Para el día de hoy estábamos invitados a comer a casa de un familiar en Inca. De paso aprovechamos para visitar el mercado semanal del jueves y la localidad, y algún punto de interés de los alrededores.
Salimos a eso de las 10:30 del apartamento y pusimos dirección a la Ermita de Santa Magdalena, en las inmediaciones de Inca. Se localiza sobre el Puig de Santa Magdalena (307m), esta ermita, cuyos orígenes datan del siglo XIII.
En lo alto de la cima aparte de la ermita, hay un aparcamiento y un restaurante.
Lo mejor del lugar son las esplendidas vistas que se extiende a las llanuras, la sierra da Tramuntana y las bahías de Alcúdia y Pollença.
También goza de buenas vistas de Inca.
Tras unas fotos, tomamos el coche y nos acercamos a Inca, la tercera población más importante de Mallorca. Es famosa por ser la cuna de la industria mallorquina de cuero, marcas como Camper o Farrutx dieron aquí sus primeros pasos. Por lo demás, no es un sitio excesivamente atractivo.
Para aparcar, una buena zona es donde los juzgados, ya que había varios sitios libres.
Al ser jueves, se celebra el mercado semanal en gran parte del centro de Inca. Cuenta con cientos de puestos en los que se vende de todo, desde miel hasta cerámica, flores, ropa y artículos de piel locales, como chaquetas, bolsos y zapatos.
Como mercado tiene mucho más encanto el de Sineu, parece más auténtico y rural, que visitaríamos días después. El de Inca cuenta con los típicos puestos de mercadillo de gitanos e inmigrantes.
Dimos una vuelta por el mercado, y a eso del mediodía fuimos a comer a casa de un familiar, con sus hijas. Estuvimos un rato con ellos, y a eso de las 5 y pico de la tarde nos acompañaron a dar un paseo por la localidad.
La visita la empezamos por la Iglesia de Santa María la Major, situada en la plaza del mismo nombre. De estilo barroco, su mayor tesoro es un retablo gótico de Santa María d’ Inca, de 1373.
Pasamos por la Plaça de Espanya, la principal de la localidad. En ella se localiza el Ayuntamiento, en una antigua casa señorial rehabilitada en piedra.
No muy lejos de allí se halla el Convento de Santo Domingo, el último convento dominico que se fundó en Mallorca y destaca por su bonito claustro.
Seguimos deambulando por algunas calles sin mucho interés,
y llegamos a la Gran Vía de Colón. Es una avenida arbolado, con un bulevar para pasear, pero sin encanto ninguno.
De la avenida sale una calle que va dar lugar a la Iglesia de San Francesc. Es una iglesia barroca, y posee un claustro con 7 arcos por lado. No la pudimos visitar, al encontrase cerrada.
Volvimos a la Gran Vía de Colón, y estuvimos un buen rato en una terraza, donde como buen gallego, me sentía orgulloso de beber Estrella Galicia fuera de mi tierra.
A modo de resumen, Inca no merece la pena visitarla, acaso que se tenga muchos días en la isla. No tiene ningún monumento destacable, la mayoría son iglesias y el mercado tampoco me gustó.