Recién llegada de San Petersburgo, os cuento mi experiencia con el transporte público.
Compramos la Podorozhnik en vez de recargándola por trayectos, por días. Nos salía más barato que hacerlo por recargas ya que íbamos a usar el metro para ir a mercadillos más alejados y a visitar una iglesia de las afueras, y pasando de estar contando los viajes que íbamos a necesitar. La de dos días con viajes ilimitados cuesta 225 rub, y ya sólo 10 viajes (hemos hecho más) serían 360 (cada viaje con esa tarjeta cuesta 36 rub). Por la tarjeta cobran 60 rub.
En las taquillas ni dios habla inglés y las taquilleras no son muy espabiladas que digamos, no como en Moscú (luego dicen que la más turística es San Petersburgo, pero deben ir con guías o algo, si no no lo entiendo
) y le costó dios y ayuda entender lo que queríamos, y eso que llevaba escrito en un papel, en ruso, 2 días (lo vi en la misma estación el día anterior). Se puede pagar con tarjeta de crédito sin problema.
El día que nos marchamos, la tarjeta ya había caducado por unas horas, así que nos la recargaron con dos viajes (36 rub cada uno) y una maleta (45 rub). Allí no perdonan, no como, de nuevo en Moscú. Las normas dicen que se paga por equipaje voluminoso de 120cm, en Moscú jamás he pagado por ninguna maleta (y he ido con la grande igual que aquí); pero aquí les gusta más el dinero que a un tonto una tiza. Ponte a discutir con alguien que no habla más que ruso que la maleta no llega a 75cm y que menudo morro tienen, y por la miseria que son 45 rub pues pasas. Pero vamos, maleta a maleta sacan un pico.
Llegamos a Moskosvkaya, la estación donde se coge el bus al aeropuerto, y voy a devolver las tarjetas. Dos instancias tuve que echar.
No es coña, es así como suena. Primero la taquillera no sabía lo que quería, por más que le decía "refund". Llama a otra que entendía algo de inglés y ve la luz. Me dice que ok, que espere cinco minutos. Veo que le dice a la gente que había detrás de mí que se cambien de cola. Yo flipaba, pero nadie le hace caso. Pues flipo más cuando veo que se va, y vuelve con dos modelos de solicitud. Me pide el pasaporte ¿?¿?¿?¿, se lo doy, y se tira laaaaargos minutos rellenando los dos papeles. Y eso que el visado está en ruso, que se supone que lo entiende, y los números son universales. Pues tres días para escribir los putos números del pasaporte. Luego me da las hojas para que las firme. Yo con un mosqueo del quince, y la gente de la cola en vez de irse a otra taquilla, ahí siguen detrás con cara de pocos amigos. Ya me da la risa y me pongo a hablar con la chica que tengo detrás que sabe algo de inglés; le digo que es alucinante para devolver dos putas tarjetas, para sólo 120 rub, la que están armando. La vida nos dio que nos fuimos pronto al aeropuerto porque ya estábamos aburridos de estar dando vueltas por la ciudad sin sentido porque mucho más no podíamos hacer.
Así que aviso a navegantes: si queréis devolver las tarjetas al iros, id con tiempo ya que la burocracia rusa llega hasta ahí. A punto estuve de decirle que daba igual, que me las quedaba de recuerdo...
En teoría, según pone en las taquillas (si no entendéis cirílico tururú, vais listos), en la propia tarjeta, y según los de la oficina de turismo, valen para los tranvías, trolebuses y autobuses. Pero a nosotros para el bus que tuvimos que coger para ir a la iglesia de la Intersección (una preciosidad) no nos valían, quizá porque igual sale de los límites de la ciudad y ya no es urbano...sin embargo, para el que va al aeropuerto sí vale. Por mucho que le insistimos a la cobradora (ni papa de inglés, cómo no), ella que no y que no y que a pagar 40 rub por billete. Eso sí, la buena mujer muy simpática y sonriente, nos indicó donde bajarnos tanto a la ida como a la vuelta.
Para ir al aeropuerto, pillamos el bus 39E (va directo sin paradas) ya que estaba justo en la parada según salimos del metro, mira que suerte, y, por supuesto, nos hacen pagar otros 40 rub por la maleta "grande". Qué ciudad...