Bournemouth es una ciudad que, en si misma, no tiene mucho que ofrecer, pero es un buen punto de partida para varias excursiones chulas. En la ciudad, es interesante darse un paseo por el centro, recorriendo las calles aledañas a la Square, grabadas con frases y citas de J.R.R. Tolkien, el autor de "El Señor de los Anillos", pues es donde veraneaba el escritor. Pero, sin duda, lo que más vale la pena es la playa de Bournemouth, llena de piedrecitas y conchas marinas, vigiladas por multitud de casitas de colores. Un sitio ideal para un agradable paseo.
Desde Bournemouth, podemos visitar la Reserva Natural de Studland y Godlingston, a 40 minutos en coche o transporte público (la linea 50, amarilla, gestionada por
www.morebus.co.uk/). Para ello, hay que cruzar el estrecho que separa las dos costas con un ferry (aquí toda la info:
www.sandbanksferry.co.uk/ ...etable.php ). La reserva natural de Studland está constituida por unas marismas de negras aguas y árboles enroscados cubiertos de musgo y líquenes, con impresionantes vistas al archipiélago de islas de la bahía de Poole. En esta reserva, habitan distintas especies de aves y podemos observar ciervos pastando. Recomiendo llevar botas de agua, porque muchos de sus caminos se inundan frecuentemente. Además, es la antesala para visitar los impresionantes blancos acantilados de Old Harry Rocks. Un sitio muy recomendable para recorrer con tranquilidad y dejarse enamorar por el ruido de las olas del mar, por los vuelos de las aves, el frescor de la hierba y el espectacular atardecer.
A Bournemouth se puede llegar facilmente desde distintos puntos del Reino Unido, con bus o tren.