Era nuestro último día en la casa, y llovía y paraba a partes iguales, así que empezamos a recoger todo y cuando vimos que despejaba un poco más nos acercamos a la entrada de Beatenberg para hacer el sendero de San Beato o el
BEATUSWEG
Parte del barrio de Waldegg (concretamente en el hotel Regina) y termina en el centro del pueblo. Es un sendero gratuito de 4km en el que hay varias estaciones donde se narra la leyenda de San Beato, que en su día fue caballero y libró a Beatenberg de un terrible dragón.
Es un sendero muy sencillo, en la oficina de turismo podréis adquirir el mapa de la ruta. Aunque nos costó un poco encontrar el inicio, ya que solo hay un pequeño cartel que lo indica, cerca de un gran parking.
Podréis encontrar un castillo (ya que San Beato fue caballero), menhires, un barco, todo preparado para los más pequeños, como siempre...y además amenizado con zonas para estirar los músculos durante el trayecto (que por cierto, le vino fenomenal a mi peque). Y las vistas son una pasada, aunque por desgracia estuvo nublado la mayor parte del tiempo, pero la lluvia nos respetó. Hay merenderos, zonas para barbacoas, baños, e incluso vimos algunas ardillas.
Apenas nos cruzamos con un par de familias. La verdad es que para ser gratis en Suiza es totalmente aconsejable...
Os dejo algunas fotos
La parte final transcurre cuesta abajo, a través de un bosque, donde nos cruzamos con algunas ardillas, intuyendo desde las alturas un parque infantil como meta. Justo el tiempo parecía que despejaba un poco, así que nos iba a dejar disfrutar de la última parte del sendero.
Como traca final nos esperaba el parque que veíamos desde arriba, con cama elástica, casitas, arenero con juguetes y toldos, una pequeña cabina de teleférico, rocódromo, toboganes para grandes y pequeños, y la joya de la corona: una gran superficie de goma que se hinchaba al pulsar un botón y hacía las veces de cama elástica pero a lo bestia. Aquí pasamos el mejor rato, casi nos morimos de risa; vale para mayores y para niños, solo hay que descalzarse y empieza la diversión porque al saltar un adulto mueve a todos los de alrededor y todavía me río a carcajadas al recordarlo.
Además nos acompañaban unas gallinas que campaban a sus anchas; también había merenderos y barbacoas.
Nos fuimos a casa a comer y de nuevo volvió la lluvia, así que cuando pudimos volver a salir eran cerca de las 5 de la tarde.
El siguiente lugar elegido para visitar era el
HEIMWEHFLUH, en Interlaken. Cada año veíamos la subida en funicular y el anuncio de un parque de atracciones arriba del todo, y nunca nos habíamos decidido a visitarlo; y como la tarde seguía amenazando lluvia y era un sitio cercano nos dirigimos a él.
Debe ser de las pocas visitas que NO recomendaré en Suiza. Accedimos con la furgo por una pequeña carretera que discurre al lado del funicular. Cruzamos un parque de aventura en los árboles lleno de adolescentes y finalmente aparcamos donde indicaba que después se accedía a pie.
En 5 minutos estábamos arriba, y el espectáculo fue desolador...algunos seguramente lo llamarían parque de atracciones vintage, pero realmente aquello es de "Cuéntame", atracciones viejas, antiguas, mal conservadas e incluso me aventuraría a decir que inseguras. Eran las 6 menos diez y ya no nos dejaron subir al rodelbahn (el horario era hasta las 6 según los carteles).
Había una especie de torre alta, así que subimos esperando unas vistas que compensaran la mala impresión anterior...y nada más lejos de la realidad...se ven los tejados de Interlaken y grúas, muchas grúas, así que por las vistas tampoco merece la pena la subida, y más si vienes de despertarte cada día en Beatenberg con el lago de Thun a tus pies, como es nuestro caso.
Tiene restaurante con una gran terraza, pero estaba desierto, así que emprendimos el regreso a Interlaken orgullosos de no haber pagado los 23 francos que cuesta subir en el funicular a cada adulto.
Tras semejante decepción nos fuimos a una bodega cercana donde cada año hacemos provisión de cervezas suiza de todo tipo para regalar y para degustar durante el año, y que además de la gran variedad que tiene es bastante asequible.
Se trata de Waldeggkeller Getränkemarkt, en Rugenparkstrasse 24.
Y de ahí nos fuimos al centro de Interlaken, a pasear por la zona del casino, las tiendas,...y solo estuvimos una media hora porque empezó a granizar con tal fuerza que volvimos a casa a preparar las maletas y recoger la casa, era nuestra última noche en Beatenberg.