En esta etapa resumiré primero rápidamente los tres días que empleamos en volver desde Noruega:
1) El primero de ellos lo empleamos en recorrer de nuevo la costa sueca (como hace buen tiempo paramos un par de veces a bañarnos en playitas), cruzar de nuevo en ferry a Helsingor (50€), pasear un poco por los jardines del castillo de Frederiksborg, en Hillerod, y por el puente de Malmo (30€) llegar de nuevo al continente, desde donde nos dirigimos a las afueras del parque Legoland, donde dormimos.
2) El segundo lo empleamos entero en Legoland, situado en mitad de ninguna parte en el centro de Dinamarca, el típico parque temático pero a la danesa: muy familiar, tranquilito,... apto sobre todo para familias con niños de hasta diez/once años máximo (con mas edad se aburrirían). Atracciones sencillas pero resultonas que hacen que estemos casi doce horas en el parque y acabemos reventados. Por lo menos nos ha hecho un día espléndido de sol y calor.
3) Y el tercero, aunque parezca imposible, lo empleamos en volver desde allí a casa. ¿Cómo? Arrancando a las seis de la mañana y conduciendo durante 21 horas seguidas (tan sólo las paradas para repostar), por Hamburgo, Bremen, Munster, Venlo, Lieja,... Sólo uso una autopista de pago, entre Reims y París. A las 3 de la mañana detengo la autocaravana delante de casa. Fin del viaje.
Y ahora algunas consideraciones y reflexiones sobre el viaje:
Lo primero a señalar es que son muchos, muchos kilómetros; si se quisiera visitar
sólo la zona de los fiordos quizás habría que valorar la opción de coger un vuelo barato a Noruega y allí alquilar un vehículo (coche o autocaravana), ya que el grueso del coste del viaje lo suponen los 6000 kms de ida y vuelta mas los barcos obligatorios. La idea de continuar hasta Cabo Norte me parece una locura.
La gasolina está algo mas cara que en España, con variaciones de hasta una corona según las gasolineras. Todas las estaciones de servicio son automáticas, con billetes o tarjeta, y es que en este país muchas cosas son automáticas, la verdad es que ves poco empleado. La mayoría de las cosas se pagan con tarjeta.
Las carreteras, ya lo señalé, no permiten alegrías. Afortunadamente no hay muchos coches circulando (y casi no hay camiones), pero en ocasiones se hace un poco penoso, sobre todo en la zona de los fiordos. Si no te gusta conducir, no vengas a Noruega con vehículo.
Llueve mucho (y eso lo dice uno de San Sebastián), el suelo está constantemente húmedo y el agua se sobra por todas partes. Hay que tener suerte con el tiempo y al menos nosotros la tuvimos en los momentos clave.
En general, Noruega me ha desconcertado un poco. Me explico. Sabes que estás en un país rico, pero viendo a la gente parecería que estas en un país... pobre. La gente es muy muy austera, todos tienen la misma casita de madera (a veces con hierba y hasta árbolitos en el tejado), el mismo coche tamaño medio (no vimos ni un sólo bmw, mercedes,...),... y viven (fuera de las grandes ciudades, Oslo, Bergen,...) aislados unos de otros; no existe apenas tejido urbano, los pueblos no tienen un centro, una plaza,... son simplemente casitas diseminadas.
En doscientos kilómetros a lo mejor ves dos tiendas y un supermercado (¡cómo no van a ser austeros si literalmente no hay donde gastar el dinero!).
Me pregunto: y si se ponen malos ¿dónde esta el ambulatorio o el hospital mas cercano? ¿cuánto tarda en llegar una ambulancia de urgencia? ¿dónde está el colegio mas próximo? No sé, a lo mejor se me ha escapado algo que no he visto, pero a mí me ha parecido demasiado aislamiento (y eso lo dice uno que odia las multitudes).
¿Y dónde demonios trabajan? No se ve una tienda, ni una fábrica,... ¿en el campo? si entre lo escarpado del terreno y el clima, el suelo no da mas que para jardincillos,... sí que se ven algunas exlotaciones madereras, pero me quedo con la duda.
Y todo esto en verano, con relativo buen tiempo. En invierno, con dos metros de nieve y temperaturas bajo cero... tiene que ser durísimo vivir aquí. Pero a ellos parece que les va este modo de vida, tranquilo, sosegado, sin grandes entretenimientos, cada uno dentro de su hogar.
Sí se les ve muy familiares, y parece haber realmente mucha igualdad entre hombres y mujeres. Me sorprendió la cantidad de mujeres que ví haciendo deporte, lo que unido a que son por raza delgadas, altas, rubias, de ojos azules,...las convierte a muchas de ellas en el prototipo de “sueca”, aunque realmente las noruegas me parecieron mas parecidas a las danesas, con rasgos mas finos.
No descubro nada si digo que por aquí la gente es bastante alta (hombres y mujeres), con mi metro ochenta estoy en la media.
La gente es, por lo general, escrupulosamente educada: nadie cruza un semáforo en rojo ni por un sitio incorrecto, nadie aparca mal, ni un bocinazo, todo funciona según debe funcionar,... (cuando vienen por España deben alucinar). Supongo que como en todas partes habrá ladrones y cafres, pero la sensación de seguridad es altísima, y fuera de las ciudades la verdad es que nosotros muchas veces ni nos molestábamos en cerrar la autocaravana.
Por cierto, nos hemos ido de este país sin ver a un solo policía (ni municipal, ni de carretera, ni na de na,...), se ve que no los necesitan.
Nosotros apenas hicimos gastos salvo la gasolina, pero sí se nota que es un país carillo. Compramos comida en un super y había de todo, también había ofertas a buen precio, aunque en general bastante mas caro que aquí. Tampoco usamos alojamiento de pago, pero se ve que hoteles hay pocos, lo que se estila son los campings donde existe la opción de poner la tienda o alquilar una cabañita de madera. Hay muchísimos, y sólo vimos letreros de completo en la zona de Geiranger. Estos campings son muy sencillos, aquí parece que camping deriva de campa, porque si tienes una ya tienes el camping hecho (el único elemento añadido que se veía era un cama elástica, elemento que no falta, y esto es muy curioso, en ninguna casa noruega)
Bueno, pues eso, muchos kilómetros, paisajes de montaña, agua a tutiplen en un país muy distinto, y un viaje que no nos ha defraudado ni a nosotros ni a los niños que han vuelto muy contentos.