Esta vez nos levantamos sin prisas. Desayunamos y directamente nos fuimos a disfrutar de las tumbonas y hamacas que había en el jardín del hotel.
La playa es buena, pero sinceramente, si volviera, escogería otra para pasar unos días, como Tricomalee, que además según la época del año puedes ver ballenas, Mirissa o Undawatuna.
Comimos también en el hotel porque en los alrededores no hay nada. A eso de las 16:30 salimos para Colombo y por el camino vimos una puesta de sol espectacular.
Dayan paró un momento en la carretera, salió, se puso frente a un pequeño templo, juntó las manos y rezó unos minutos. No era la primera vez que lo hacía, pero me producía mucha ternura, me encanta la espiritualidad de la gente y la paz que se respira por todo el país.
Sobre las 18:00 llegamos a Colombo, no paramos pero Dayan nos dio una vuelta por la ciudad para que viéramos lo más importante y después continuamos a Negombo.
Nos registramos en el hotel Paradise Beach Hotel, no estaba mal, nada especial pero como era solo para una noche buscamos algo económico.
Dimos una vuelta por Negombo y compramos té (lo venden a granel y es mucho más barato que en la fábrica donde estuvimos), y recuerdos para llevar a la familia.
Después cenamos con Dayan, intercambiamos fotos y nos fuimos a descansar un rato porque enseguida teníamos que salir para el aeropuerto.