Repetimos el mismo esquema del día anterior: 7.30Am arriba y a las 8 entrando al comedor en cuanto empezaba el desayuno

La primera parada era Cala Varqués. Al igual que en Caló des Moro, aquí la recomendación también es llegar pronto, más que nada por el tema del aparcamiento (porque la cala en sí es bastante más grande que la del plato fuerte del día anterior). Es importante remarcar que está prohibido aparcar en el camino que lleva a la cala (y que se recorre en unos 15 minutos andando) y así lo indican las correspondientes señales. Nosotros llegamos sobre las 9:15 y aparcamos en un lugar habilitado a tal efecto y que queda detrás de una curva a izquierdas nada más pasar el camino a la cala si vamos de Portocolom hacia el Norte.
De ahí al comienzo del camino que lleva a la cala hay 5 minutos a pie, luego unos 15 recorriendo todo el camino y luego otros casi 10 por una zona con vegetación. Total, que dura un ratillo alcanzar la cala (por favor, llevad calzado acorde... Se me abren las carnes cuando veo a la gente con chanclas jugándose los tobillos entre pedrisco y pedrisco). Una vez llegamos, el efecto, al menos para mí, no fue el mismo que en Caló des Moro (cómo me marcó esa cala, hay que ver


Total, que llegamos a la cala, buscamos la zona donde la gente llevaba menos ropa y nos colocamos allí para permitir que el sol acariciara zonas del cuerpo que normalmente están cubiertas



Cuando llevábamos 10 minutos caminando suponiendo que habría alguna cala cercana (además en los mapas del gps así parecía), nos encontramos con dos parejas alemanas. Mi chico habla alemán, así que ahí estuvo un rato hablando con ellos (por mi aspecto doy el pego como alemana y también hablaban conmigo pero ya les dije que a mí inglés, sí; alemán, como que no





Como nos parecía una locura caminar hasta la siguiente cala, volvimos sobre nuestros pasos y llegamos de nuevo a Cala Varqués para pensar cuál sería la siguiente parada: Cala Petita fue el lugar que escogimos para comer, así que echamos a andar hacia el coche (casi 30 minutos bajo un sol de justicia) y pudimos ver que todos los valientes que se habían arriesgado a aparcar en el camino a Varqués habían recibido una multa en sus parabrisas

A las 2pm llegamos a Cala Petita (tras saltar un muro y sortear un laberinto de senderos… Está gracioso el camino para alcanzar la cala). Nos gustó mucho. Y eso que la orilla estaba algo sucia (es lo que puede ocurrir en calas menos turísticas y más escondidas). De nuevo, era un lugar en el que se respiraba la calma. Y de nuevo, era hora de bañarse sin mojar el bañador. En total, éramos 13 personas allí. Una maravilla


Comimos nuestros sándwiches tranquilamente y descansamos un rato. Tocaba decidir los siguientes pasos. Queríamos ir a una de las muchas cuevas que hay en Mallorca. ¿Las del Drach? Parecían demasiado turísticas y además ya las habíamos dejado atrás en la ruta. Las de Artá sonaban como mejor opción. Cierran a las 6pm y nuestra idea era entrar a las 5pm, así que emprendimos el camino.
Llegamos con tiempo de sobra, pagamos los 14 euros requeridos por cabeza, estuvimos haciendo la ruta de 40 minutos por la cueva y comprobamos que era una turistada que nos podíamos haber evitado sin ningún problema

Eran cerca de las 6pm y aún podíamos estirar algo el día y visitar alguna playa más, así que nos fuimos algo más al norte en dirección a Cala Moltó. Para llegar a esa cala se puede aparcar en un párking de pago (ignoro el coste) o bien tirar hasta Cala Agulla y aparcar cerca del hotel S’Entrador. Es lo que hicimos, ya que, además de evitar un párking, así podíamos ver Cala Agulla (hay que atravesarla por completo para llegar a Moltó).
Cala Agulla es más bien una playa (no una cala como tal) muy turística, con todo tipo de servicios y cerca de complejos hoteleros, con lo que quien busque tranquilidad, no es su lugar. Sí hay que decir que el agua estaba muy limpia


Cala Moltó está pegada a la anterior pero lo suficientemente escondida como para que no vaya tanta gente y sea más auténtica. Nos gustó mucho y nos dimos un buen baño


Eran algo más de las 8pm cuando emprendimos el camino de vuelta. Teníamos 1 hora de carretera hasta el hotel y no queríamos encontrarnos los restaurantes cerrados para cenar (ya se sabe: el horario centroeuropeo no es el nuestro). De hecho, llamamos al restaurante Florian, donde intentamos comer el primer día, y nos dijeron que cerraban la cocina a las 22.30. Total, que nos dio tiempo a llegar, ducharnos, ponernos decentes y cenar un par de platillos y unas ricas cervezas por un total de 47 eur.
Si el día anterior había sido completo, ¡éste no se había quedado manco!

