrecer Vama. Así, que decidimos quedarnos a cenar en el hotel.
Cenamos muy bien (de hecho cenamos las 2 noches). Una cena con productos de su propio huerto y todo casero. Aquí fue donde descubrimos el papanasi (ummmm), se me hace la boca agua de recordarlo, y fue el mejor de todos los que probé.
El papanasi es una especie de bollo frito, la masa está hecha con queso y le echan por encima mermelada y smantana (nata agria o creme fraiche), buscad fotos y veréis que pinta!
Esa noche coincidimos con un matrimonio holandés, con los que, después de cenar tuvimos una larga y amena conversación, a la que se unió la dueña del hotel. En las aproximadas 3 horas de conversación que tuvimos conocimos muchas cosas de Rumania, y nos dimos cuenta, que en la actualidad las preocupaciones son muy parecidas a las nuestras. Tienen un paro muy alto, sobre todo la juventud; tienen el mismo problema con la compra de vivienda, etc. Fue de esos momentos especiales del viaje.