Acabo de pasar un fin de semana en temporada baja. La idea era una escapada en grupo de amigos.
El programa fue:
SÁBADO
-Visita al
Museo del Chocolate Valor. Gratuita pero requiere reserva. Garantizada con tarjeta además, la de chascos que se habrán llevado con la peña que ocupa plazas y no se presenta. Interesante y vistosa. Ya la conocía y veo que siguen añadiendo cosas. Ha sido curioso saber que la Vila se convirtió en potencia chocolatera a raíz de los viajes de sus pescadores a faenar en Guinea Ecuatorial y a las habas de cacao que empezaron a traer de regreso. Luego, está la visión las gentes de estas tierras industriosas para sacar partido de lo que se ponga a mano, sea chocolate, turrón, alfombras, juguetes o calzado. Toda la importante producción de Chocolates Valor se realiza aquí, generando empleo y fama para la población.
El paso por la tienda es la apoteosis para los chocolateros (como decía un conocido mío, a nueve de cada diez personas le gusta el chocolate; la décima miente
).
Aunque Valor tuvo el
idem de dar el salto internacional, hay otras fábricas de chocolate que pueden visitarse: Clavileño y Chocolates Pérez, en particular.
-
Almuerzo: Nos apartamos de la avenida y elegimos un bar de barrio -Bocado de Luxe en C/ Relleu- con las consecuencias de ser muy bien tratados. Muy ricas las croquetas de morcilla con trocitos de avellana y el escombro (calamarcitos finamente rebozados). La tarta de turrón, en cambio, la encontré normalita, para estar en provincia turronera por excelencia.
-Perdernos en el laberinto de
casas coloridas de la Vila antigua, presidido por la
Iglesia de la Asunción.
-Paseo por el frente de mar, con un bonito atardecer desde la
Playa del Varadero.
-Paseo por el ensanche urbano, incluyendo la coqueta
Calle de Colón con los edificios notables del
Vilamuseu -antiguas escuelas- y el
Chalet de Centella, que alberga actualmente la oficina de turismo. Contunuamos a la casa-museo de la
Barbera dels Aragonés cuyo horario restringido complica la visita. No obstante, nos gustó verla por fuera y la iluminan de noche.
-Un chocolate, cómo no. La choclatería Valor de la Avenida del País Valenciano estaba a tope. La oportunidad nos llegó en
Chocolates Pérez, en el bonito rincón que forma el
carrer Arsenal. Nos lo sirvieron en el contiguo restaurante Som de mar, ya que la tarde-noche no estaba para terrazas. Muy rico el chocolate, aunque los churros no estuvieron a la altura.
-Un descanso y salimos para una cena ligera. El
Café Mercantil de calle Colón, con su ambiente cálido y su oferta de platillos elaborados para acompañar la cerveza, cunplió a la perfección.
DOMINGO
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Torre de San Josep, antiguo mausoleo romano. Ya la conocía de tiempo atrás y me alegra que haya sido restaurada y ajardinado el espacio de alrrededor. En cambio, verla achicarse, cercada de nuevas construcciones es chocante. En esto creo que se equivocan los vileros y se hurtan y hurtan a las futuras generaciones el paisaje.
-Allí mismo empieza el
Sendero de la Costa, todo un balcón a un segmento litoral inesperadamente salvaje entre Villajoyosa y Benidorm. Bonitas vistas que abarcan desde
L'Illa de Benidorm hasta El Campello, la Playa de San Juan y el Cabo de las Huertas, con el Castillo de Santa Bárbara destacándose en el horizonte. A nuestros pies, bonitas calas como el Racó del Conil -No sé si fue buena idea hacerle llegar el asfalto y plantarle un aparcamiento más grande que las propia cala- y, por encima de nosotros, la Torre del Aguiló, pieza importante del sistema defensivo frente a las incursiones de la piratería en la marina Baja.
La excursión nos llevó unas tres horas, ida y vuelta, por sendero bien acondicionado. Hay numerosas variantes para hacer más entretenido el regreso. Gratis, sano, vistoso...lo recomiendo mucho.
Última edición por Lecrín el Mar, 24-01-2023 21:54, editado 1 vez