En la Quinta Avenida, un edificio con forma de caracol destaca por su modernidad, a pesar de que fue construido hace 60 años. Es el Museo Guggenheim, otro gran símbolo de la Gran Manzana y una de las obras maestras de famoso arquitecto norteamericano F. Lloyd Wright.
Es el primero de los museos de Fundación Solomon R. Guggenheim, dedicada al arte moderno, que fue la que lo fundó en 1937 para exhibir arte vanguardista de artistas modernos como Kandinsky y Mondrian y hasta 1959 no tuvo la ubicación actual. Dicen que Solomon pidio a la baronesa Hilla von Rebay que escogiera un arquitecto para la construcción del nuevo edificio y ella eligio a Wright, el arquitecto más famoso del momento, que diseñó una auténtica obra de arte en la Quinta Avenida, aunque no desprovisto de críticas, ya que algunos artistas consideraron que el edificio podría ensombrecer las obras allí expuestas y que sus curvas dificultaban colgar apropiadamente las pinturas. Pero el tiempo ha demostrado que fue todo un hallazgo
Está frente a Central Park, en la esquina con la calle 88, y es inconfundible por su color blanco y por su forma, una especie de cinta blanca enrollada en forma cilíndrica, levemente más ancha en la cima que en la base. Fue inaugurado en 1959, tras 17 años de obras y su forma de caracol desató la polémica entre los que creían que rompía la simetría de ese tramo de la Quinta Avenida - lleno de clásicas casas señoriales con porteros de librea y alfombra cruzando la acera - y los que apostaban por él por considerar que era uno de los pocos edificios que se adaptaban perfectamente a la misión que debía cumplir: albergar colecciones de arte.
Y ese es el gran acierto, además de su estética - admirada hoy de forma generalizada - : lograr uno de los museos más cómodos y mejor planificados del mundo, aunque no responda totalmente a los planos de Wright, ya que, en 1992 se le añadió una torre rectangular, más alta que el espiral original, que generó una fuerte polémica
Después de traspasar su magnífico vestíbulo, los ascensores conducen al último piso y, desde allí, una rampa en forma de caracol, a lo largo de la cual se muestran las exposiciones monográficas, conduce sin ningún esfuerzo ni pérdida hasta la salida.
La colección permanente está compuesta por magníficos cuadros de Van Gogh, Chagall o Kandinsky, y por cuadros de la época azul o cubista de Picasso. Pero el Guggenheim está especializado en exposiciones monográficas, la mayoría muy modernas y que se escapan un poco al concepto tradicional.
En una de las salas del primer piso se puede ver una maqueta del Museo Guggenheim de Bilbao, y otra de lo que hubiera sido el nuevo Guggenheim, junto al río East, si el proyecto no hubiera sido desestimado por falta de fondos .
1071 de la Quinta Avenida, en la esquina con la calle 88.
Es el primero de los museos de Fundación Solomon R. Guggenheim, dedicada al arte moderno, que fue la que lo fundó en 1937 para exhibir arte vanguardista de artistas modernos como Kandinsky y Mondrian y hasta 1959 no tuvo la ubicación actual. Dicen que Solomon pidio a la baronesa Hilla von Rebay que escogiera un arquitecto para la construcción del nuevo edificio y ella eligio a Wright, el arquitecto más famoso del momento, que diseñó una auténtica obra de arte en la Quinta Avenida, aunque no desprovisto de críticas, ya que algunos artistas consideraron que el edificio podría ensombrecer las obras allí expuestas y que sus curvas dificultaban colgar apropiadamente las pinturas. Pero el tiempo ha demostrado que fue todo un hallazgo
Está frente a Central Park, en la esquina con la calle 88, y es inconfundible por su color blanco y por su forma, una especie de cinta blanca enrollada en forma cilíndrica, levemente más ancha en la cima que en la base. Fue inaugurado en 1959, tras 17 años de obras y su forma de caracol desató la polémica entre los que creían que rompía la simetría de ese tramo de la Quinta Avenida - lleno de clásicas casas señoriales con porteros de librea y alfombra cruzando la acera - y los que apostaban por él por considerar que era uno de los pocos edificios que se adaptaban perfectamente a la misión que debía cumplir: albergar colecciones de arte.
Y ese es el gran acierto, además de su estética - admirada hoy de forma generalizada - : lograr uno de los museos más cómodos y mejor planificados del mundo, aunque no responda totalmente a los planos de Wright, ya que, en 1992 se le añadió una torre rectangular, más alta que el espiral original, que generó una fuerte polémica
Después de traspasar su magnífico vestíbulo, los ascensores conducen al último piso y, desde allí, una rampa en forma de caracol, a lo largo de la cual se muestran las exposiciones monográficas, conduce sin ningún esfuerzo ni pérdida hasta la salida.
La colección permanente está compuesta por magníficos cuadros de Van Gogh, Chagall o Kandinsky, y por cuadros de la época azul o cubista de Picasso. Pero el Guggenheim está especializado en exposiciones monográficas, la mayoría muy modernas y que se escapan un poco al concepto tradicional.
En una de las salas del primer piso se puede ver una maqueta del Museo Guggenheim de Bilbao, y otra de lo que hubiera sido el nuevo Guggenheim, junto al río East, si el proyecto no hubiera sido desestimado por falta de fondos .
1071 de la Quinta Avenida, en la esquina con la calle 88.