ZELL AM SEE 5 AGOSTO
Tras recoger el coche y comer algo nos pusimos en ruta a eso de las 15:30; teníamos que hacer unos 425 km hasta Zell Am See. Hicimos una breve parada para descansar un poquito y llegamos a Zell Am See sobre las 19:15h.
Enseguida nos dimos cuenta que en aquellas latitudes (…y longitudes) se hace de noche algo más pronto que en la Península, diría que del orden de 30 a 45 min antes. Lógicamente, amanece antes y como que no tienen costumbre de poner persianas en las ventanas, las cortinas son insuficientes para tapar la luz. (Así que los sensibles a la luz para dormir que se lleven unos tapa-ojos)
Nos alojamos en la Pensión Andrea***. (Hay que decir que a pesar de llamarse “Pensión…” no tiene la misma connotación que en España). Tres noches en habitación cuádruple 663€.
Pension Andrea
A decir verdad, un establecimiento justito. La habitación tenía una cama de matrimonio y una ruidosa litera. Se aparca fácil y gratis. La cuestión del desayuno es siempre muy personal, hay quien le gusta comer mucho y otros que no. Hombre!, podrían poner alguna cosilla más, por ejemplo algo de bollería/pastas. No soy muy exigente con el desayuno de manera que le daría un aprobado. Desayuno tipo Buffet. Sin embargo con el hotel….creo que no me alojaría otra vez, probaría otra cosa. No todo ha de ser malo, en este hotel te facilitan la Kaprun Card gratis. (Zell Am See se encuentra en la región de Kaprun, de ahí el nombre). Con esta tarjeta obtienes descuentos, accesos directos e incluso entradas gratis a los teleféricos de la zona.
Dejamos las maletas y vamos a dar una vuelta de reconocimiento al pueblo y buscar algún restaurante para cenar. Hay que decir que aparte de Salzburg y Viena, los horarios de comidas son algo tempraneros respecto a España. A partir de las 21:00h ya no hay tantos restaurantes con la cocina abierta (pero los hay).
Al poco de dar unos pasos por Zell Am See, nos sorprendió la cantidad de mujeres vistiendo con Niqab (sólo se le ven los ojos) así como la enorme existencia de turistas procedentes de la zona del Golfo Pérsico.
Las mujeres, todas ellas, ataviadas con sus ropajes habituales y como dije antes en muchísimos casos con Niqab. Se trata de grandes familias adineradas que al parecer desde hace años tienen costumbre de venir por Austria porque durante la guerra del Golfo las familias monárquicas de aquellos países se refugiaron aquí. A pesar de lo habitual de la estampa, no dejó de sorprendernos a cada momento, y nuestra Pensión Andrea no era ajena a esta circunstancia. Ellos mismos se autoexcluyen, no te dirigen la palabra, son absolutamente impermeables a cualquier contacto occidental, si les das los buenos días te responden; pero por no ser en extremo descorteses, ni siquiera una sonrisa que sería lo normal. Es curiosa la manera que tienen de sentarse en las mesas cuando ésta está en el rincón de un local/ jardín, nadie se sienta dando la espalda al local. Todos se sientan de cara, (haciendo una “L”) aunque ello conlleve que ocho personas se sienten donde lo harían cuatro quedándose alguna(s) de ellas fuera de la mesa. En el centro de Zell Am See la oferta de Restaurantes es algo escasa para la cantidad de turismo que hay, sin embargo estos musulmanes no tienen problemas, en una mesa cuadrada de 70x70cm se puede sentar una familia entera, eso sí, los hombres se sientan primero y si no hay mas sillas las mujeres permanecen de pie hasta que aparece alguna silla.
Finalmente pudimos comprobar también que la afluencia de estos turistas se extiende en toda la zona Alpina de Austria y en menor medida a Viena. Dejamos el tema ya.
Zell Am See tiene un pequeño centro peatonal y un lago muy bonito donde pasear y hacer actividades. (con la Kaprun Card puedes dar una vuelta por el lago gratis), también puedes bañarte. Se alquilan bicicletas por todas partes para dar paseos.
Hoy nos habíamos despertado a las 6:30 y después de cenar ya estábamos un poco cansados, al día siguiente nos esperaba la carretera del Grossglockner.
Al llegar al hotel salí a la terraza y el espectacular cielo me dejó embelesado. Se veían con claridad centenares de estrellas, era impresionante. La Osa Mayor brillaba con protagonismo y dedique un buen rato a tomarle fotografías.
Para dormir lo hicimos con las ventanas cerradas, y “mis mariposas” se taparon con el Nórdico.