14/02/2012
Hoy ha tocado madrugar de nuevo para coger el tren de media distancia de RENFE para llegar a León. Algún dato orientativo, como siempre: el trayecto ha durado unos 65 minutos (el tren va muy rápido) y el precio no ha llegado a 10 euros.
La estación de León está muy bien ubicada, dentro de la ciudad.
La oficina de turismo está en frente de la propia Catedral. También hay otra, con menos personal, en el ayuntamiento.
Aprovechando que he llegado muy prontito (hacia las 9:15) y que no hay nadie por ningún lado, me adentro en la Catedral.
Por fuera no tiene la espectacularidad de la de Burgos, lo cual no quiere decir que no tenga belleza propia.


Pero todo es relativo cuando lo comparas con el interior. Lejos de la multitud de capillas de la Catedral burgalesa, la de León no esconde su planta en forma de cruz. Da la sensación de armonía en sus formas, que transmite tranquilidad al que entra. Pero si hay algo que la hacen única, eso es el conjunto de vidrieras que no esperas encontrarte desde fuera. Dan una luminosidad al interior y una explosión de colores que se hecha en falta en la mayor parte de las Iglesias de la zona que he visitado hasta ahora. Por desgracia, no dejaban sacar fotografías.
Una vez vista la Catedral, principal atractivo de la ciudad, decido organizarme tomando un cafecito, que no había tenido tiempo para desayunar todavía.
En el camino a la catedral había pasado por edificios muy representivos de la ciudad. Ya era hora de acercarme a ellos. Así, es muy bonito el edificio diseñado por el arquitecto catalán Antoni Gaudí para los Botines.


Junto a él se encuentra el Palacio de los Guzmanes. Un edificio que sólo he podido contemplar por fuera, ya que hoy no había visita guida. “Vuelva mañana” me ha dicho el guarda de seguridad. Es evidente que no iba a quitar el gafe en un solo día.
Como os había oído hablar tanto de la Colegiata de San Isidoro, para allí que me he ido. Evidentemente, en obras. Asimismo, el museo de la misma va a estar cerrado durante un par de semanas, empezando a contar desde ayer!!! Así que las pinturas del panteón de los reyes los dejaremos para otra visita a León.

Con miedo me dirijo andando hacia otra zona de la ciudad: el parador de San Marcos.


La fachada es simplemente espectacular. Se puede acceder por la puerta principal a la cafetería, independiente de la zona residencial.
En la misma zona de la ciudad llama la atención la confrontación del arte antiguo con el moderno de los edificios de la Junta y el Edificio Europa.


También cerca está el auditorio

Ya de vuelta al centro histórico, se me había hecho un poco tarde, voy en busca de la Zona Húmeda de León, para picar algo. Pues casi no lo consigo. A las cuatro de la tarde hay toque de queda y nada está abierto. Bueno sí, en la Plaza San Martín he entrado un minuto antes de que cerraran la puerta de un bar al lado del Rebote (no recuerdo el nombre). Allí me he tomado una cañita con la tapa de turno sin necesidad de pedirla (un megapincho de tortilla riquísimo). La verdad es que me encanta esa costumbre vuestra de las tapas.
Por la zona he encontrado, pues no había señalado en el recorrido, la plaza mayor del antiguo ayuntamiento


He dedicido que no podía marchar de León sin volver a visitar la catedral y sus vidrieras, vistas esta vez con la luz distinta de la tarde.
Al lado de la catedral está también un edificio elegante: la diputación provincial
