Saltarin01
Silver Traveller
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CRONICA DE UN VIAJE IMPROVISADO AL CARIBE –MSC OPERA del 7 al 14 de enero-
Todos queríamos viajar y pasarlo bien, éramos independientes, de los que van a su bola, no queríamos excursiones de borreguito con el barco (donde nada ves y te despluman), queríamos vivir el Caribe y el crucero, ir relajados, reir, comer, beber y ordeñar al máximo la experiencia.
Vasc@s, madrileñ@s y mancheg@s, valencian@s y alicantin@s, castellan@s viej@s, andaluces, 1 catalana, y hasta algún cartagener@ que el destino nos unió en el grupo que “correplayas” se curró. Menuda mezcla, nunca debería haber salido bien.
Habíamos quedado para una excursión en Jamaica y sabíamos que el contacto era Tony y llevaba un gorro rojo, “… a la derecha todo recto a final en la primera puerta estaría él”. Parecía “Espartaco”: Tony, Tony, Tony … y todos los taxistas jamaicanos respondían al unísono “YO SOY TONY”, uno de ellos hasta nos siguió 500 mts repitiendo “Yo soy Tony”, pero ninguno se documentaba. Al final dimos con uno que llevaba la identificación de Tony.
Sobre como conocernos los del grupo... “nos veremos en el aeropuerto” y dimos unas claves:
-Si veis un canoso, con un cortavientos negro, pantalón vaquero y una mochila roja... Puedo ser yo (Luis)
-Ambos llevaremos mochila ... Mike una negra y yo una celeste ... Mi chico tiene barba
-Yo moreno y pelo negro, ojos claros, impermeable blanco-beige y tirando de mi mujer.
El resto del grupo ni siquiera tuvo que dar pistas.
Y llegamos a Barajas, 2-3 horas de espera para facturar el equipaje, de pié, en fila india, vi a 2 mochileros y bingo –vanesuckyy- nos dimos el teléfono. Embarcamos y a los 10’ de estar en el aire mis vecinos de vuelo ya estaban presentándose “ha puesto su equipaje en mi sitio y ha metido un jersey en el sitio de las maletas”, “perdone pero en mi sitio meto lo que quiero”….. (¡Dios! Pensé –seguro que somos del grupo de “Tony”). Yo miraba a todo el mundo, pero las mochilas estaban en cualquier compartimento y todos eran canosos y con vaqueros.
10 horas y media de vuelo se hacen pesaditas, salimos a las 1530h de Barajas y llegamos a 1900h, hora local, al aeropuerto de La Habana.
Empezamos otra vez con las colas. Veo una mochila roja y una chupa negra y …. ¡fracaso total!. Vuelvo a mi fila y “¿Cariño, era correplayas…?”. Pero a veces la suerte va y se pone de tu parte. Suena una voz, justo detrás “¡correplayas soy yo! …. Y vamos además con esta pareja”. Pues yo “saltarín”, y el de delante dice “yo soy kytopas” y empezamos a recopilar teléfonos. Yo tengo también el de otra pareja, total que ya somos 10. Pasamos el control de pasaporte (mire a la cámara, no sonría y foto que te crió) y hacemos otra cola. ¿Qué sabeis de Rafa J?, …. ¿Rafa J soy yo? … pues nosotros somos David y Maria –dice otra pareja-, y no sé como también apareció “pariyoli83”. Total: … en menos de 5 minutos … estábamos identificados.
¡Y aparecieron los franceses … por la puerta de los pasaportes!, colándose unos 50 descaradamente y consintiéndolo los que hacían cola. Me indigné y pregunté al de “delante” ¿por qué permites que se cuelen?, ¿y qué voy a hacer?, ¡ahora verás… !, Cogí mi maleta y me puse el primero de la cola por delante del grupo de los franchutis:”bla, bla, bla, Monsieur”; “a la put… cola francés, que os habéis colado” y con el dedico les indiqué el camino, pusieron cara de gilip.. Pero me dio igual, a mí y a los que habían hecho bien la cola, que por lo visto me siguieron.
Pasé mi control de aduanas y el policía cubano me dice “perdone Sr. Es Vd. Español, quiero hacerle una pregunta que no está obligado a contestar (ya la has vuelto a liar, me dije). ¡A ver esa pregunta!; ¿Quién es mejor Mesi o Ronaldo?. (¡Como se le ocurre hacerme esa pregunta!, ¿qué contesto?). “Cubano tu tienes cara de ser inteligente y sabrás que no hay color, ¡Mesi está por encima de todos!. Se volvieron 3 policias al cuarto policia y le dijeron “Fidel, el mejor “el Mesi”, y pasaté al barsa”. El cuarto policía me miró y empezó a sacarme la cuenta de las champions del madrid y le dije: “de esas, la mitad no valen, que son copas de Europa y no es lo mismo que una champion” …. Y me aleje de allí “a uña caballo”. El siguiente paso fue montar en autobús para llegar al puerto. Metemos el equipaje y cuando vamos a subir al bus está completo. Recoge el equipaje y vete al segundo y luego al tercero y luego al cuarto bús que por fin estaba vacío. ¡Y me tocó viajar con los franceses!. Una guía en el bus nos dio datos en francés del sistema cubano, su educación, la seguridad social etc. Y luego nos lo contó a nosotros. ¡A los españoles nos interesa más los bares, la comida y la marcha nocturna!, pero nos dio su discursito en cubano.
Llegamos a puerto y otra cola enorme, mas control de pasaportes y vi a vanesuckyy y me colé a lo francés, tirando de mi mujer.
Al embarcar en MSC Opera, ya habíamos perdido una tarde-noche haciendo colas (si el avión lo fleta la naviera, ya podrían ajustar horarios para poder aprovechar la primera tarde-noche en La Habana). Al llegar al camarote, nos cambiamos y luego a cenar improvisadamente con una parte de este grupo.
Nos dirigimos a recepción para que nos activaran el wifi “social” que habíamos contratado de 19€ para todo el crucero –solo texto y fotos-, que resultó funcionar bastante bien comparado con los demás (aunque se desconectaba continuamente y había que hacer todo un ritual para conectar …., entrar en una página web…, pero en horas bajas de actividad iba a las mil maravillas y me permitía hacer de todo, hasta enviar videos.
Hicimos un grupo de whatsapp y con los números de camarote quedamos en hacer mesa de 12 para las cenas. A partir de las 1730h del día siguiente se podían hacer los cambios de mesa con el metre. Nos dijo que una mesa de 12 era imposible, pero a los 2 minutos ya la teníamos mesa para esa misma noche del domingo.
Esa mañana del domingo nos dividimos en grupitos pequeños para ver La Habana. Nada más salir a la calle ya tienes toda clase de ofertas de taxis, guías y lo que te haga falta, no se hacen muy pesados, ni te persiguen, simplemente los ignoras si no te interesa. Creo que todos habíamos hecho los deberes para las visitas a puerto. En nuestro caso Rafa cogió sus apuntes y “por aquí, y por aquí y por aquí”; y vimos toda La Habana vieja el primer día, nos metimos por callecitas, vimos una botica antiquísima, aparecimos en el Capitolio, compramos un Cohiba en la casa del tabaco “Partagás” (aunque llevábamos 4-5 años sin fumar).
Se nos acercó un gitanillo cubano que quería hacerse rico a costa nuestra alquilándonos un coche americano y pasamos de él. Paseamos por el Gran Teatro, los coches antiguos americanos los vimos todos juntos preparados para salir desde la calle trocadero o inmediaciones, fuimos al havanna club para comprar una botellita de ron cubano, y nos metimos en el Floridita donde unos buenos Daiquirís a 6€ nos sacaron las primeras risas mientras escuchábamos al grupo que tocaba rodeado de los guiris que nos agolpábamos en el local como si de sardinas enlatadas se tratara.
Vimos los coco-car, la calle obispo estaba abarrotada, comimos por 15€ en el hotel Florida (casona de un marqués rehabilitada como restaurante), pasamos por el hotel Ambos Mundos y en sus aceras se alquilaba el “wifi” y podías contemplar una hilera de teléfonos haciendo uso del mismo, grupos de salsa dentro de los bares y en la calle (dicen que antes habían mas grupos). La plaza de armas, cubanas haciendo trenzas, santonas por doquier, el castillo de la Real Fuerza, la catedral y mas santonas y por fin la bodeguita del medio para combatir la sed y encender nuestro “Cohiba” de 9€. Luego fuimos a la otra parte de la Habana vieja donde nos habían dicho por la mañana que había un maratón de salsa cubana por la zona del club “el guajirito” y cuando llegamos se había terminado. Por esas calles vimos otra cara de La Habana, la policía acordonaba una esquina porque se caían las cornisas de un edificio, fachadas en ruinas que era lo único en pié que quedaba y sobre una de ellas crecía todo un árbol, los “zagales” que jugaban a la pelota en medio de las calles asfaltadas con los contenedores por en medio del “terreno de juego”. A 200 mts de allí otro grupo de 15 o 20 niños “acorraló” a mi mujer por si les daba alguna cosita y sus ojos, ¡que ojos más dulces e inocentes, se les salían de la cara!, se me grabaron en la retina. ¿Qué hacéis que no estáis jugando a la pelota?, ¡no tenemos! contestaron al unísono mostrándome sus manos desnudas. Y nos indicaron donde hicieron la salsa esa mañana, ofreciéndose a acompañarnos. Llegamos al club “Guajirito”. Había que reservar el día anterior para ver los espectáculos nocturnos, los de esa noche en el guajirito estaban completos y actuaba parte del grupo Buenavista que se había separado recientemente, pero un cubano se ofreció a llevarnos en coche oficial del guajirito a otro club, creo que al “El Monserrate”, donde actuaban otra parte de ese grupo y quedaba sitio. Decidimos seguir andando por esas calles de Dios y sin darnos cuenta terminamos en El Monserrate, donde pase mis mejores momentos de La Habana tomando daiquirís con la mejor compañía.
Sobre las 6- 7 de la tarde nos fuimos al barco y nos dieron la primera en la frente, el regreso al barco al día siguiente sería a las 1330h en lugar de las 1630h previstas, se rumoreaba que era debido a un mini huracán que íbamos a evitar. Nos acababan de mangonear otra tarde en La Habana.
Arreglamos con el metre lo de la mesa de 12 para las cenas, a partir de esa misma noche, y se nos quedo carita de circunstancia.
A bordo lo de siempre, siestas, duchas, piscina, sol, toda la comida que quieras, bebidas, teatro y bares, luego el grupo nos juntábamos para cenar y nos separábamos y nos volvíamos a juntar unas horas después. Había buen rollito y cada uno conservábamos nuestra independencia.
Al día siguiente nos volvimos a distribuir en grupitos renunciamos al bañito en la playa de La Habana y alquilamos nuestro “Pontiac rojo del 54, descapotable” para pasear 2 horitas por la ciudad vieja, la casa del “Ché”, la fortaleza de San Carlos y el castillo de los 3 reyes del Morro, el malecón la ciudad nueva y alrededores por 70€ y volver cerca del capitolio. Podíamos haber regateado algo más, pero no había tiempo y los coches descapotables estaban casi todos pillados, creo que fue una suerte encontrar ese.
Ya con la hora pisándonos los talones, Miriam dijo que no se iba de La Habana sin tomar un daiquirí cuando pasábamos frente al Monserrate. Parecíamos viejos lobos de mar antes de ir a puerto, y así lo hicimos, nos tomamos el antepenúltimo y luego el penúltimo a son del ritmo que marcaba una parte del extinto grupo Buenavista, y ninguno nos queríamos ir, a las malas el barco volvería el sábado para llevarnos al aeropuerto. Tras un esfuerzo sobrehumano nos marchamos y nos vimos en el barco a la hora de comer, nos separamos y maniobramos con independencia las parejas, para ver la salida de La Habana y a la media hora de navegación nos cruzamos con la causa de nuestra partida anticipada: “un crucero se disponía a atracar en nuestro sitio” y ese era el motivo, junto con evitar el pago de otro día de atraque en La Habana (pues estuvo atracado 48 horas justas –desde el sábado a 1400 hasta el lunes a 14h que se hizo a la mar el MSC OPERA-).
A bordo siempre igual, la comida la habían pintado tan mal en algunos foros que hasta me parecían manjares. Para lo que no estaba preparado era para los cruceristas que la mayoría de las veces parecían, o parecíamos una estampida de reses que arrasábamos con cuanto se ponía delante. Seguro que son los mismos que luego critican a diestro y siniestro todo cuanto ven. Comida había “para echarle a los chinos” y sobre la bebida llevábamos el todo incluido. Los camareros muy bien en general, unos mejor que otros, a veces eran más rápidos y otras no tanto. (Jejjje Cerveza caliente y colas en Agosto hay en todos sitios).
Llegamos a Montego Bay en Jamaica buscando a Tony, como relaté al principio. Nos llevaron a la playa privada de un Resort y por 5$ nos dieron hamaca, ducha y vestuario (y teníamos derecho al wifi que no funcionaba), aguas cristalinas, azul celeste, turquesa y varios tonos más y la arena de la playa llena de árboles. Comimos a pie de playa por 14$ y nos fuimos a Rick’s Café 1974, una cala famosa en el mundo mundial por los “clavados” desde muchos metros de altura (quizás 25 o 30mts). Nosotros hicimos nuestros pinitos y nos tiramos desde una altura prudencial, pero que había que echarle valor, …. Y nos dimos un baño muy rico y agradable para volver a nuestra furgoneta mini-bus con el fitipaldi de nuestro chofer que nos llevaba a la tienda de los souvenir, a comisión, y de vuelta para el barco.
Al día siguiente George Town en las Islas Caimán, el barco fondeó y desembarcamos con los lanchones, y con independencia por parte del grupo. Una de las opciones era nadar con las manta-rayas pero estaba al otro lado de la isla y optamos por bañarnos en la playa de las siete millas pues íbamos a estar muy poco tiempo en la isla.
En las 2 primeras lanchas –que son gratis, si o si- nos juntamos 8 del grupo en forma desordenada y nos encontramos en puerto, nos fuimos de tiendas y cuando nos disponíamos a ir a la playa encontramos al grupito de 4 que nos faltaba, nos buscamos una furgoneta que nos cambiaba el precio constantemente, creo que llegó a 8$ por persona y trayecto, al final encontramos uno que lo hizo por 3$ (decían que en las caimán no se podía regatear), y quedamos con él para hacer el viaje de vuelta. Fuimos a una playa pública llena de árboles a pie de playa, incluso “iguanas” de más de 1 mt. Sobre las ramas. El baño fue agradable y en la playa veíamos a un bañista elevarse sobre el agua con una mochila de chorro a propulsión, las motos de agua mezcladas con quienes hacían snorkel, los italianos dando por culo y los lugareños intentando cazar a la iguana. Llegó la hora de marcharnos y como nuestro chofer no llegaba, nos tocó otra vez negociar precios. La misma canción y al final lo conseguimos por 3$.
Al día siguiente tocaba Cozumel, una isla mejicana frente al continente, donde podías ir en ferry hasta la vecina playa del Carmen, famosa en estos días por los tiroteos entre mafias por el control de la zona, que suele ser bastante tranquila, y que se saldaron con varios turistas muertos y otros tantos heridos de bala. Algunos del grupo optaron por pasear por Cozumel, otros habían alquilado coche por internet para recorrer la isla y yo lo había alquilado por internet (por 15€, más 12 de seguro a todo riesgo, más 12 del navegador), en playa del Carmen para ver las ruinas de Tulum , bañarme en los Cenotes hacer cortas incursiones a la costa para hacerme unas cuantas fotos y si me daba tiempo darme un remojón en playa del Carmen antes de coger el ferry y para ello tenía unas 5 horas y un ferry de reserva. Los ferrys salen a la hora en punto, pero a veces van con unos 20-30’ de retraso. El ferry de las 10 más el retraso se nos escapó por los pelos, pues tuve que cambiar dinero ya que no aceptan euros. El rent a Car de playa del Carmen lo tenía a unos 15’ andando del ferry, esperamos unos 20 minutos en la agencia y cuando salimos con el coche a la general pillamos tráfico, mi mujer se mosqueó y luego yo, devolvimos el coche, cogimos el ferry y nos volvimos a Cozumel.
Tengo que decir que en función de la variación del tiempo disponible en playa del Carmen, había confeccionado diversos itinerarios desde ir a Tulum y bañarnos en un cenote como primer objetivo y luego hacer las visitas a la costa en función del tiempo restante, hasta pasar de las ruinas de Tulum y bañarme en un cenote junto a playa del Carmen.
Llegamos a Cozumel dimos una vuelta por las tiendas, compramos ron y souvenirs y al barco. Esa noche dejamos las maletas en el pasillo y no sabíamos muy bien donde teníamos que recogerlas, pues nos habíamos saltado la famosa reunión previa al desembarco. (¿A dónde va Vicente?, ¡a dónde va la gente!).
Al día siguiente llegada a La Habana, dejamos el equipaje de cabina en el lugar designado, disponíamos de 2-3 horas para bajar a puerto antes de coger los autobuses para el aeropuerto. Y otra vez nos encontramos el gran grupo en puerto y nos dirigimos por la calle Obispo, derechitos al Monserrate (¡ya sabéis a qué!). Volvimos al barco marcando el paso, cada uno por un lado y con caras de felicidad. La aventura tocaba fin. Cogimos el equipaje de cabina y fuimos al control de pasaportes para buscar las maletas grandes y coger los autobuses. En la planta baja del edificio de los pasaportes, por las escaleras de atrás nos dijeron sobre la marcha que estaban las maletas y los autobuses. Allí no había nadie, llegabas, buscaba tu maleta, la cogías y la metías en el autobús que te llevaba al aeropuerto.
Las colas del check-in, la gente colándose, unos protestaban, otros se conformaban, control policial y a la sala de espera. Faltaban unas 3 horas más el retraso. Unas 2 horas antes ya se formo la cola para embarcar, italianos, franceses, alemanes y españoles agolpados frente a la única puerta que nos llevaba al avión. Nuestro grupo parece que no tenía ganas de marcharse y allí permanecíamos sentados, tranquilos, al margen de las colas y las multitudes. Cuando faltaban 5’ para el embarque por megafonía anunciaron nuestro vuelo y nos dieron prioridad. Los españoles estaban bloqueados entre franceses y alemanes y no podían moverse. Nuestro grupo estaba al final, sin hacer cola, en un lateral y había un pasillo libre junto a la pared de la izquierda.
¡Vamos, esta es nuestra ocasión!. Y nos pusimos en marcha hacia la puerta adelantando a todo el mundo con nuestras maletas, impasibles y viendo como llegábamos desde atrás hasta el mismísimo primer puesto.
¡PASO!, ¡PASO, A ESTE GRUPO!, ¡ABRIR PASO Y SALUDAR, QUE NOS MARCHAMOS DE CUBA POR LA PUERTA GRANDE!, Sólo nos faltó cantar el “oé, oé, oéoéoé”.
El viaje de vuelta fue rápido muchos dormimos a ratitos, te dan la cena y el desayuno y zumos y cafés mientras queden, todos gratis (creo que las copas tienes que pagarlas) y cuando nos dimos cuenta estábamos en Barajas, haciendo otra cola para recoger el equipaje que no llegaba nunca (me acordé que en La Habana te ibas al montón, cogías tu equipaje y te ibas). Y tras una breve despedida, “cada mochuelo a su nido”.
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