Disponemos de todo el día para visitar la parte norte de la isla, llamada Lewis, y que es mucho más grande que Harris. También más inhóspita, si cabe, y con muy pocas carreteras para acceder a los sitios, casi todas de "passing place" como no podía ser de otra manera. En Stornoway comprobamos que es el centro neurálgico de toda la isla, y donde parece que se ha reunido todo el mundo, porque en el resto te cruzas con muy poca gente. En una gasolinera hay un supermercado y paramos a comprar cuatro cosas. Veo que el precio de la gasolina es muy parecido que en el resto de Escocia. En la guía ponía que era más cara, pero no es así.
De Stornoway partimos hacia el norte pero sin dirigirnos a la parte más oriental donde se halla Port of Ness. Al final decidimos dejarlo de lado y fuimos a hacer las cuatro visitas que son imprescindibles en Lewis, y que distan pocos kilómetros entre ellas.
La primera parada es Arnol, donde está la Arnol Black House, parecida a las del poblado que ya visitamos en la Isla de Skye. En el interior mantienen un fuego encendido a base de turba, ese combustible vegetal de olor tan característico y que impregna todo el interior de la vivienda.
Na Gearrannan, son un conjunto de blackhouses restauradas y en la que se puede alojar uno, imagino mediante reserva. Desde allí hay unas buenas vistas, pero el conjunto es de lo más artificial. Puedes pasear por el lugar sin necesidad de pagar entrada, solo el pequeño museo es de pago.
A continuación nos encontramos con otro broch, el Dun Carloway, que ya no nos resulta tan espectacular tras visitar el Dun Troddan, en Glenelg. Aún así es una visita muy interesante.
Los menhires de Calanais tienen tantos años como las pirámides de Egipto, y el conjunto se conserva en un relativo buen estado, sobre todo teniendo en cuenta llevan ahí casi 5000 años.
Al llegar a Garynahine se nos plantea el dilema de para donde tirar, si hacia la isla de Great Bernera o continuar hacia Miavaig. Decidimos esto último, pero tras pulular por los alrededores se nos ocurrió cambiar de tercio y visitar la playa de Tolsta, que está justo en dirección contraria. Este lugar tiene en la orilla varias rocas de considerable tamaño, que cuando sube la marea quedan aisladas por el agua. Estuvimos allí cuando estaba ya subiendo y estaban a punto de quedar completamente rodeadas por el mar. Un entorno muy bonito y encima disfrutando con la meteorología a nuestro favor.
Millas/día: 206