A primerita hora ya estábamos en pie y en busca de alguna cafetería para almorzar. Los brioches magníficos, ahora, para los que nos gusta el café con leche.. es una ruina!
En fin, nuestra idea era poder estar a las 9.30 en Notre Dame, para hacer cola y a las 10.00 que abren subir a las torres, pues bien, después de llegar a Ille Cité –metro Cite- no se que hicimos, total, que estuvimos dando vueltas totalmente en dirección contraria sin encontrar Notre Dame. Una vez la encontramos ya eran las 10.00 y ya había una cola! Encima nos hacían entrar en grupos de 10/15 personas (por eso de no obstruir las pequeñas escaleras de caracol de 387 escalones), pero nos quedamos, la visita a la gárgolas era imprescindible... y valió la pena. Una vez arriba en teoría te dejan tan solo unos 10 minutos, pero nosotros nos quedamos maravillados y estuvimos como 40 minutos (a parte de hacer muchas, muchíííííísimas fotos)
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Casi se nos había hecho mediodía, y desde lo alto de las torres, veíamos la inmesa cola que se había formado para entrar a la catedral , así que aunque era una pena, tocaba bajar (aunque la cola asuste, la verdad es que va muy rápido), creo que no hicimos más de 10-15 min. El interior de la catedral es enorme, destacan los tres enormes rosetones de las fachadas norte, sur y oeste.
Una vez visitada la catedral, decidimos acercarnos a la Saint Chapelle, pero la gran cantidad de gente que había esperando (medio japón), nos echo para atrás, asi que como el hambre apretaba nos fuimos chino chano hasta el Barrio Latino para dar una vueltecilta y elegir entre la gran oferta de restaurantes. Haciendo caso de alguna de las recomendaciones leidas en este foro, acabamos comiento en Le Bistroit 30 –Rue Sant Severin, 30- y tengo que decir que fue uno de los días que mejor comimos y de los más baratos.
Para bajar la comida empezamos a callejear y dimos con Boulevard Sant Michel (uno de los sitios donde más tiendas a mejor precio hemos encontrado), pasamos por delante La Sorbonne hasta llegar al Panteón, un hermoso edificio donde reposan los restos de los grandes benefactores de la nación (Víctor Hugo, Voltaire…). La verdad, el edificio por fuera me recordó muchisimo al Panteón de Roma. Como las criptas no era algo que nos llamara mucho la atención visitar, pasamos muy rápidamente.
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Péndulo de Foucault. El descubrimiento de la rotación de la Tierra sucedió en el Panthéon. El científico Foucault suspendió un peso de una larga cuerda sujeta en el interior de la cúpula. El peso oscilaba de un lado a otro y su posición variaba en relación con el suelo, hecho por el cual éste estableció su teoría.
Paseíto de nuevo por el barrio y decidimos acercarnos de nuevo a la Sainte-Chapelle. Esta vez si nos quedamos.
Cuando se llega por una escalera de caracol a la capilla superior, el efecto producido por la luz y los colores es increíble.Se trata de 15 vidrieras de 15 metros de altura que llegan hasta la bóveda del techo e ilustran escenas bíblicas. para interpretarlas hay que comenzar por la parte más baja del panel izquierdo y seguir cada hilera de izquierda a derecha y de abajo arriba.
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Desde allí, decidimos coger el metro en St. Michel (línea 4) hasta Chatelet y de hay transbordo hasta Rambuteau (linea 11), ya que nuestra siguiente parada era Centro Georges Pompidou.
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El centro Pompidou es uno de los ejemplos de arquitectura moderna más famoso del mundo. Los arquitectos consiguieron asombrar al público con su idea de dar la vuelta al edificio, mostrando las tuberías de brillantes colores en la fachada. Aquí se ubica la excelente colección del Musée National d-Art Moderne, así como un cine, una librería, tiendas y espacios para representaciones. El interior del edificio es tan confuso en el interior como puede resultar su aspecto exterior. La entrada al museo está en la 4a planta a la que se accede a través de una escalera exterior ubicada dentro de un tubo de plexiglás que recorre la facha del edificio. NOTA: Las vistas desde la última planta son una maravilla.
En fin, que el edificio tiene de todo, nosotros decidimos descansar un ratito en la cafetería del centro de la planta baja (6 euros por un capuchinno cada uno... q robo y encima malo malo, como casi todos los cafés que nos hemos tomado jeje), pero bueno, la cafetería tiene unos buenos sofás donde dejar reposar los pies antes de proseguir la andadura..
El museo cuanto menos es curioso, estas son algunas de las obras que nos sorprendieron:
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La idea era pasear por Le Marais y llegar hasta Place des Voges, pero de verdad, que ya los pies ya no me respondían, pese a la enorme pena, tocaba recogerse al hotel, duchita, cena... y a dormir como lirones!
Como veis, un día muy completito también. La idea era como siempre, llegar prontito por eso de evitar la marabunta dentro del Palacio de Versalles y paseo tranquilo por los jardines... Pues bien, como no, mogollón de imprevistos!
Resulta que nos cogimos el metro hasta Chatelet para coger el RER C (Primer imprevisto: alguien se había tirado a la vía o que se yo y estuvimos parados un buen rato), después de llegar a la parada del RER C, resulta que éste estaba cortado a su paso hasta St. Michel y nos hacían salir al exterior a buscar la parada del bus CASTOR que nos llevaría hasta Invalides, una vez allí por fin pudimos coger el famoso RER C con destino VERSALLES!! (Con la tontería llegamos casi a las 11 de la mañana!), menos mal que otra vez, la Museum Pass nos ahorró la tremenda cola que había.!
Primero decidimos entrar y ver el interior del Palacio.
Grands Appartements (Estancias Reales), Galerie des Glaces (Sala de los Espejos)
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El complejo consta de cuatro secciones principales: el palacio con innumerables alas, grandiosos salones y suntuosos dormitorios, los inmensos jardines, canales y estanques situados al oeste del palacio, dos palacios más pequeños (el Gran Trianon y el Petit Trianon) y finalmente la Aldea de la Reina.
Cuando salimos de Palacio nos dirigimos a los jardines y se empezó a poner el cielo de negro.... que lástima, cayó una en un momento que como ya era casi la hora de comer, fuimos a uno de los bares que te encuentras en los pasillos de los jardines del lateral izquierdo y refugiarnos del aguacero!
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Después de comer, la lluvia nos dio una tregua y bajamos hasta el lago dispuestos a alquilar una barquita, pero de nuevo volvió a llover y decidimos no ir hasta la granja y el Trianon, y aprovechar un poquito más la tarde para recorrer la city!
Desde mi punto de vista, y si me aceptáis una recomendación, si se dispone de pocos días de estancia, no recomiendo ir a Versalles. A ver, la visita es bonita y los jardines son grandiosos y están muy bien cuidados, pero dentro de París hay mucho, muchísimo por ver y no pierdes tanto tiempo en desplazamientos.
A la vuelta nos bajamos en Invalides y cogimos el metro que nos dejaba en Opéra. La place de l'Opéra es el hogar de la mundialmente famosa ópera de Paris, el Palais Garnier.
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Ésta zona es maravillosa para el shopping, al ladito de la ópera a la cual no entramos porque nos pareció un poco abusivo el precio, están las famosas galerías Lafayette. Por supuesto, no pudimos resistirnos a entrar (aunque sólo fuera para ver la cúpula y curiosear).
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Desde allí nos fuimos dirección Place Vendome y llegamos a Madeleine parando en un Starbucks, donde me tomé el mejor Frapuchinno de Caramelo que me he tomado en mi vida!!, no se si será por la cantidad de azúcar que llevaba el batido, pero noté un confort en mi cuerpo y se me pasó el dolor de piernas! Increíble.
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La Madeleine es una elegante iglesia de planta griega rodeada de 52 columnas corintias de 20 m de altura y la verdad es que resulta imponente allí en medio. La plaza está rodeada de un montón de tiendas para sibaritas de alta calidad, ya sabéis delicatessen carísimas.
Con las pilas cargadas llegamos a la Place de la Concorde. No se si será por mis ganas de visitar Egipto pero me encantó el obelisco situado en mitad de la plaza. [img]http://
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Se trata de un obelisco de 3300 años de antiguedad y fue un regalo de un virrey de Egipto. Procede del templo de Ramsés en Tebas (La actual Luxor), y mide 23m.
Caminamos a través de los enormes Jardines des Tuileries, pasamos por el Arc de Triomphe du Carrousel hasta las famosas pirámides del Louvre.
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Nuestra idea al llegar al Louvre, como eran las 5 de la tarde, era entrar y visitar el Museo, pero resulta que nos equivocamos de día y los jueves cierran a las 6! Así que ya que estábamos allí, nos entretuvimos recorriendo las librerías y tiendas hasta llegar a la pirámide invertida (recordar que el acceso al hall y galerías es gratuito.
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Eran las 7 de la tarde y decidimos empezar a tirar hacia la Torre Eiffel ya que nuestra idea era estar al atardecer en lo alto de la tercera planta, así que cogimos un bus que sale desde Rue Rivoli y te deja en Pont d’Iéna.
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Hay estaba "el espárrago metálico" (como lo denominaron algunos parisinos). La verdad que estar debajo impresiona, supongo que por tantas toneladas de acero encima tuyo 10,000 toneladas ni más ni menos de 324m de altura.
Como había unos nubarrones tremendos (se puede ver en la primera foto), no se veía mucha gente haciendo cola, bien, pues aún y así estuvimos cerca de 1 hora hasta que llegamos a la segunda planta!
Los ascensores suben 3 niveles abiertos al público, ya que estábamos allí, compramos las entradas hasta la tercera planta, pero lo llego a saber.... y con el tremendo frío que pasé allí arriba (no quiero pensar el frío que tiene que hacer en invierno), madre mía...., justo cuando llegamos al segundo nivel, empezó a llover y a soplar un viento del carajo!!! y eso que nos ponemos a buscar el ascensor para subir a la tercera uffff!!! una cola..!!!!!, así que se nos chafaron un poco los planes de ver el atardecer romántico desde lo alto. Lo substituimos por unos gofres con chocolate y dos cafés con leche calentitos en un bar de la segunda planta jejeje!
Alguna de las vistas desde la tercera planta
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Justo cuándo íbamos a coger el bus de la parada de Iéna de nuevo, como ya era de noche, la torre empezó a parpadear durante unos cuántos minutos, fue muy bonito.
Así que regresamos al Louvre ya que allí habíamos quedado con unos amigos de Barcelona para cenar por la zona y aprovechamos para sacar unas instantáneas nocturnas, ésta vez, sin la muchedumbre que abarrota la plaza durante el día. Acabamos cenando en un restaurante japonés de la zona, siento no acordarme del nombre, y la verdad es que cenamos muy bien y muy bien de precio. A media noche decidimos despedirnos ya que al día siguiente tocaba Disney y hoy había sido un día larguísimo.
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CONTINUARA......