El jueves teníamos programado uno de los días grandes del viaje: la visita a las Cinque Terre.
Empezamos la jornada con un buen desayuno en nuestro apartamento. El panettone y las pastas caseras que nos regaló AnnaMaría, la dueña de la casa, junto a un buen zumo de las naranjas de su huerto y un capuccino (también nos dejó leche y café) fueron una forma estupenda de arrancar un día exigente en lo físico.
A eso de las 09.15, cogimos el coche camino de La Spezia. La idea era llegar, dejar el coche en el parking de la estación, comprar la Cinque Terre Card y coger tren que, según el horario, tenía que pasar a eso de las 10.00 dirección Monterosso di Mare.
*** Imagen borrada de Tinypic ***
La Cinque Terre Card Train
Aquí os dejo el enlace a la página oficial donde podréis encontrar toda la información de los trenes: horarios, duración del recorrido, etc...
Nuestro plan del día era coger el tren desde La Spezia hasta el pueblo más lejano de las Cinque Terre, Monterosso di Mare, y desde allí iniciar la visita recorriendo los pueblos de vuelta a La Spezia: Monterosso, Vernazza, Manarola, Corniglia y Riomaggiore.
*** Imagen borrada de Tinypic ***
Desde La Spezia hasta Monterosso, el tren tarda apenas media hora. Monterosso se caracteriza por ser el único pueblo de los cinco que tiene una gran playa, así que aprovechamos para dar un buen paseo antes de visitar las calles centrales y el mercado. Había un ambiente muy chulo pese a ser temprano y disfrutamos mucho recorriendo los enclaves de Monterosso.
*** Imagen borrada de Tinypic ***
*** Imagen borrada de Tinypic ***
Completada la visita, iniciamos la fase más dura del día: el trekking entre Monterosso y Vernazza. Después de leer mucho sobre las sendas, casi todo el mundo estaba de acuerdo que (estando cerrada la Via del Amore), el tramo que más merecía la pena recorrer a pie era el que va de Monterosso a Vernazza. Según la información del parque, la distancia es de 3,5 kilómetros, la duración aproximada de 1,5 horas y la dificultad, media.
Ana no quiso que dejáramos de hacerlo, pese a estar embarazada de 5 meses y medio. Dijo que si teníamos que parar e ir más despacio, lo haríamos, pero no quería que nos quedáramos sin hacer el trekking. Así que allá que fuimos.
El primer tramo es más o menos suave, aunque ya coges un poquito de altura y hay vistas bonitas de Monterosso y su playa. Pero el segundo tramo... Puff, el segundo tramo son unas escaleras verdaderamente duras. Es un trozo muy largo y con un desnivel muy grande. Nosotros tuvimos que ir haciendo pequeños descansos (y no sólo por la tripa de Ana, ¡yo también los necesitaba!).
Eso sí, el camino es muy bonito, pues vas subiendo entre viñedos, oliendo a naturaleza pura. Y las vistas, desde arriba y mirando a Monterosso, son muy bonitas...
*** Imagen borrada de Tinypic ***
El camino está indicado y cada cierta distancia, hay algún recodo o algún banco en el que puedes descansar y recuperarte un poco.
En un determinado momento, Monterosso se oculta tras la montaña a tu espalda... y Vernazza se abre delante...
*** Imagen borrada de Tinypic ***
El momento en que aparece Vernazza es de los más bonitos del trekking entre los dos pueblos. Las vistas desde el camino son espectaculares.
Un poco más de dos horas desde que salimos de Monterosso, llegamos a Vernazza. El trekking es durillo (sobre todo la zona de las escaleras) pero llevadero y yo creo que merece la pena.
Tras dar un paseo por el pueblo, nos dirigimos al sitio que teníamos mirado para comer: Il Pirata delle Cinque Terre
Nos lo había recomendado una amiga que había estado en las 5 Terre hacía poco y nos encantó. Comida riquísima y trato inmejorable. Muy recomendable.
Tras la comida, nos dirigimos a la estación de tren para seguir nuestro periplo. Teníamos decidido no parar en Corniglia, pues hay que subir un tramo terrible de escaleras desde la estación para poder visitar el pueblo. Así que nuestra siguiente parada fue Manarola.
Para tener una panorámica más completa del pueblo, hay que alejarse un poquito por un camino que sale desde la playita hacia la derecha, desde donde se puede apreciar la belleza de Manarola.
*** Imagen borrada de Tinypic ***
El pueblo es otra pequeña joyita, aunque al no ser grande, se ve rápido. Eso sí, echamos un buen ratito en la zona más cercana al mar, donde están las barcas. Nos cogimos un helado en un puesto cercano y nos sentamos a disfrutar del sol. Antes de irnos, aunque ya lo habíamos mirado previamente, nos dirigimos hacia la entrada de la Via del Amor, el camino más famoso de todo el parque, que une Manarola y Riomaggiore. Lamentablemente, sigue cerrado, así que habrá que volver para poder recorrerlo.
La visita a la 5 Terre la terminamos en Riomaggiore, al que llegamos también en tren. La sensación es que está un poquito menos cuidado que Vernazza o Manarola, pero aún así también tiene su encanto, claro.
*** Imagen borrada de Tinypic ***
Serían más o menos las 16.30 cuando nos dirigimos a la estación de tren dando por terminada nuestra visita a las Cinque Terre. Como era pronto y aún teníamos pilas, cuando llegamos a La Spezia, cogimos el coche y nos acercamos hasta Portovenere para poder visitar las zonas del pueblo que nos faltaban y ver todo con más luz que el día anterior.
La tarde nos confirmó lo que ya pensábamos, que Portovenere es una preciosidad de pueblo.
*** Imagen borrada de Tinypic ***
Completado el paseo y ahora sí que ya un poco justos de fuerzas, emprendimos viaje de regreso a nuestra casita de Beverino.
Tras nuestras dos horas buenas de baño relajante y siesta y ya con bastante hambrecita (el ejercicio es lo bueno que tiene, que abre el apetito), nos fuimos a cenar. Esa noche, nuestra anfitriona, AnnaMaría, nos había recomendado cenar algo típico de la zona: el panigacci.
*** Imagen borrada de Tinypic ***
El panigacci es un tipo de pan que se hornea en el momento y que se come tanto acompañado con salado (embutidos de todo tipo y quesos, sobre todo el stracchino, delicioso) o con dulce (nutella...
Lo comimos, por indicación de Anna María, en el Restaurante Da Pietro, en Ricco del Golfo, situado a unos 10 kilómetros de La Spezia.
*** Imagen borrada de Tinypic ***
No habíamos reservado y tuvimos que esperar un poco, pero mereció la pena porque cenamos genial y muy barato. Además, éramos los únicos extranjeros, lo que hizo la noche aún más auténtica.
Y así cerramos un día completísimo, con el buen sabor de cuando todos los planes salen bien