![]() ![]() Once días de julio en Galicia, sobre todo Rías Altas. ✏️ Blogs de España
Relato de los once días que pasamos en Galicia durante la segunda quincena del mes de julio pasado. Fuimos con nuestro coche, recorriendo sobre todo las Rías Altas y teniendo en cuenta que ya habíamos estado varias veces en Galicia con anterioridad por lo que faltan destinos de los que se consideran imprescindibles allí.Autor: Artemisa23 Fecha creación: ⭐ Puntos: 5 (4 Votos) Índice del Diario: Once días de julio en Galicia, sobre todo Rías Altas.
01: Preparativos e itinerario.
02: Silleda y Fervenza do Toxa (Pontevedra).
03: Cascada de Ézaro, Fisterra y primer intento fallido de llegar al Faro.
04: Muxía.
05: Faro de Finisterre, Faro Turiñán y Ponte do Porto,
06: Camariñas, Cabo Vilán, Castelo de Vimianzo y Laxe
07: A Coruña capital (I).
08: A Coruña capital (II)
09: Bahía y Castelo de Santa Cruz. Betanzos
10: Pazo de Mariñán y Faros de Mera.
11: Pontedeume.
12: As Fragas do Eume.
13: Estaca de Bares, Banco de Loiba y Ortigueira.
14: Cabo Ortegal. Ruta de los Miradores. San Andrés de Teixidó. Cedeira.
15: Porto do Espasante y sus hermosas panorámicas.
16: O Barqueiro, Playa Xiloi, Fuciño do Porco, Miradores Tixoso y S. Román.
17: Castelos Moeche y Naraío, Redes, Castillo S. Felipe (Ferrol) y Fervenza Belelle.
18: Mondoñedo.
19: Ermita y Fervenza de Santo Estevo de Ermo.
20: Foz.
21: Lugo capital (I).
22: Lugo capital (II).
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Etapas 4 a 6, total 22
Al llegar a Muxía, seguía lloviendo, con lo cual fuimos directamente al Hotel La Cruz, frente a la playa del mismo nombre, donde había reservado una habitación para esa noche por 85 euros. Nos gustó, un establecimiento cómodo y perfectamente situado.
![]() ![]() Después de esperar un rato, dejó de llover y salí a dar una vuelta, siguiendo el plano que me había proporcionado la amable recepcionista del hotel. En realidad, no hay pérdida, pero siempre viene bien tener una referencia de los lugares más destacados. ![]() ![]() Por la Rúa Marina, llegué a una plaza con unas esculturas que rememoran el fatídico hundimiento del petrolero Prestige, el 13 de noviembre de 2002, derramando más 64.000 toneladas de fuel que originaron el mayor desastre medioambiental de ese tipo ocurrido en España hasta la fecha. Y es que, aunque se ha recuperado la calidad del agua y la economía, el triste recuerdo de aquella tragedia aún sigue vivo en esta localidad pesquera y Puerto Xacobeo, que hoy cuenta con unos 4.500 habitantes. En sus calles, encontré un bonito panel informativo con diferentes rutas del Camino de Santiago.
![]() ![]() En vez de por el sendero, fui por la calle que va pegada a la costa, junto a la carretera, un camino sencillo para todo el mundo y con buenas vistas. Pasé, además, junto a la Iglesia Parroquial de Santa María.
![]() ![]() Poco después, llegué al Santuario de la Virgen de la Barca, cuyo origen se remonta a una pequeña ermita del siglo XII, donde se venera la imagen de la Patrona de los Marineros. Todavía no había empezado la Misa del peregrino, así que pude entrar a visitar su interior y subí también al camarín de la Virgen.
![]() ![]() ![]() Muy cerca del Santuario, se encuentran las llamadas “Piedras del Milagro” (Pedra de Abalar, Pedra dos Cadrís, Pedra do Timón, Pedra dos Enamorados…), que, según la leyenda, formaban parte de la barca de piedra en que la Virgen llegó a Muxía para animar al Apóstol Santiago a predicar la fe cristiana en estas tierras paganas. Por lo demás, es un lugar muy bello, con unas panorámicas especialmente sugerentes durante la puesta de sol. En los alrededores, se encuentra también el Faro.
![]() ![]() Al lado, aparece una enorme escultura de granito de 11 metros de altura y 400 toneladas de peso, denominada A Ferida, obra del escultor Alberto Bañuelos Forner. El monolito, partido por la mitad, expresa el reconocimiento a todos los que colaboraron desinteresadamente en la limpieza de la costa tras el hundimiento del Prestige.
![]() Estuve mucho rato por esta zona, que me pareció imprescindible en cualquier visita a Muxía. Además, no hace falta llevar coche, pues se llega fácil y tranquilamente dando un reconfortante paseo de una media hora.
![]() ![]() Desde aquí sale también un sendero que asciende a la cima del Monte Corpiño, desde cuyo mirador se divisan unas vistas estupendas de la población y de la Ría de Camariñas y Muxía, así como del Cabo Vilán y su faro, que se adivinan a lo lejos. También cuenta con una cruz, en cuyo pie suelen depositarse flores y ofrendas. El camino está empedrado, es corto y poco complicado. Merece la pena el pequeño esfuerzo.
![]() ![]() ![]() Descendimos por el lado contrario, siguiendo las indicaciones del mapa, para ver la parte occidental de Muxía, sus casas, su costa y su playa.
![]() El tiempo había mejorado y teníamos unos minutos disponibles antes de la cena, así que se nos ocurrió acercarnos en coche hasta el Parador de Turismo de Muxía, que está a unos cinco kilómetros, en una zona solitaria, muy cerca de la Playa de Lourido, a la que se tiene acceso directo desde el establecimiento hotelero. De camino, vimos un mirador, pero no paramos porque no nos pareció que la vista mereciese demasiado la pena. Fue un acierto, ya que se contempla todo mucho mejor desde el propio Parador.
![]() Dicen que este Parador de lujo se ha construido respetando al máximo todas las normas medioambientales y cuidando el paisaje, de modo que no lo altere demasiado, lo cual no voy a discutir, claro está. Desde el propio edificio, así lo parece, pues está construido hacia abajo, como embebido en las rocas y con mucho césped alrededor, ocultando los muros. Sin embargo, enfrente, yendo por la carretera, se divisa el “mamotreto”, como un elemento extraño encastrado en una montaña impoluta por lo demás. No me gustó, independientemente de intereses económicos y de la calidad de sus servicios e instalaciones -que no pongo en duda. De nuevo, es mi opinión.
![]() ![]() Esa tarde no había mucha gente y pudimos aparcar sin problemas, asomándonos también a los miradores que cuentan con parapetos transparentes para no perturbar la contemplación del paisaje. Se veía perfectamente Muxía y, al fondo, el Cabo Vilán. Las panorámicas me parecieron impresionantes.
![]() ![]() De vuelta a Muxía, fuimos a cenar al casco histórico, a escasos cinco minutos caminando desde el hotel. Tomamos dos cervezas y tres raciones, una de percebes (estando en Muxía, tocan sí o sí), otra de navajas a la plancha y una tercera de almejas en salsa. Estaba todo bueno. En total, 58 euros.
![]() En esta época, anochece tarde en Galicia, por lo que aún nos dio tiempo a dar un último paseo hasta el Faro de la Barca y contemplar una bonita puesta de sol. ![]() ![]() ![]() ![]() Al día siguiente, antes de marcharnos, compramos unos trozos de empanada recién hechos en una panadería. El paisaje se veía diferente con el brillo del sol. Como conclusión, nos gustó mucho Muxía.
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![]() Faro de Finisterre, Faro Turiñán y Ponte do Porto,Primera parte de una jornada que dedicamos a recorrer faros y lugares de la Costa de la Muerte. En esta etapa, cuento lo que vimos en Finisterre, Cabo Touriñán y la población de Ponte do Porto. El itinerario de la jornada fue de unos 190 kilómetros, más largo de lo previsto porque el día anterior no habíamos llegado al Faro de Finisterre, lo que nos obligó a retroceder hasta allí, dado el empeño que yo tenía en verlo, al fin, despejado.
Recorrido del día según Google Maps. Parece un poco lioso, pero no lo fue tanto
![]() Cabo y Faro de Finisterre. Se cumplieron las previsiones meteorológicas y el día amaneció espléndido. Ya en Finisterre, brillaba el sol sobre un cielo intensamente azul solo matizado por algunas nubes decorativas. Nada que ver con la lluvia y la niebla del día anterior. Como aún era temprano, conseguimos aparcar cerca del cruceiro donde se inicia el corto camino peatonal que lleva hasta el Faro más occidental de Europa, situado en el cabo que en tiempos antiguos se consideraba el fin del mundo.
![]() El Faro actual se construyó en 1853, a 138 metros de altura sobre el nivel del mar, para proteger una costa sumamente peligrosa por la niebla, los escollos y sus traicioneras corrientes, razones que han conferido a la zona que va desde este lugar a A Coruña el significativo nombre de Costa da Morte.
![]() ![]() Debido a su simbología, se trata de un lugar muy concurrido y al cabo de unos minutos, en domingo y con un día soleado, se acumuló mucha gente. Constituye, además, el punto final de la prolongación del Camino de Santiago, lo que implica realizar tres etapas más.
![]() ![]() Tras asomarnos a todos sitios y hacer bastantes fotos, continuamos nuestro recorrido, si bien, de paso, paramos en el amplio Mirador de Talón, desde el que se contemplan unas vistas espléndidas del pueblo de Fisterra, la Playa de Langosteira, la bahía y el cabo con su faro. Supongo que no muchas veces se podrá distinguir el panorama con tanta nitidez.
![]() ![]() Cabo de Touriñán. Faro y recorridos panorámicos. A continuación, nos dirigimos hacia el Cabo de Touriñán, adonde llegamos por carreteras secundarias a las que nos condujo el navegador. Esta vez no nos importó, pues tenían buen firme y poco tráfico, y las condiciones meteorológicas eran perfectas para deleitarnos con los bonitos paisajes que surcábamos, a menudo entre espesos bosques.
![]() Al contrario que en Finisterre, en el Faro de Touriñán apenas nos cruzamos con un par de coches y media docena de personas. Este punto forma parte del famoso “Camiño dos Faros”, una ruta senderista de 200 kilómetros que recorre los principales faros de la Costa da Morte, desde Finisterre a Malpica. Quizás en el futuro me decida a hacer alguno de sus tramos. Una amiga lo ha hecho hace unos días y me ha contado que le ha gustado mucho, aunque le ha resultado más duro de lo que se esperaba.
![]() Por su posición, este cabo, el más occidental de la España peninsular y el segundo de Europa, se convierte en el lugar donde más tarde se pone el sol en la Europa continental dos veces al año, del 21 de marzo al 25 de abril y del 13 de agosto al 22 de septiembre. Esta pequeña península se adentra en el mar en torno a un kilómetro y su parte más estrecha es un istmo de estructura granítica de unos 150 metros de ancho y una altura máxima de 93 metros. En la parte norte, existe un faro construido en 1898.
![]() Hay senderos por todo el entorno. Recorrimos algunos durante un rato, contemplando los islotes y escollos batidos por un mar no demasiado embravecido esa mañana.
![]() Luego, ya en el coche, seguimos la ruta panorámica que anunciaban unos indicadores y que nos proporcionó algunas buenas vistas, si bien tampoco nos parecieron demasiado espectaculares.
![]() ![]() ![]() Ponte do Porto. De camino hacia nuestro siguiente objetivo, el Cabo Vilán, pasamos por esta localidad del municipio de Camariñas, que recibe su nombre por el puente que cruza el río Grande casi en su desembocadura a la Ría do Porto. Modificado en el siglo XX, su origen se remonta al siglo XIII y adquirió mucha importancia debido al comercio maderero. Más recientemente, su feria se hizo famosa por la venta y distribución de los encajes de Camariñas, que se exportaban a Estados Unidos, Cuba y otros países americanos.
![]() Nos gustó mucho el sitio, sobre todo la calle que va paralela a las aguas de la ría. Estaba todo muy tranquilo, apenas sin gente. Compramos bebidas, buscamos un banco a la sombra porque pegaba fuerte el sol y nos tomamos tan ricamente los trozos de empanada de carne y bacalao con pasas que traíamos de Muxía. A veces lo más sencillo es lo que resulta mejor.
![]() ![]() Luego, dimos un corto paseo hasta el puente, viendo por el camino la llamativa fachada exterior de la Iglesia de San Pedro, frente a la cual se ha situado una curiosa réplica de la Fuente de los Leones de la Alhambra de Granada.
![]() ![]() Previamente, habíamos pasado por el pequeño núcleo de Cereixo, pegado a Ponte do Porto, donde se encuentran la Iglesia de Santiago y el Muiño de Mareas, que nos llamaron la atención por su aspecto medieval. Sin embargo, no paramos en ese momento y luego no nos cuadró volver. Una lástima. Otra vez será.
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![]() Camariñas, Cabo Vilán, Castelo de Vimianzo y LaxeSegunda parte de nuestro recorrido por la Costa de la Muerte: Camariñas, Cabo Vilán, el castillo de Vimianzo y la población de Laxe.
Camariñas.
Siguiendo nuestra ruta, llegamos a Camariñas, población situada en una península junto a la ría de su nombre. Cuenta con poco más de 6.000 habitantes y es un referente mundial en la elaboración de encajes de bolillos.
![]() Existen diversas leyendas sobre cómo se introdujo el encaje de bolillos en este lugar. Una de ellas afirma que, tras el naufragio de un barco frente a sus costas, entre los supervivientes, fue rescatada una dama Italiana quien, como muestra de agradecimiento, enseñó la técnica de los palillos a las lugareñas.
![]() Paramos a tomar un café en una terraza, mirando a la Ría. Hacía bastante calor. Luego, fuimos a dar una vuelta por el puerto y también me acerqué al casco viejo, donde vi unas cuantas casas de bonita arquitectura, algunas en venta y varias en muy mal estado de conservación. Llegué hasta la parte alta, donde se encuentra la Iglesia parroquial de San Xurxo, construida en el siglo XVIII en estilo barroco.
![]() ![]() Cabo Vilán. Nos habían comentado que el Cabo Vilán (Cabo Villano en castellano) es uno de los lugares que no hay que perderse en la Costa da Morte, incluyendo el faro que señaliza uno de sus tramos más peligrosos pero también más bellos. Declarado sitio de interés nacional en 1933, actualmente es Monumento Natural y está incluido en la Red Natura 2000.
![]() ![]() El Faro se yergue a 125 metros de altura y, anexo al edificio de los fareros, cuenta con un cañón de luz visible a más de 55 kilómetros de distancia. Se trata del faro eléctrico más antiguo de España y prestó su primer servicio en 1896. En la actualidad, se ha instalado un museo en su interior que se puede visitar pagando 1 euro.
![]() Dejamos el coche en el aparcamiento, pues al faro hay que subir caminando, si bien, previamente surcamos uno de los senderos que llevan al borde de los acantilados, desde donde se obtienen unas vistas impresionantes del propio faro y de su entorno, en particular sobre la llamada “Furna dos Infernos”. Por fortuna, el terreno no estaba mojado ni tampoco hacía viento –que suele soplar fortísimo aquí-, factores que pueden convertir el paseo en peligroso si no se guardan las debidas precauciones.
![]() ![]() Hay que ir con cuidado, pisando exclusivamente la estrecha franja de tierra que marca el sendero para no afectar a la sensible vegetación que cubre las rocas y que, además, estaba florecida, añadiendo un toque de color con mucho encanto.
![]() Ya junto al faro, le dimos la vuelta, recreándonos con las vistas. Después, subimos por un corto sendero entre las rocas, que nos condujo al Faro Vello, el faro antiguo, situado un poco más alto y más al interior, por lo que proporciona unas panorámicas todavía más espectaculares sobre el Faro nuevo y los acantilados.
![]() ![]() También se contempla desde arriba un enorme criadero de pescado, sobre todo de lenguado y rodaballo, según he leído. En definitiva, el Cabo Vilán resulta una parada obligada en cualquier visita a la Costa da Morte.
![]() Castelo de Vimianzo. Nuestra siguiente visita fue al Castillo de Vimianzo, que está en la población del mismo nombre. Lo construyó la familia Mariño de Lobeira entre finales del siglo XII y principios del siglo XIII, si bien de la primitiva edificación solo se conservan los restos de lo que pudo ser la Torre del Homenaje, sita en el actual Patio de Armas.
![]() A comienzos del siglo XV, pasó a manos de los Moscoso, una de las familias más poderosas de Galicia. En adelante, comenzó una tremenda disputa por su posesión entre los Moscoso y el Arzobispo de Santiago hasta que en 1467 cayó en poder de los campesinos durante las Guerras Irmandiñas, por las que el pueblo se rebeló contra la tiranía de los nobles. No obstante, poco después lo recuperó el Arzobispo, quien lo reconstruyó. Años más tarde, Lope Sánchez de Moscoso, que se autoproclamó primer conde de Altamira, recobró el castillo y su familia lo conservó hasta el siglo XIX.
![]() Actualmente, es propiedad de la Diputación Provincial de A Coruña, que lo rehabilitó y abrió al público. Está muy bien conservado, con murallas, foso y un puente levadizo. Posee gruesos muros, cuatro torres y un patio de armas. Además, cuenta con un museo de artesanía, talleres en vivo y exposiciones.
![]() El acceso es gratuito y se puede recorrer libremente, aunque también hay visitas guiadas. Tiene un bonito jardín y desde las almenas se contemplan buenas vistas de Vimianzo y sus alrededores. Pasamos un buen rato allí.
![]() ![]() Abre todos los días, salvo los lunes, en los siguientes horarios: del 1 de junio al 15 de septiembre, de 10:30 a 14:00 y de 16:00 a 20:30; el resto del año, de 10:00 a 14:00 y de 16:00 a 18:30. Por cierto, que no dispone de aparcamiento propio. Así que hay que dejar el coche en las calles de Vimianzo, donde se pueda.
![]() Laxe (Lage). Para finalizar la jornada, decidimos acercarnos a Laxe, un pueblo marinero, con notable flota de bajura, actividad que sustenta su economía junto a la agricultura y el turismo, que se ha incrementado mucho en los últimos tiempos debido a su fama de ser uno de los pueblos más bonitos de la Costa da Morte. Actualmente, tiene unos 3.000 habitantes censados.
![]() Nada más llegar, nos dimos cuenta de que no habíamos escogido el mejor momento para visitar Laxe, pues estaba a tope de gente, tanto en el casco viejo como en las playas. Y, por si fuera poco, se estaba montando el escenario para un concierto multitudinario en la Plaza Ramón Juega.
![]() Aparcamos al final del muelle y dimos una vuelta por el casco antiguo. Pasé, primero, junto a la Iglesia de la Virgen de la Atalaia, cuyo origen se remonta al siglo XIII, aunque fue reformada en el XV, modificando su primitivo estilo románico con un aire gótico, el llamado gótico gallego. Estaba cerrada, así que no pude ver su interior.
![]() ![]() Enseguida me topé con la Casa do Arco, edificio secular de estilo gótico con tres arcos apuntados que comunican la Rúa Real con la Iglesia de la Virgen de la Atalaia. Se trata de un edificio de granito del siglo XV, de tres alturas y que cuenta con varios escudos, alguno de la familia Moscoso, que lo mandó construir. Se ha convertido en un símbolo de Laxe y ahora acoge un establecimiento hotelero.
![]() ![]() Nuestra primera intención era tomar algo en el pueblo, pero había tanto gentío (en las fotos no lo parece porque tengo mucha paciencia al enfocar) que incluso pasear resultaba incómodo, lo que nos quitó de la cabeza la idea de llegar hasta el Faro andando para conocer sus alrededores, que son muy bonitos según me habían comentado. Con idea de ganar tiempo, quisimos ir con el coche, pero nos hicimos un lío monumental porque debido al concierto habían cortado varias calles y no había forma de avanzar ni para adelante ni para atrás. Al final, desistimos. En fin, también queda para otra vez.
Desde allí, enfilamos directamente hacia A Coruña. Etapas 4 a 6, total 22
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