Tomamos el vuelo de Turkish Airlines que nos lleva desde Barcelona a Yaundé, capital del Camerún, vía Estambul. Nunca había volado hasta ahora con esta compañía y la verdad es que me ha gustado, tanto por el trato recibido, como por la comodidad de los aviones. Asientos amplios y cómodos, eso sí, como ocurre por desgracia bastante a menudo, se pierde una maleta. Por suerte, ya nos avisaron de que procuráramos llevar todas las cosas en una bolsa que pudiéramos subir a la cabina, facturando solo una maleta con aquellos utensilios que no están permitidos subir a bordo, cuchillos, líquidos, etc.

La maleta perdida contenía estos utensilios, pero como vamos varias personas, podremos pasar sin ellos, compartiendo entre todos, los que llevamos en la maleta que si ha llegado. El problema, no es que se haya perdido irremediablemente, la volveremos a encontrar, pero solo cuando regresemos a Yaundé, es imposible hacérnosla llegar a dónde vamos.
En Yaundé, nos esperan los Land Cruiser con los que nos desplazaremos hasta la frontera con la RCA, van a ser cuatro días de ruta (más un par de noches que pasaremos en la reserva del Dja) hasta llegar al rio Sangha, frontera entre Camerún y la RCA. Cuatro días por pistas de selva, trampas de barro, puentes semiderruidos, son algunas de las dificultades que encontraremos de camino, junto con los muy frecuentes “controles policiales o militares”, que no buscan otra cosa que intentar sacarte algún Euro, cosa que gracias al buen hacer de Manu y a su desbordante inventiva, no conseguirán.
Deberemos también esquivar los innumerables camiones cargados con troncos de gigantescos árboles, una muestra del daño irreparable que le estamos haciendo a la selva de la cuenca del Congo, uno de los dos pulmones que le quedan al planeta y que estamos esquilmando a una velocidad que hace temer que en pocos años, tengamos que enfrentarnos a un desastre de consecuencias imprevisibles, a la par que condenaremos a la extinción a un sinfín de plantas, animales y a las tribus Aka, las cuales sin la selva, difícilmente podrán sobrevivir.

Y si por desgracia, llega ese día, en que los aka ya no puedan vivir en su amada selva, podemos empezar a prepararnos, porque nosotros, tampoco llegaremos mucho más allá en el tiempo.
Una vez llegados a Libongo, un pueblo a orillas del rio Sangha, donde deberemos hacer los trámites aduaneros para poder entrar en la RCA, tomaremos una canoa con un fuera borda y durante seis horas remontaremos el rio hasta llegar al Sangha Lodge, o dicho de otra manera, hasta llegar al paraíso, ya explicaré más adelante el porqué de este calificativo.
Aquí, estableceremos una especie de “campo base”, desde el cual, nos acercaremos a ver a los gorilas, iremos hasta Dzanga Bai a ver elefantes y bailaremos con los bantúes que viven en la zona y desde aquí saldremos para encontrar a los Bayaka y adentrarnos con ellos en la selva, regresaremos aquí una vez salgamos de la selva y volveremos a tomar la canoa para regresar hasta Libongo y de allí, esta vez en “matatu” y tren regresaremos a Yaundé, para acercarnos finalmente a Kribi, playa paradisíaca y turística en Camerún, donde veremos las cataratas de la Lobè y pasaremos un par de días de relax, cervezas y mariscadas antes de tomar el vuelo de regreso desde Douala.
Este es resumido, el itinerario que vamos a seguir, a continuación intentare explicar con un poco de detalle, los sitios que vimos, como lo vivimos y espero, hacer mínimamente comprensible, por qué para nosotros, este viaje se ha convertido en una experiencia única y ha supuesto un privilegio poder hacerlo.