Esta mañana nos vuelve a recoger Made muy temprano. Solo tomamos un zumo en el hotel. Nos lleva primero a la cascada Tegenungan. Sí que es más turística, pero llueve y hay poca gente. La experiencia fue genial porque nos bañamos lloviendo, una pasada, y era muy temprano y no hacía frío. Me encantó, en mi opinión, vale la pena ir.

Nos tomamos un café por allí, bastante caro, y miramos souvenirs.
Made nos lleva luego a Tirta Gangga, que nos gustó bastante, estuvimos un buen rato dando un paseo y sacando fotos.

Comimos en uno de los restaurantes a la salida del complejo del templo, hay como un paseo bastante largo con muchos restaurantes. Dentro del complejo son más caros. Aquí la gran sorpresa del viaje y que todavía me sorprende hoy, pienso mucho en ese sitio. Íbamos de camino a Candi Dasa y Made nos paró en un sitio junto a la carretera donde hay muchos monos también y se supone que subiendo se llega a un templo. Dejo la foto de la entrada para que sepáis cuál es.

Hay que subir pero mucho, muchísimas escaleras y cuestas muy empinadas y arriba de todo está ese templo con unas vistas espectaculares, muchos monos y fieles de una edad que no sé cómo llegan allí. No hay apenas visitantes. Hay mucha paz. A mí me pareció casi lo mejor del viaje, pero sí, un poco en forma hay que estar. Abajo se pueden comprar plátanos para darles a los monitos.
Paramos en Candi Dasa y nos tomamos un zumo. Tiene buena pinta para pasar unos días. Aquí me dejé en un baño el cepillo de dientes, el repelente y el gel hidroalcohólico.

Desde aquí nos lleva Made a Goa Lawah, el templo de los murciélagos. Esto fue cosa mía, que me hacía ilusión, pero reconozco que es totalmente pasable.

Made nos lleva al hotel: Puri Pondok Dawa Villa. Aquí el drama del viaje. Quise coger un hotel "cerca" del puerto de Kusamba porque teníamos el ferri a Nusa Penida al día siguiente a las 9:30. Por esa zona hay poco alojamiento, no es el puerto más populoso. Cogí ese hotel viendo en el mapa que estaba relativamente cerca, pero está en lo alto de una colina en un pueblo pequeño. Le pagamos a Made unos 200€ por los tres días de excursión, bien de precio y se va. La casa (no es un hotel, es una casa) o mansión es de una pareja mayor que no habla nada de inglés, así que no nos entendemos para nada. Yo me baño un poco en la piscina, que está increíble.

Cuando tuvimos hambre miramos de pedir un Grab con comida, porque vimos en el mapa que andando no había restaurantes ni nada abierto. Con tarjeta no nos dejaba pagar, así que escogimos efectivo, y parecía que venían hasta que empezó a llover muchísimo y nos informaron de que así no se desplazaban (van en moto). Total, que no había cena. Luego leí en comentarios del alojamiento que le había pasado a más gente. El lugar es una pasada y muy auténtico, pero id con comida puesta. Yo comí unas galletas, porque siempre tengo ese tipo de cosas, pero la otra se quedó sin cenar toda enfadada. Lo que sí nos preocupó es si podríamos coger un Grab al día siguiente para ir al puerto, que tampoco estaba al lado. También fue el único sitio donde tuvimos tele en la habitación. Alucináis con la casa tan lujosa, pero con su templo con sus ofrendas como todos. Es curioso lo de los "templitos" en todas las casas, no se lo imagina uno hasta que está allí.
Por cierto, este día íbamos a ir a Lempuyang a primerísima hora, pero decidimos después hablando con Made que no íbamos a ir y creo que tomamos una buena decisión. No nos arrepentimos. Volvería por muchos motivos, pero no para ir hasta allí.