Teníamos muchas ganas de ver esta playa, pero habíamos leído mucho sobre el difícil acceso y no sabíamos si con un niño seriamos capaces o por el contrario sería mala idea.
Estuve buscando información para ver la experiencia con niños, pero no la encontré. Así que nos aventuramos una vez más.
Existen dos posibles rutas, una por la playa (por lo visto más fácil según nos dijo una persona que nos encontramos en el camino ya de vuelta) y otra que sale de una calle cerca de los hoteles a mano izquierda si miras hacia el mar. Dejamos allí el coche en un aparcamiento en el que no había nadie para cobrarte, no sé si será de pago o no.
Una vez más recomiendo ir pronto y con zapato adecuado. Porque cuando bajamos volvimos a ver a muchos con chanclas.
La playa está detrás de una colina, lo que significa que subes y luego bajas, y el camino lo haces a la inversa a la vuelta. Suena absurdo pero esto se traduce en que el esfuerzo es igual de grande para la ida que para la vuelta (cuando estas mojado, cansado, y te da el sol en pleno apogeo).
La ruta con mi hijo duró unos 40 minutos. Y no nos adelantó mucha gente (ninguno que llevara chanclas claro)porque llevábamos buen ritmo, es una ruta durilla, al menos con un niño de 3 años, tenerlo en cuenta porque hay que echarle muchas ganas. Nosotros la disfrutamos pero hubo que entretenerle un poco con juegos porque las subidas son desafiantes. Se puede hacer y si en vez de 3 años tiene alguno más todavía mejor.
En la parte de arriba, antes de bajar, puedes disfrutar de unas vistas espectaculares, aunque no paramos mucho porque no queriamos perder el ritmo y darle oportunidad a mi enano de empezar a quejarse o decir que estaba cansado.
Se portó de maravilla, tanto a la ida como a la vuelta y mereció la pena.
La playa tiene un bar que pone mojitos!!!!
Una vez allí la arena quemaba mucho y nos pusimos pegados a unas piedras, unos alemanes que vieron al niño y se marchaban ya nos regalaron su sombrilla, que majos!!!
Pasamos unas cuantas horas por allí disfrutando del mar y la tranquilidad.
Pero queríamos volver para comer en Matala y a eso de la 13.30 empezamos la vuelta.
Agotados y acalorados llegamos al pueblo directamente a comer y a por una cerveza fría. Comimos en Sirtaki y desde luego es para repetir. Aunque todo lo bien que se portó en la ruta se portó de mal en el restaurante de lo agotado que estaba.
Comimos rápido y al apartamento a dormir una merecida siesta de 3 horas!! La de mi hijo claro Ja, ja, ja. Ya os dije que a los apartamentos les sacábamos partido. Este en concreto con el patio dio mucho juego para pasar ratitos entretenido.
Una vez despejados de la gran dormilona nos fuimos a ver el pueblo de Agia Galini, un pueblito precioso a unos 40 minutos. En realidad yo busqué aquí apartamento pero no encontré nada y por eso tuve que reservar en Matala, aunque me alegro.
Aparcamos en el puerto y nos dimos un paseo muy agradable. Después cenamos en una pizzería en la zona de la playa, elegimos una mesa situada en la arena, éramos lo únicos que cenaban en esa parte, y es que así teníamos a nuestro hijo entretenido jugando. Una vez más te tienes que adaptar para que todo el mundo disfrute de la estancia.
Después paseamos por sus callecitas peatonales y descubrimos sus tiendas de artesanía.
Volvimos al apartamento y ya tocaba otra vez dormir. Los días son intensos por mucha siesta que se haga de por medio.