Continuando con nuestra aventura en Cuba, llegamos al nuevo destino de nuestra ruta: Morón. Después de un largo viaje, llegamos a la casa de Mirtha Carballo alrededor del mediodía. Al principio, nuestra intención era quedarnos solo una noche, pero nos gustó tanto el lugar que decidimos ampliar nuestra estancia.
Durante nuestra estadía en la casa de Mirtha, disfrutamos de la hospitalidad de la familia y de su excelente servicio. Sin duda, puedo decir que fue la mejor casa en la que nos alojamos durante todo nuestro viaje en Cuba. Además, tuvimos la oportunidad de degustar la auténtica comida cubana, que estaba deliciosa.
Tuvimos la suerte de tener la posibilidad de cenar en la casa de Mirtha durante las dos noches que estuvimos allí. La cena fue simplemente espectacular y pudimos probar algunos de los platos más típicos de la cocina cubana.
En resumen, recomiendo encarecidamente la casa de Mirtha Carballo a cualquier viajero que desee tener una experiencia única y auténtica durante su visita a Morón.
Después de dejar nuestro equipaje en Casa de Mirtha Carballo, nos dimos cuenta de que teníamos mucha hambre. Así que, sin pensarlo dos veces, nos pusimos nuestros trajes de baño y nos dirigimos hacia los Cayos sin tener muy claro a dónde ir. Teniendo en cuenta que nos esperaba un viaje de 95 km desde Morón hasta los cayos, queríamos encontrar la playa más cercana posible después de atravesar el Terraplén, ya que estábamos agotados.
Mirtha nos recomendó que fuéramos a Playa Flamingo en Cayo Coco, ya que es la playa más frecuentada por los cubanos. También nos mencionó que encontraba "Playa Pilar", que forma parte de "Cayo Guillermo", más exótica y hermosa que todas las demás playas de los cayos.
Siguiendo su consejo, nos dirigimos hacia allí y pagamos el peaje correspondiente por cruzar el Terraplén que une los cayos con la isla principal, el cual tiene más de 20 km de largo. Finalmente, llegamos a Playa Flamingo.
Aquella playa nos brindó una perspectiva auténtica de Cuba. Además, nos alegró ver que no tuvimos que pagar nada por estacionar el coche en un aparcamiento privado, por usar las hamacas de la playa o por el parasol. La comida en el lugar era asequible y nuestra factura solo ascendió a unos 10 CUCS por un plato cada uno, tres cervezas, agua y cafés.
Mientras estábamos allí, notamos que muchos jóvenes llevaban sus grandes altavoces portátiles y los ponían a todo volumen para disfrutar de la música reguetón.
Alrededor de las 16:00 horas, nos despedimos de la playa y decidimos visitar Playa Pilar, que Mirtha nos había recomendado como la playa más hermosa de todos los cayos. Al llegar, estuvimos caminando por Playa Pilar hasta el atardecer, disfrutando de la impresionante belleza natural de la playa.
Esa noche, tuvimos la oportunidad de cenar en Casa de Mirtha, y quedamos encantados con los manjares que preparó con tanto esmero. Fue una cena memorable y deliciosa.
Después de disfrutar de una cena deliciosa en Casa de Mirtha, dimos un paseo por las calles de Morón. A pesar de ser una ciudad cubana, no encontramos nada en particular que destacara. Encontramos a mucha gente en la calle, buscando puntos de acceso público al wifi de Etecsa para conectarse con sus teléfonos móviles. También vimos a muchos jóvenes charlando y disfrutando de la noche. Nos dimos cuenta de que éramos uno de los pocos turistas que salían de los complejos turísticos "Todo Incluido" de los Cayos para explorar la ciudad. Algunos de los locales nos miraban con sorpresa, probablemente preguntándose si estábamos perdidos.
Al día siguiente, nos dirigimos a Playa Pilar con muchas expectativas.