Prontito fuimos primero al Alcazar de los Reyes Cristianos que no había cola para entrar y apenas gente…aún.
Nos pudimos hacer unas preciosas fotos en todos los rincones en los extensos y preciosos jardines sin apenas gente hasta casi el final de nuestra visita. Y los niños se lo pasaron fenomenal.
Después no pudimos resistirnos a volver a pasar por el patio de los Naranjos.
Fuimos por la Calleja de Las Flores
y andando salimos del centro histórico para llegar a la plaza de las Tendillas, pasamos por las ruinas del templo romano,
Descansamos un momento en un parque y comimos en un Italiano.
Nada más terminar de comer entramos a visitar los Patios del Palacio de Viana una hora larga donde tranquilamente los recorrimos todos entre juegos con los niños que, de nuevo estuvieron muy entretenidos en la encantadora visita.
Por el camino de vuelta pasamos a la iglesia de San Pedro y la Plaza de la Corredera, muy al estilo de la Plaza mayor de Madrid, con su amplitud y soportales. En la plaza estaban celebrando un concurso de disfraces de halloween y preparando una coreografía en base al Thriller.
Nos retiramos al apartotel a descansar un poquito, dar de merendar a los niños y cambiarnos de ropa para ponernos algo más abrigado, ya que iba a anochecer y bajaban las temperaturas, no en vano estamos en noviembre.
Al salir, en la misma entrada de los apartamentos nos encontramos con toda una procesión con su exuberante paso de la Virgen (desde luego en esta escapada no nos íbamos a quedar sin ver nada, aunque no fuera buscado).
Recorrimos la Calleja de las Flores, buscamos la Calleja del Pañuelo que aún no habíamos encontrado
Volvimos viendo la iluminación nocturna de la zona de la catedral.