Salimos pronto hacia La Junquera, paramos a la altura de Roses a repostar y cruzamos la frontera pronto. Salvo alguna pequeña retención, llegamos a la hora prevista a nuestro destino, algo importante porque en las autopistas francesas te puedes encontrar cualquier cosa. De hecho el carril contrario al nuestro tenía kilómetros y kilómetros de retención.
Una de las ventajas que te da el viajar con una camper es que tienes asegurados dos servicios básicos en todo viaje: transporte y alojamiento. Con estas dos cosas resueltas solo te queda conducir y conducir hasta que decidas parar, buscar un área en la que puedas pernoctar y descansar.
Así que, así configuramos la etapa de hoy: visitaríamos en primer lugar el Museo Haribo, que se encuentra en Uzés y no nos desvía demasiado de la ruta. Y después, lo dicho, conducir hasta que nos apetezca dormir. Si que teníamos claro que nos queríamos acercar lo máximo posible a la frontera con Suiza, el tiempo daba muy bueno los siguientes dos días y queríamos aprovecharlos.
En 4 horas llegábamos a la zona del Pont Du Gard, donde comimos unos bocatas que traíamos hechos, en un merendero y continuamos hasta el MUSEO HARIBO. Viene muy bien indicado, no tiene pérdida.
Durante el mes de julio el museo abre los 7 días de la semana, de 9 a 19 horas. Pagamos 7 euros cada adulto y 4,5 Hugo.
Tiene un parking inmenso y gratuíto, en el que tienen instalados hinchables y diversas atracciones para las cuales te dan un descuento con la entrada al museo. Nosotros no visitamos esta zona porque no había ni una sombra y rondábamos los 36 grados, los hinchables tenían pinta de estar calentitos calentitos.
Con las entradas también te dan unas monedas de metal que durante la visita insertas en las máquinas de envasado de los dulces y te dan pequeños paquetitos.
Está curioso y entretenido para los peques, pero es una visita rápida, en una hora o dos has terminado.
Te explican el proceso de producción, envasado y etiquetado y haces un recorrido por la historia de Haribo, todo ello amenizado con algunos entretenimientos interactivos para los peques y pasatiempos manipulativos. También hay trajes confeccionados con chuches como las que os pongo más abajo. Hugo disfrutó la verdad.
Por último y si lo deseas, puedes visitar la tienda Haribo donde siempre picas algo y más yendo con niños golosos, claro está. Y a la hora de pagar, en caja también te obsequian con alguna bolsita más de chuches.
Total que a lo tonto a lo tonto salimos de allí con una bolsa llena de paquetitos de ositos, mentolines, fresitas,...azúcar para lo que nos queda de año.
Apenas tengo fotos en las que no salgamos.



Volvimos a reiniciar el viaje, hicimos un par de paradas para contemplar los campos de lavanda un año más...qué maravilla, huele desde la autopista!
En un principio íbamos a pernoctar en un área para autocaravanas que hay en Annecy, pero ya era última hora de la tarde y tenía pocas plazas, así que para no correr el riesgo de tener que darnos la vuelta, cenamos en un Mc Donalds de Seynod que ya conocíamos de otros años, repostamos y continuamos hasta Douvaine, donde dormimos.
Este área gratuita dispone de agua y luz (para aquellos que la necesiten) y aseos.
Aunque cuando ya teníamos la cama subida y todo organizado, fuimos al baño y descubrimos que estaba la puerta estropeada y no abría....Además el área está en pleno casco urbano y era muy ruidosa. Pero bueno, eran ya las 11 de la noche y llevábamos todo el día en carretera, así que para dormir unas horas fue suficiente.