![]() ![]() ETAPA 4 - HACIA GEIRANGER POR EL TROLLSTIGEN ✏️ Diarios de Viajes de Noruega
Bueno, pues ya estamos en Noruega (unos 3000 kms después) Primera cosa a reseñar: las carreteras. Existen algunas autopistas en torno a Oslo, pero el resto de las carreteras aunque están bastante buen estado de conservación, o son muy estrechas o...![]() Diario: LOS FIORDOS EN AUTOCARAVANA - JULIO 2012⭐ Puntos: 4.6 (7 Votos) Etapas: 10 Localización:![]() Bueno, pues ya estamos en Noruega (unos 3000 kms después) Primera cosa a reseñar: las carreteras. Existen algunas autopistas en torno a Oslo, pero el resto de las carreteras aunque están bastante buen estado de conservación, o son muy estrechas o están plagadas de radares. Así que calcular una media de 60 km/h es algo bastante realista. Y segunda, los peajes. Nada mas cruzar a Noruega hay una peaje de 20 coronas (creo que es por pasar un puente, se puede pagar con tarjeta), y a partir de ahí existen peajes por cruzar las ciudades (Oslo, Bergen, Voss, etc...) y por circular por determinadas carreteras (no necesariamente autopistas). Estos peajes son obligatorios, pero no hay estaciones de pago: te retratan con cámaras, y para pagar hay que darse de alta bien por internet bien en determinados puntos que están debidamente señalados; de lo contrario, se supone que te mandan los cargos a casa (aquí los estoy esperando a ver si realmente llegan) Comenzamos el trayecto por la E6 de Oslo a Andalsnes, vía Lillehammer, pero entre que la autopista es un poco aburrida, que cada dos por tres hay cámaras de peajes, y que el paisaje no es muy bonito, nos salimos a la altura de Hurdal para buscar carreteras mas pequeñas y con mejores paisajes. Efectivamente las carreteras secundarias ofrecen mejores paisajes: esta zona centro me recuerda a los grandes bosques de coníferas de las sierras del oeste americano. Pronto llegamos cerca de un gran lago en el que no nos resistimos a darnos otro baño; el sol brilla en un cielo azul pero apenas calienta, si esto es el verano, el invierno debe ser tremendo. Continuamos por nuestra bonita carretera que de repente se convierte en pista de tierra ¿?. Algo veo en un letrero de que es una carretera privada y que deje dinero en una caja que hay según tarifa adjunta (estos no conocen a los españoles). La susodicha pista durará varias decenas de kilómetros y la verdad es que no tenemos ni idea de hacia donde vamos. Porque otra característica de las carreteras noruegas es que son muy parcas en señales, y muchas veces indican no el destino sino el número de carretera en el que estás. Tras un buen rato llegamos a Gjovik donde retomamos nuestro camino hacia Lillehammer (la carretera muy bonita pero hemos perdido un buen rato). A partir de esta olímpica ciudad la carretera comienza a estar salpicada de radares, y la marcha se hace bastante lenta. Me da que hoy ni vemos la zona de los fiordos. Pasito a pasito llegamos a Dombas, cerca ya de nuestro destino, y el tiempo comienza a estropearse, hay bastantes nieblas, llueve a ratos, y refresca. Paramos en una especie de columpios a que los niños se distraigan un poco: resulta ser el patio de juegos de una escuela. Todos “los columpios” están hechos de madera, integrados en la naturaleza, basados en el equilibrio, ... bastante diferentes a los que estamos acostumbrados a ver. Bastante tarde llegamos por fin cerca de Andalsnes, donde comienza la carretera de los trolls (Trollstigveien). No sé por qué yo tenía la idea de que esta carretera era de peaje, pero nosotros la atravesamos sin pagar nada. Se trata de una típica escarpada carretera de montaña, con sucesivas curvas de herradura, salpicada con alguna cascada y precipicios varios. Al inicio hay una señal de peligro con un troll, pero está sucia y llena de pegatinas que le quitan la gracia (una de las pocas muestras de incivismo que vimos). La carretera en sí no es demasiado larga, unos pocos kilómetros tan solo (la verdad es que he subido puertos peores), y al final de la misma hay un parking con tienda de recuerdos y un par de miradores de quitar el hipo (a los noruegos les gustan los miradores espectaculares, tanto en las vistas como en el diseño). *** Imagen borrada de Tinypic *** 575. Preparados para ascender la carretera de los trolls *** Imagen borrada de Tinypic *** 576.- Mirador sobre el vacío También hay un panel con las excursiones que se pueden realizar desde ese punto, todas muy atractivas, pero el tiempo está muy feo, hay mucha nieve, niebla,... a mi pareja le da miedo quedarnos a dormir allí arriba así que decidimos bajar hasta Valldal y tomar un ferry hasta Eidsdal. Estos ferrys que realizan el paso de los fiordos (yo creo que no vimos ni un solo puente sobre los fiordos) son bastante baratos (de media pagamos unas 125 coronas) y funcionan continuamente hasta muy tarde: llegas, te pones en la cola y te montas; una vez dentro, durante el trayecto, un cobrador pasa por las ventanillas. *** Imagen borrada de Tinypic *** 583.- Esperando a coger nuestro primer ferry Arrancamos desde Eidsdal y se me ocurre mirar el reloj: ¡son casi las doce de la noche!, y es que en esta zona, la situada mas al norte de nuestro viaje, si bien no se produce el efecto del “sol de medianoche”, sí se pueden apreciar “las noches blancas”, es decir, aunque el sol se pone, permanece tan solo unos grados por debajo del horizonte lo que permite ver con claridad (aunque no como el día) *** Imagen borrada de Tinypic *** 586.- Al borde de este lago nos quedamos a dormir. La foto esta tomada cerca de las doce de la noche. No puedo precisar a qué hora se hace realmente de noche si es que llega a hacerse (a las dos de la madrugada seguía mas o menos la misma luz), pero teniendo en cuenta que amanecerá prontísimo (no lo comprobé), la noche debe durar muy poco. Este efecto desconcierta un poco, ya que los días duran y duran, y a no ser que mires el reloj no te das cuenta de lo tarde que es. Un detalle sobre este curioso efecto nórdico: yo esperaba que la luz del sol tras meterse por el oeste quedara allí como fija, pero evidentemente eso no sucede así (siempre se aprende algo). Esa luminosidad va moviéndose rápidamente desde el oeste hacia el norte (y supongo que durante la corta noche hacia el este) para volver a aparecer en pocas horas por el este, de forma que durante el crepúsculo la máxima luz no la ves en el oeste (como sucede en España) sino casi en el norte. No se si me explico. Termina nuestro primer día noruego y el tiempo, aunque no acompaña, por lo menos no nos impide las vistas y las visitas. Hemos cumplido una de las promesas que les hicimos a los niños: estamos en el país "en el que nunca se hace de noche", cosa que si a los adultos llama la atención, a ellos más. Índice del Diario: LOS FIORDOS EN AUTOCARAVANA - JULIO 2012
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