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Nuestro viaje comienza en Kiev, en el aeropuerto de Borispol, con un vuelo nocturno que llegará a Almaty (Kazajistán) alrededor de las siete de la mañana. La aerolínea Air Astana sorprende por su calidad. Buen servicio y personal agradable; por desgracia, el vuelo va completo y no encontramos asientos libres para extender las piernas y dormir. Cinco horas nos llevamos en el aire desde Kiev atravesando parte de Rusia y la estepa kazaja. La llegada a Almaty nos brinda las primeras vistas de las espectaculares montañas, Tian Shan, una de las cordilleras con cumbres más altas de Asia central.
El control de pasaportes es bastante exhaustivo a la llegada al aeropuerto internacional de Almaty, es obvio que Kazajistán no parece un país muy turístico. Tras llegar al hotel Asia, debemos dejar nuestro equipaje allí hasta la hora del check-in y nos disponemos, sin dormir, a descubrir la principal metrópolis del país.
Almaty cuenta con casi dos millones de habitantes (población que continúa en aumento) y se trata de una ciudad típicamente soviética con sus monumentos conmemorativos a las victorias militares comunistas, grandes arboledas y parques y avenidas rectilíneas que forman cuadrículas. Monumentalmente, la ciudad es bastante pobre. En tres horas recorremos el centro, donde lo más destacado es la catedral ortodoxa Zenkov. Pasamos también por la Mezquita Central, la cual decepciona bastante en comparación con lo que vendría después en Uzbekistán. Nos causa una grata impresión el Zelenij Rynok (el mercado verde), un complejo comercial donde se puede encontrar una ingente cantidad de productos, en particular, llama la atención la amplia variedad de frutas y verduras.
El centro de Almaty es bastante agradable, una ciudad rusificada y con una mezcla étnica considerable: rusos, coreanos, tajiks... aunque los genes asiáticos coreanos parecen predominar. Aun así, el comportamiento de las personas y el idioma está marcado por la cultura rusa.
Paseamos por el bulevar peatonal Panfilov y por la noche vamos a un restaurante típico kazajo para probar la carne de caballo, seca pero bastante sabrosa. Como ya se ha comentado en varios foros, Asia central no es un lugar para "foodies" o amantes de la comida. El menú gastronómico es sota, caballo y rey... con una dieta eminentemente carnívora.
Quizás lo que más sorprende de Almaty es el caos de tráfico que hay en sus avenidas. La congestión de vehículos en todas las vías del centro es exagerada y los abruptos modos de conducir de los locales te llevan continuamente a sufrir sobresaltos. Sin duda, es una ciudad que ha crecido desmesuradamente con unas infraestructuras bastante limitadas, lo cual desencadena una enorme cantidad de atascos, donde brilla por su ausencia la paciencia de los conductores.
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