Día 1: Leipzig ✏️ Diarios de Viajes de Alemania

Una vez aterrizados (antes de tiempo) en el aeropuerto de Leipzig, cogimos un tren para ir a la ciudad. Compramos los billetes en un mostrador de la DB Bahn y rapidito para el andén, que faltan 3 minutos para que salga

La estación de tren de Leipzig es enorme. Aparte de lo que entendemos por estación propiamente dicha, donde además hay puestecillos de comida y alguno de flores, hay unos bulevares comerciales (Promenaden) con tiendas de todo tipo (incluso un supermercado) y varios sitios para comer.

Llegamos al hotel Marriot Leipzig y como la habitación estaba lista, "tomamos posesión" y nos fuimos a visitar la ciudad.

La primera parada (obligada después del madrugón, que el avión despegó a las 06:45) era un café. Como sólo íbamos a estar un día completo en la ciudad, vamos a por él al Zum Arabischen Coffe Baum, el café más antiguo de la ciudad, y de camino pasamos por primera vez por el Markt, con el Antiguo Ayuntamiento.

Nos sentamos en la terraza aprovechando el buen tiempo, pero luego entramos a cotillear los salones y el Museo del Café. Ahí tuvimos nuestro primer contacto visual con la pastelería alemana (menos mal que no somos demasiado golosos, porque el tamaño de los trozos de tarta es para coger algún que otro kilo).

Una vez conseguida nuestra dosis de cafeína, nos dirigimos al Museo de la Stasi en la Esquina Curva, una de las visitas que habíamos marcado como imprescindibles. El museo alberga una interesante exposición sobre la Stasi en las instalaciones que utilizaba en su día. Tiene disponibles audioguías en varios idiomas. Como ninguno es el español, desistimos de cogerlas. No obstante, es una visita muy ilustrativa, ya que está todo expuesto de una forma muy visual. Hay desde maletines para disfraces hasta informes de vigilancia, pasando por máquinas para abrir el correo y cámaras "ocultas" en bolsos y chaquetas (hoy día estamos acostumbrados a las microcámaras y nos parecerán un poco burdos algunos sistemas, pero hay que pensar en la época en la que se usaron).

Después de eso reponemos fuerzas con una buena pizza cerca del Markt y nos dedicamos a pasear. El paseo por el centro de la ciudad es muy cómodo. Es prácticamente llano y la mayoría de las cosas "visitables" están muy cerca unas de otras. En el Markt, aparte del Antiguo Ayuntamiento, se ubican la Antigua Báscula y la Königshaus (Casa Real).

Durante este fin de semana se celebraba el Classic Open, un evento musical anual para el que ponen un escenario en el que hay actuaciones en directo y proyecciones de DVD musicales. Además, llenan la plaza con puestos para tomar algo. Vimos a la gente sobre todo bebiendo, pero creo recordar que también había alguna cosa de comer. De todos modos en los alrededores de la plaza hay sitios para ello. La verdad es las veces que pasamos por allí durante ese día y las dos noches siguientes estaba bastante ambientado.

La parte trasera del Antiguo Ayuntamiento da al Naschmarkt (el Mercado de Golosinas), con el edificio de la Antigua Bolsa de Comercio y unas terrazas muy agradables.

En Leipzig descubriremos lo implantado que está el uso de la bicicleta como transporte en el país (con algún "susto" que otro cuando no hay carril bici) y veremos los primeros pasajes comerciales de unos cuantos que encontraremos en el viaje, el Pasaje Mädler (donde se encuentra la taberna "Auerbachs Keller" que aparece en el Fausto de Goethe) y los Specks Hof (éstos últimos son los que se ven en las fotos).

Al salir de los Specks Hof (o antes de entrar, según cómo se mire ) se encuentra la Nikolaikirche (Iglesia de San Nicolás), la iglesia más antigua de la ciudad y donde durante años todos los lunes se celebró la oración por la paz, antes de la revolución pacífica que llevó al final de la República Democrática Alemana. Exteriormente puede no llamaros la atención; yo me quedo con el luminoso interior en colores claros y con sus originales columnas en forma de palmera.

Llegamos ahora a algunas localizaciones que todo melómano debe tener en cuenta a la hora de visitar la ciudad (hay más aparte de éstas). Por un lado, la AugustusPlatz, con la Ópera y la sala de conciertos Gewandhaus (foto de la izquierda), además del Aula e Iglesia Universitaria St. Pauli (foto de la derecha), el edificio más alto de la ciudad y otros edificios que fueron todo un acontecimiento en el momento de su construcción.

Por otro, la Thomaskirche (Iglesia de Santo Tomás), lugar de enterramiento de Bach, quien ejerció como director del famoso coro de niños Thomanerchor. El coro sigue cantando en los oficios religiosos de los domingos habitualmente, salvo en Agosto así que nos quedamos sin oírlos.

Paramos en el Markt para escuchar un par de canciones de un coro de Gospel, nos fuimos a hacer un descanso en el hotel (visita a la piscina incluída) y salimos a ver la Augustusplatz de noche y a cenar.
Hoy el día va de italiano, que se nos han antojado unos macarrones que hemos visto al pasar.

Nos faltó la visita al Monumento a la Batalla de las Naciones, ver el Ayuntamiento y alguna otra cosilla, pero todo no puede ser.