El plan para hoy consiste en ir en bici hasta la playa de Anakena, la más representativa de la isla. El camino consiste en una carretera interior, con pendiente continua hacia arriba y rodeada del característico paisaje volcánico y sin apenas vegetación de la isla. Justo antes de la llegada a la playa, una vertiginosa bajada nos devuelve al nivel del mar. La playa posee un encanto paradisiaco y cuenta con un Ahu así como diversos senderos para caminar por los alrededores. Me quedo unas tres horas nadando y paseando por el lugar antes de comer algo en el pequeño chiringuito.
Retomo el camino, siguiendo la línea de la costa hasta llegar a la playa de Ovahe. Para la vuelta, podría optar entre volver por el camino de ida, más corto pero con la empinada cuesta de salida de Anakena, o seguir adelante, bordeando el volcán Poike, el segundo más alto de la isla con 370 m, hasta encontrarme con la carretera de la costa que recorrí el día anterior, Me decanto por esta segunda opción, puesto que tenía tiempo y quería volver a ver la cantera y el Ahu Tongariki que me maravillaron el día anterior.
Por la tarde, acudo a la playa de Hanga Roa a ver el atardecer. Ceno algo en un restaurante alejado de la costa y frecuentado por locales, significativamente, más económico que los orientados a turistas.