Nos levantamos para comprobar que las previsiones que habíamos leído el día anterior se estaban cumpliendo y por segunda vez en el viaje llovía.
Habíamos cogido el desayuno en el hotel y bajamos con la perra ya que el restaurante está abierto en el mismo hall y nadie nos puso ningún problema. Además nos lo tomamos con tranquilidad para ver si la cosa mejoraba pero nada. Había que salir sí o sí.
Cargamos las cosas y dejamos el coche en el aparcamiento en la puerta y salimos al centro.
Sin embargo, la providencia hizo que el tiempo cambiara y al poco rato dejó de llover y pudimos hacer la visita sin problema.
Nos encantó Guimaraes. Tiene unas casas y una plazas preciosas y en la zona del castillo y el palacio pudimos soltar a la perra que estuvo jugando un buen rato.
Llegó la hora de comenzar la vuelta. Inicialmente íbamos a volver vía Salamanca pero el GPS nos aconsejaba subir a Verín para volver a España y así ahorrarnos una hora de viaje. La carretera es muy buena y muy fácil de llegar.