Nada más horrorizarnos con el hotel y dejar las maletas, emprendimos camino hacia Westminster, aprovechando que había salido el sol, para nuestras primeras fotos a la abadía y al palacio, y es que además, allí habíamos quedado con nuestra guía particular, mi prima.
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Por aquellos días tenía una prima trabajando de becaria allí, y se ofreció, los días que no tuviera que trabajar, a llevarnos por los lugares que a ella más le gustaban, dejando lo típico para nosotros solos. Así, ese día nos llevó a dar un paseo por Trafalgar Square, Leicester Square (en obras, como todo Londres), Picadilly, Chinatown y parte del Soho. Me dio la impresión de que esta es la zona más animada de la ciudad, por lo menos de noche, pues había muchísima gente y todas las tiendas estaban abiertas abiertas, sobretodo las de souvenirs. Sin duda, es la parte de Londres que más me gustó, y casi todos los días que estuvimos la recorrimos.
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Después de comprar comida en un pequeño establecimiento chino, procedimos a recorrer los monumentos de Westminster iluminados. El London Eye y el Parlamento son preciosos de noche, yo diría que más que de día. Aprovechamos para hacer unas cuantas fotos nocturnas (aunque muy pocas salieron bien…) y enfilamos las orillas del Támesis hasta el puente de Waterloo, para regresar al Parlamento por Victoria Embankment. El paseo había sido largísimo y estábamos cansados del viaje, por lo que volvimos a nuestro “hotel” y quedamos con mi prima para vernos por la noche al día siguiente.[/align]