![]() ![]() ETAPA 3 - DINAMARCA: MON y COPENHAGUE ✏️ Diarios de Viajes de Noruega
ISLA DE MON. Tras el breve recorrido marítimo (en la bodega del barco a nuestro lado “aparcó” un tren de pasajeros) llegamos a Dinamarca, ¡por fin comenzamos a ver cosas nuevas!. Nuestro primer destino danés sería la isla de Mon, situada al...![]() Diario: LOS FIORDOS EN AUTOCARAVANA - JULIO 2012⭐ Puntos: 4.6 (7 Votos) Etapas: 10 Localización:![]() ISLA DE MON Tras el breve recorrido marítimo (en la bodega del barco a nuestro lado “aparcó” un tren de pasajeros) llegamos a Dinamarca, ¡por fin comenzamos a ver cosas nuevas!. Nuestro primer destino danés sería la isla de Mon, situada al sureste y comunicada por distintos puentes a las otras islas que componen esta zona del país. El paisaje es totalmente llano, sólo salpicado por pequeñísimas colinas, de forma que en el horizonte se mezcla el azul del agua del mar (muy tranquilo al ser mares interiores), el azul del cielo y el verde de los campos, lo que unido a la tranquilidad que se respira en este país y a que hasta el sol ha hecho acto de presencia, le confiere a la escena un aire idílico casi irreal. Pongo alguna foto de estos paisajes, pero ni yo ni mi cámara somos capaces de transmitir toda la belleza que trasmite este lugar. *** Imagen borrada de Tinypic *** Paisaje de la isla de Mon Recorremos con calma la zona occidental de la isla, totalmente plana, y visitamos un par de monumentos megalíticos: Klekkende Høj y Kong Asgers Høj, el primero no es mas que un montón de tierra en la trasera de una granja, el segundo se trata de un pequeño túmulo con cámara subterránea. Eso sí, ambos pueden presumir de tener paisajes sin par. *** Imagen borrada de Tinypic *** Kong Asgers Høj En las pocas horas que llevamos en Dinamarca nos vamos percatando de algo que será moneda común en todo Escandinavia: ¡qué tranquilidad! ¡qué paz! ¡qué sensación de seguridad!, no hay casi ruidos, la mayoría de la gente se mueve en bicicleta,... las casas no tienen ninguna valla ni medida de seguridad (incluso el túmulo que visitamos lo tienen allí abierto, sin una miserable puertecilla),... Aprovechando el solecito que ha salido buscamos una playita para inaugurar la temporada de baños en el Báltico, pero no encontramos ninguna, así que al final nos bañamos desde unas rocas en un agua que no esta mas fría que la de San Sebastián en verano. Repostamos en una gasolinera que acepta de todo: euros, coronas danesas, tarjetas,... eso sí, todo automático, como será norma en toda la zona. Si usas euros te sale mal el cambio, si pagas con tarjeta te cobran un 3% de comisión, así que mejor pagar con coronas danesas. El gasoil, un poco mas caro que en España, y con distintos precios según las gasolineras y yo diría que incluso el momento del día (juraría que a las mañanas los precios eran más bajos que a la tarde). Recorremos hacia el este la isla de Mon (de apenas 50 kms. de largo) buscando la otra atracción de este lugar: los acantilados que jalonan su costa oriental. En contraste con la zona que habíamos visto, totalmente plana, la zona este de la isla se eleva creando primero un frondoso bosque y rematando la isla unos acantilados blancos al estilo de los de Dover o la isla de Rugen (que casualmente están enfrente, al otro lado del mar). Como sabíamos que el parking era de pago, dejamos nuestra autocaravana en medio del bosque a un par de kilómetros, cogemos nuestras bicicletas (había olvidado decir que en la parte trasera llevamos las bicis que usamos para visitar las ciudades). En España no dejo la autocaravana aparcada así, perdida sola en medio de un bosque, ni loco, pero aquí la hipótesis de un robo parece improbable. El buen tiempo se ha terminado y empieza a llover, pero no nos echamos atrás en nuestra idea de recorrer el bosque y los acantilados. Nos hacemos rápidamente al modo de ser danés. Como se ve que aquí llueve un día sí y otro también, los daneses (y en general todos los nórdicos) hacen vida normal bajo la lluvia: caminan, van en bici, pasean,... y normalmente sin paraguas, les basta un ligero impermeable, ya que la temperatura es agradable (en torno a 18º). Así que nos adentramos pedaleando por los barrosos caminos del parque bajo la lluvia hasta que llegamos al Geocenter, una especie de centro de recepción de visitantes que, al ser la seis y pico de la tarde, está cerrado a cal y canto; por aquí sólo quedan una pareja de asturianos, y es que a pesar de que anochece tardísimo, para las seis todo el mundo se recoge a cenar. Dejamos las bicis y bajamos a los acantilados por unos 600 escalones de madera; caminamos un buen rato por la orilla y subimos por otro lado(por otros 600 escalones) de nuevo al bosque en busca de las bicis. Entre la lluvia intermitente, el barro del camino, la niebla que ha acabado por invadir todo el bosque (dándole un aspecto de bosque tropical) y que había algunos desprendimientos en los acantilados que obligaban a trepar por montañas de arcilla,... estamos empadados y sucísimos, pero contentos por una excursión que, aunque algo cansada, ha sido divertida. La verdad, todo un descubrimiento la isla de Mon (para mí, no tanto para los daneses que parecen tener este lugar entre sus preferencias para el turismo nacional). Tras limpiarnos y secarnos, tomamos dirección Copenhague, a donde llegamos (como casi siempre) a medianoche; es la ventaja de la autocaravana, que como la cena y la cama la llevas puesta, puedes aprovechar el día hasta el final. Aparcamos cerca de la estación de Sydhavn, que queda a unos tres o cuatro kilómetros del centro, distancia que mañana cubriremos en nuestras flamantes bicicletas aprovechando la increíble red de carriles bici que ofrece esta ciudad. COPENHAGUE Nos ponemos en marcha hacia el centro, y ésta es la manera en que hay que visitar esta ciudad: en bici. Yo diría que hay mas carriles bici que carreteras, y el respeto hacia el ciclista roza lo absurdo, tiene preferencia respecto a todo; no es de extrañar que haya miles de personas moviéndose en bici: ejecutivos, amas de casa con sus hijos, parejas,... Comenzamos nuestra visita por la zona sur, en la zona del Tívoli y el Ayuntamiento, para desde ahí ir caminando hacia el Nationalmuseet, un museo gratuito donde visitamos la planta baja dedicada a la prehistoria danesa (increíble el esqueleto de ¡una sirena!) y la zona de los niños, donde con cuatro cosas hacen un museíto muy atractivo para ellos. Volvemos a por las bicis y pedaleamos hasta el jardín botánico (no es gran cosa si has visto otros), y continúamos hasta la zona de la fortaleza Kastellet, donde paseamos un rato en busca de la famosa sirenita (otra candidata a la lista de destinos sobrevalorados) que está rodeada de miles de personas. Tras la foto de rigor volvemos por la zona de los muelles hasta el muelle de Nyhavn (un megachiringuito a tope de gente) y no se muy bien por donde regresamos a la zona sur de la ciudad. Por el camino vemos edificios y castillos que parecen ser residencias reales y cosas parecidas, pero no entramos a ninguno de ellos. *** Imagen borrada de Tinypic *** La famosa sirenita El relato son pocas líneas, pero fueron casi diez horas en Copenhague, que damos por amortizada. Son casi las siete de la tarde, pero nos lanzamos a cruzar a Suecia por Helsingor (el barco cuesta unos 50€) y puesto a meter horas, llegamos (no sé ni a qué hora) hasta las afueras de Oslo. Mañana comienza el viaje de verdad a los fiordos (casi una semana después de salir de casa) Índice del Diario: LOS FIORDOS EN AUTOCARAVANA - JULIO 2012
Total comentarios: 2 Visualizar todos los comentarios
📊 Estadísticas de Etapa ⭐ 0 (0 Votos)
![]() Total comentarios: 2 Visualizar todos los comentarios
CREAR COMENTARIO EN LA ETAPA
Diarios relacionados ![]() ![]() ![]() ![]() ![]()
![]() |