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Primer día. Vuelo a Amman
En esta ocasión viajo con mis padres y dos matrimonios amigos suyos, 7 en total, un buen número. Cogemos el avión a las 9 de la mañana con destino a Amman. El avión es un charter de la compañía Gadair European Airlines. El avión no es ninguna maravilla pero es sorprendentemente amplio, por lo que no nos podemos quejar.
A las 10 nos dan una especie de desayuno formado por una tortilla con tomate y una salchicha, como desayuno se puede soportar, lo malo es que de aquí a las 3 que aterrizamos no nos dan absolutamente nada más y si no llegamos a llevar provisiones propias…
Al llegar nos recibe un guía de Royal Vacaciones con una lista de 33 personas entre las que no estamos, pensamos que es por que habíamos tramitado el visado desde Madrid y que por eso éramos la excepción, cuando lo que pasaba era justo lo contrario todos tenían su visado en regla salvo nosotros que tuvimos que pagar 10 dinares jordanos (JD) por persona con el correspondiente cabreo de mi padre que juraba que esta se la pagarían después de que había hecho el pringado recopilando todos los pasaportes y enviándolos a la agencia de viajes.
El grupo de Royal Vacaciones era de 40 personas por lo que íbamos pensando que el viaje seria el típico coñazo esperando a la gente y demás. Gracias a Dios, ya en el autobús vimos que solo nosotros íbamos a Siria por lo que imaginamos que solo nosotros 7 haríamos el viaje.
Nuestro hotel en Amman era Le Meridien que tiene un hall fantástico con unas palmeras, de mentira, impresionantes; la piscina también tenía buena pinta pero no llegamos a catarla en esta primera ocasión, ya habría tiempo mas delante de probar la piscina y, sobre todo el jacuzzi.
Al llegar mi padre llamó a una compañera que conocía en Amman y quedo con ella para cenar en un restaurante libanés. Como teníamos tantas ganas de empezar a conocer cosas nos fuimos en taxi a lo que ellos llaman el downtown el taxista. Mi padre concertó la carrera en 3 dinares, aunque la amiga de mi padre nos había dicho que con 2 o 2 y medio seria suficiente, sin embargo, al otro taxi en el que iba el resto del grupo le cobraron 5 dinares.
Durante el camino el taxista intentaba convencer a mi padre de esperarnos y traernos de vuelta al hotel y nos pedía 15 dinares por taxi. Mi padre le ofrecía 10 y no hubo manera de llegar a un acuerdo, A la vuelta tendríamos que buscar un taxi por nuestra cuenta.
Amman es conocida como la ciudad blanca, más bien parduzca. Su paisaje es bastante especial pues es como si fuera un conjunto de casas medio separadas esparcidas por encima de unas colinas, que al principio eran 7 y ahora son más de 17.
En el cielo de Amman y de otras ciudades de Siria y Jordania se veían muchas cometas, parece que es cierto lo de la películas de Cometas en el Cielo y en esta zona del mundo debe de ser costumbre.
El downtown de Amman no tiene gran cosa pero tiene la gracia de lo autentico ya que no se puede considerar zona de turistas. Es una zona comercial para jordanos donde venden sus productos
A la entrada de la zona comercial hay una mezquita y cerca hay un estupendo mercado de frutas y verduras.
Lo primero que sorprende es lo difícil que resulta cruzar las calles aquí. Bueno lo difícil o lo fácil depende de cómo se mire ya que la gente cruza por donde le apetece, completamente por en medio del tráfico. Al principio da una especie de yuyu pero luego te acostumbras.
Lo que sí es cierto es que no notamos sensación alguna de peligro íbamos absolutamente a nuestras anchas, no sé si será inconsciencia o que realmente no nos sentíamos en absoluto amenazados. Como no conocemos límites, en una especie pastelería local, compramos dulces típicos que comimos alegremente por la calle. El aspecto era atrayente pero, a la hora de la verdad, casi no nos gusto ninguno, había unas bolitas fritas con miel y una especie de churros dulces, etc.
Después del paseo volvimos al punto de partida y concertamos de nuevo un taxi, los únicos que estaban parados eran blancos y nos pidieron 5 dinares cada uno, mi padre regateo pero le dijeron que ese era el precio de esos taxis y si no queríamos tendríamos que parar uno en la calle. Como eso no lo teníamos muy claro ya que los que pasaban tenían casi todos una especie de copiloto que no sabíamos si era tal o un pasajero, decidimos coger los taxis blancos, al fin y al cabo, la suma total era inferior a los 15 dinares que nos pidieron los taxistas que nos trajeron del hotel. Luego nos enteramos que verdaderamente los taxis blancos son como un escalón mejor dentro de los taxis.
Luego fuimos a cenar con los amigos de mi padre que son muy simpáticos y nos contaros muchas cosas de la vida en Jordania y Siria. Nos cuentan que Amman es una ciudad relativamente cómoda para vivir ya que es relativamente nueva. En realidad se habitó después de la segunda guerra mundial y ahora tiene más de 2 millones de habitantes. Además últimamente han llegado bastantes refugiados de Irak.
Posteriormente no enteraríamos que en estos momentos es una especie de lugar de vacaciones de toda la zona del golfo pérsico por sus costumbres más liberales (en los hoteles se puede beber alcohol) y el clima es un poco más agradable ya que en Amman refresca por las noches y no hace mucho calor por el día. Es curioso que la elección del sitio de vacaciones de los árabes sea por razones que poco tiene que ver con las nuestras.
El restaurante se llama Fakhr El-Din (se pronuncia fajarildin) y al parecer se encuentra situado en la antigua residencia del embajador español La comida fue bastante buena compuesta de varios primeros a base de humus, ensalada de perejil etc. De segundo se podía elegir entre un pescado a la plancha, que estaba muy rico pero era algo escaso, o carne a la brasa que estaba muy buena
Segundo día. Camino de Jerasa
El segundo día salimos hacia Jerasa y por el camino hicimos una visita panorámica de Amman donde vimos el anfiteatro romano. Como ya dije antes, aunque Amman creció a partir de la segunda guerra mundial, lo cierto es que sus orígenes son muy anteriores pero fue abandonada y no fue hasta 1920 que los chechenios procedentes del caúcaso volvieron a empezar a ocupar la ciudad
Salimos de Amman hacia Jerasa, la antigua ciudad romana de las 1000 columnas. Jerasa es impresionante tiene un arco muy bonito a la entrada y luego una gran plaza oval rodeada de columnas, algunas de ellas con dos capiteles, uno arriba y otro abajo, cosa que no habíamos visto nunca.
En Jerasa hay un bonito templo de Zeus y unas iglesias bizantinas con, mosaicos bastante bien conservados en el suelo.
Lo mejor es el templo de Artemisa con su escalinata de entrada.
Finalmente volvemos por el cardo máximo o calle principal con dos niveles, uno peatonal con tiendas y otro para los caballos y carros. Es también muy bonito el encuentro del cardo principal con el Domenicos o calle transversal llamado el tetrapilon o cuatro caminos
Comemos allí en el restaurante que hay dentro de las ruinas que no estuvo mal aunque con la comida que luego nos encontraríamos por todas partes: pollo, cordero, humus, moutavel, etc.
De Jerasa salimos hacia el castillo de Ajlun que la verdad es que no vale gran cosa. Lo mejor es que desde su altura se ve el valle del Jordán y Palestina, pero como había mucha calima no vimos casi nada.
No he dicho que nuestro guía es Rashad, es un tipo normal de apariencia bastante árabe que ha vivido en Madrid durante 3 años en los años 80. Explica bien y parece tener buenos conocimientos de los que habla, pero le falta un poco de entusiasmo.
En Jerasa nos recoge un coche para llevarnos a Siria. La frontera nos parece un desastre para nosotros que ya nos movemos por Europa casi sin documentos. Tienes que parar tanto en lado jordano como en lado sirio y tramitar no sé cuantos sellos o visados. En el lado jordano de la frontera cambiamos euros por dinero sirio, obteniendo 69 liras sirias por cada euro Cuando llegamos al lado sirio, el guía sirio se sorprendió de que hubiéramos cambiado en ese sitio, nosotros lo hicimos porque era lo que nos había recomendado el chofer jordano. Es curioso porque cuando al final del recorrido por Siria el propio guía nos cambió dinero, nos dio 70 liras por cada euro, o sea que la diferencia no era para tanto, o es que el guía pensó ya que les han engañado en Jordania, vamos a engañarles también aquí.
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