Me dejo el tema de preparativos para el final para ir haciendo memoria mientras escribo el diario, pero ya adelanto que le dediqué mucho tiempo y lo organicé yo todo, no soy de dejar cosas a la improvisación porque, en mi opinión, eso lleva a gastar más tiempo y dinero. Improvisación controlada en todo caso
Contratamos conductores privados, nada de motos y aún habiendo hecho el viaje en agosto, quitando los vuelos, es un viaje que sale bien de precio con todas las comodidades. Pues vamos allá.
Salgo en tren desde Ourense a las 11:00 del 18 de agosto, mi compañera de viaje ya me esperará en Madrid en el aeropuerto porque viene de otra escapada. Llego puntual a Chamartín y cojo el cercanías que me viene incluido en el billete de tren a la T4. Yo como un bocadillo, pero mi compañera prefiere esperar a haber facturado y estar acomodadas. Hemos llegado con mucha antelación, así que esperamos a que se abra el check-in, facturamos y ponemos rumbo a la T4S. Decidimos facturar dos maletas grandes y llevar una mochila con nosotras. Mi compañera come algo del McDonald’s y compramos agua. El vuelo de Qatar Airways sale puntual a las 22:30, es muy cómodo y nos ofrecen muchos accesorios para un vuelo agradable. La comida regularcilla, pero no hay queja.
Llegamos puntualísimos a Doha y nos fuimos a coger el siguiente avión, ya que no teníamos mucho margen. El aeropuerto es espectacular. Yo no dormí nada en el primer vuelo y no iba a dormir en el segundo, para mí es una tortura y, además, prefiero sentarme en pasillo y levantarme siempre que puedo porque en el vuelo del año pasado de Cuba a Madrid se me hinchó mucho una pierna. Son dos vuelos muy largos, pero puedo decir que vale la pena hacer este viaje (para pasar al menos dos semanas). El segundo vuelo sale también muy puntual a las 7:45 hora de Doha, el avión es todavía más cómodo, nos dan de nuevo todos los accesorios y el desayuno nada más despegar (bueno, tocaba comida ya por alguna razón, pero yo pedí lo correspondiente a un desayuno: la fruta, el postre y el café, que está malo, pero es que para los de Ourense, los cafés de fuera son casi todos malos).
Vi una peli, una serie, bebí mucha agua y antes de aterrizar nos dieron la cena (o la comida, quién sabe): pollo con curry, y estaba muy bueno.
Llegamos puntualísimos al aeropuerto de Denpasar, pero siendo ya las 22:00 del día 19, con lo cual dos días de viaje. Pasamos todos los controles muy rápido porque había hecho todos los trámites con antelación, pero sí tuvimos que esperar por las maletas. Nos compramos la tarjeta SIM en la primera mesita que encontramos, quizás mala idea porque serán más caras, pero nos costó 23 € y ya estábamos muy cansadas, además de que la amiga tenía que fumar a la mayor brevedad o habría drama. Ahora aventura: decidimos ir andando al hotel Praba Guesthouse (muy bien de precio y muy cerca del aeropuerto). Está cerca, pero cuidado, porque aceras no hay, normas de tráfico tampoco y conducen por el lado contrario, además de que era de noche. Las calles dan un poco de miedete, hay perros que salen por ahí y te ladran, pero el hotel está muy bien, tiene piscina y el desayuno incluido y los precios son geniales comparados con los de aquí. Cuando nos acomodamos era la 1 de la madrugada de allí y las 19:00 en España, pero yo me quedé dormida como un sol. Me parece raro, pero parece que no saqué fotos de ese hotel ni de esa noche, quizás fue el agotamiento, pero si tenéis que dormir por ahí, no lo dudéis, está muy bien.
Nos despertamos muy temprano por el jet lag, pero reconozco que habiendo dormido bastante decentemente, desayunamos en una terraza y empezamos con el tema huevos que nos acompañaría todo el viaje. También recuerdo el calor desde la mañana y el olor, los olores de Bali son especiales, es lo que más recuerdo, siempre huele bien, como al incienso de las ofrendas que ponen por todos lados, y toda la comida sabe bien. Tampoco tengo fotos del desayuno, pero muy bueno (con el café no me congracié en ningún momento del viaje, el balinés no me gustó y el con leche no es lo suyo porque solo lo hacen para los extranjeros). Había quedado meses antes con un conductor llamado Made en que nos recogería a las 8:30 en el hotel y haríamos una ruta con él un par de días. No hablaba español, e inglés regular, pero algo nos entendimos. Primero, nos lleva por iniciativa propia a la extraña y moderna atracción turística Garuda Wisnu Kencana, con una entrada bastante cara a comparación con lo demás, pero bueno, peculiar e interesante.
Luego, nos llevó a Melasti Beach ya según la ruta que le pedí. Lo de las playas en Bali me decepcionó bastante, nosotras somos mucha de playas y aquello no es para ir a la playa, aunque ya había leído sobre eso. Ese día en concreto, el mar muy peligroso, la playa muy sucia, así que nos metimos en el primer beach club, el Tropicana Beach Club, allí mismo.
Sí, a las 11:30 tomando cócteles en un beach club, es lo que nos gusta, pero sin perder la perspectiva, lo de los beach clubs allí es ridículamente caro, así que lo de alquilar camas balinesas a precio de oro no lo hicimos, pero sí nos tomamos un par de cócteles y chupitos y usamos la piscina.
Después, Made nos llevó a comer a un restaurante de esos en los que hay un montón de turistas y los conductores comen por allí en otra parte, por lo que, como era de esperar, fue literalmente el más caro y el peor del viaje. A ver, a mí me gustaron los fideos, pero luego los hubo mejores.
Después, nos llevó a la playa de Nyang Nyang, bajando una cuesta muy loca, pero lo mismo, no son playas ni para tomar el sol ni para bañarse a nuestro estilo. Aquí la compañera subió el moto por un módico precio, yo subí andando, soy de mucho ejercicio. Por último, visitamos el templo de Uluwatu, vimos el atardecer y a monos robando y asistimos a un espectáculo de danza kecak, peculiar, pero me gustó, diferente a todo lo conocido.
Made nos dejó en el hotel, el Tregge Surf Camp, que ya os adelanto que fue el más cutre de todos los que tuvimos, sin ser horrible ni nada claro. Con la ducha al lado del váter, que se moja todo, un poco raro. Y no tenía desayuno. Fuimos caminando a cenar a un chino, con una cerveza Bintang, hasta la comida china sabe mucho mejor en Bali.