Fue el más alto de Manhattan durante muchos años, hasta la construcción de las Torres Gemelas, y de nuevo ha vuelto a ocupar este primer lugar, después del fatídico atentado del 11-S. Su ubicación, en el centro de la isla, en la Quinta Avenida, y separando el este del oeste - tan importante para orientarse en Nueva York - le convierte en un faro, que permite al visitante ubicarse durante el día y también durante la noche, iluminado siempre con llamativos y cambiantes colores.
Lo mejor son los miradores de los pisos 86 y 102, que dan a los cuatro puntos cardinales y desde los que se puede ver todo Manhattan, como si de una maqueta se tratara. Desde el más alto, de forma circular, el panorama el único: Central Park, con sus lagos, los dos ríos, los bosques de rascacielos de Wall Street, los edificios del Midtown... y mucho más allá, ya que en los días despejados pueden verse los límites de la isla recortándose contra el azul del agua y del cielo.
Situado en la Quinta Avenida, entre las calles 33 y 34, el Empire State Building es un inmenso edificio con toques art-decó que siempre ha sido el símbolo indiscutible de la ciudad de Nueva York. Su vestíbulo está cubierto de mármol con adornos de aluminio y en él están representadas las siete maravillas del mundo y una última, la octava, que es el propio Empire State Building, añadido posteriormente, en los años 1960.
Ocupa una superficie de 650.000 metros cuadrados y tiene 6.500 ventanas, un total de 102 plantas, 381 metros de altura, sin contar la antena, y 73 ascensores. Sus 1.860 escalones son los más populares de la ciudad porque todos los años se celebra una maratón y algunos de sus participantes logran subirlos en tan solo 15 minutos.
Las obras se iniciaron en 1929 y, dos años después, había sido inaugurado, ya que su construcción, en la que trabajaron a la vez 3.400 obreros, duró tan solo 410 días. El Empire State batió todos los récords: no solo en altura y rapidez en su construcción, sino también en economía: costó menos de lo previsto (41 millones de dólares en lugar de 50), gracias a la sobriedad de su arquitectura y a la Depresión, que produjo una reducción de los salarios y del precio de los materiales.
Fue inmortalizado en la gran pantalla por King Kong unos años después de su apertura, y ha aparecido en más de cien películas.
Hoy no es el rascacielos más alto del mundo, pero sigue siendo una de las grandes atracciones turísticas de la isla. Cada año lo visitan cerca de 4 millones de personas - es visita obligada - y por eso hay que planificar la subida. En verano y Navidad, las fechas con más turismo, las colas pueden ocupar los grandes pasillos interiores y dar la vuelta al edificio.
Por tanto, es aconsejable ir temprano y, si es posible, turnarse en la fila y aprovechar para ver esta interesante parte de la Quinta Avenida, en la que está ubicada, por ejemplo la Biblioteca Nacional. La espera puede ser de hasta tres horas hasta llegar a alcanzar los ascensores de ``alta velocidad´´ que conducen a sus dos observatorios.
350 Quinta Avenida, telf. 212 736 3100. Visita: de 8h a 24h.
Lo mejor son los miradores de los pisos 86 y 102, que dan a los cuatro puntos cardinales y desde los que se puede ver todo Manhattan, como si de una maqueta se tratara. Desde el más alto, de forma circular, el panorama el único: Central Park, con sus lagos, los dos ríos, los bosques de rascacielos de Wall Street, los edificios del Midtown... y mucho más allá, ya que en los días despejados pueden verse los límites de la isla recortándose contra el azul del agua y del cielo.
Situado en la Quinta Avenida, entre las calles 33 y 34, el Empire State Building es un inmenso edificio con toques art-decó que siempre ha sido el símbolo indiscutible de la ciudad de Nueva York. Su vestíbulo está cubierto de mármol con adornos de aluminio y en él están representadas las siete maravillas del mundo y una última, la octava, que es el propio Empire State Building, añadido posteriormente, en los años 1960.
Ocupa una superficie de 650.000 metros cuadrados y tiene 6.500 ventanas, un total de 102 plantas, 381 metros de altura, sin contar la antena, y 73 ascensores. Sus 1.860 escalones son los más populares de la ciudad porque todos los años se celebra una maratón y algunos de sus participantes logran subirlos en tan solo 15 minutos.
Las obras se iniciaron en 1929 y, dos años después, había sido inaugurado, ya que su construcción, en la que trabajaron a la vez 3.400 obreros, duró tan solo 410 días. El Empire State batió todos los récords: no solo en altura y rapidez en su construcción, sino también en economía: costó menos de lo previsto (41 millones de dólares en lugar de 50), gracias a la sobriedad de su arquitectura y a la Depresión, que produjo una reducción de los salarios y del precio de los materiales.
Fue inmortalizado en la gran pantalla por King Kong unos años después de su apertura, y ha aparecido en más de cien películas.
Hoy no es el rascacielos más alto del mundo, pero sigue siendo una de las grandes atracciones turísticas de la isla. Cada año lo visitan cerca de 4 millones de personas - es visita obligada - y por eso hay que planificar la subida. En verano y Navidad, las fechas con más turismo, las colas pueden ocupar los grandes pasillos interiores y dar la vuelta al edificio.
Por tanto, es aconsejable ir temprano y, si es posible, turnarse en la fila y aprovechar para ver esta interesante parte de la Quinta Avenida, en la que está ubicada, por ejemplo la Biblioteca Nacional. La espera puede ser de hasta tres horas hasta llegar a alcanzar los ascensores de ``alta velocidad´´ que conducen a sus dos observatorios.
350 Quinta Avenida, telf. 212 736 3100. Visita: de 8h a 24h.