Rusia es un país que nunca había entrado en mis planes. En 2016 se cruzó en mi camino una oferta de Iberia para Semana Santa, que algunos foreros aprovecharon. Yo lo dejé estar: no me gusta mucho el frío y tenía otros destinos en mente. Al final esos pocos días de vacaciones los pasé en casa descansando.
Varios meses después, volví a ver una oferta similar, también para Semana Santa, de 2017. No me apetecía quedarme de nuevo esos días en el sofá, así que me lie la manta a la cabeza, a mi compi de viajes, y compramos los vuelos.
Al final los aviones no fueron tan baratos como pensábamos: que si “coge este horario mejor”, que si “facturamos maletas, ¿no?”, que si “yo creo que esta aerolínea es mejor”… adiós a la oferta.
Nos gusta viajar por libre, pero nos gusta viajar cómodos. Cada día más.
Entre tasas, maletas y demás, nos costaron los vuelos casi 600 euros (dos personas), con Lufthansa, con escala corta en Frankfurt.
Teníamos 8 días enteros para distribuir en Rusia. Tras leer varios diarios y pasearnos mucho por los hilos de Rusia, decidimos dedicar 5 días enteros a San Petersburgo, y 3 a Moscú.
Recién regresada tengo que decir que me ha encantado. Mucho más San Petersburgo que Moscú. Y mucho más en general todo, de lo que esperaba.