Old Tblisi tiene mucho encanto; sus callejuelas estrechas, fachadas con balcones de madera alineadas de forma irregular formando composiciones de colores en forma escalonadas que sin duda, se han convertido en el símbolo de la ciudad. Y que siguen habitadas..
Caminamos unos 20 minutos para llegar a la Tsminda Sameba, la Catedral de la Santísima Trinidad que aún huele a nueva. Fue terminada en 2004 para celebrar los 1500 años del Patriarcado Georgiano y su cúpula dorada, de 85 metros de altura, es visible desde toda la ciudad. Dicen que puede reunir más de 15.000 fieles. Impresiona, más por sus enormes dimensiones que por su decoración. Como en todo el país, las normas de vestir son muy estrictas, incluso nos llaman la atención por llevar las manos en los bolsillos, y está prohibido hacer fotos.
Al salir, un escultor trabaja laboriosamente en la columnata de acceso a la iglesia, como si de un artesano medieval se tratara.
El barrio de Abanotubani se caracteriza por las cúpulas de barro de los baños árabes. Nos acercamos a los baños CHRELI ABANO, cuya fachada llena de mosaicos azulados recuerdan a las mezquitas Uzbekas. Entramos con la esperanza de encontrar un hueco pero hoy está todo lleno, así que reservamos para el día siguiente. Un poco más adelante, la famosa cascada que a esas horas está muy concurrida.
Continuamos por las empinadas calles hacia la fortaleza de Narikala con su espléndida muralla y la “particular” y no muy agraciada escultura de la Madre Patria Armenia que domina toda la ciudad. Las vistas desde allí son preciosas. Y si no quereis subir a pie, el funicular te lleva por el módico precio de 10 Eu.
Cenamos en el Old Tblisi, delante del rio. Dicen que Tblisi es la ciudad más bonita del Caucaso. Y la verdad es que nos ha enamorado…