Amaneció nublado en Oviedo. De hecho, a excepción del día de nuestra partida, no pudimos ver el cielo azul al abrir por la mañana la trampilla de la parte abuhardillada de nuestra habitación, que por cierto, no os había mostrado aún.
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Aprovechando la ocasión, diré que el hotel es un tres estrellas, con decoración un tanto especial, como se puede contemplar en la fotografía. Valoración: correcto. La ventaja que tiene es su ubicación, muy cercana al casco histórico, como indiqué en la anterior etapa, pero con el inconveniente de que en las zonas cercanas (y cuando digo cercanas, me refiero a aquellas situadas a diez o quince minutos a pie) es prácticamente imposible encontrar aparcamiento, por lo que no queda otra que recurrir a un parquing.
Desayunamos cada día en el bar del hotel. Dos cafés con leche y dos croissants (o tostadas), nos salían por 4,60 € para los dos, bastante más barato que el desayuno que ofrecía el hotel, que valía 6,95 € por persona. El camarero que habitualmente nos atendía, Miguel, muy atento y servicial. Un diez para él.
El plan de hoy consistía en visitar Cudillero, para después acercarnos a la playa del Silencio y al cabo Vidio. Salimos de Oviedo por la autovía, y durante el trayecto ya empezó a llover. No demasiado fuerte, pero sin parar. Después de una hora de viaje, aproximadamente, llegamos a Cudillero. Siguiendo el consejo de alguno de los forofos, accedimos al pueblo por Las Dueñas en lugar de por El Pito, y eso nos permitió ir a parar directamente a un gran aparcamiento público ¡y gratuito! (bravo por el Ayuntamiento

Seguía lloviendo, por lo que, con impermeable y paraguas, empezamos a explorar la célebre villa de Cudillero. No hace falta decir que la lluvia nos dificultó un poco la tarea (sobre todo en lo que se refiere a sacar fotos), pero en fin, se hizo lo que se pudo.
Llegamos al puerto (como he dicho, muy próximo al aparcamiento gratuito), y desde ahí se contempla la típica estampa del anfiteatro de casas que ha hecho famoso a Cudillero.
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A continuación nos dirigimos a la oficina de turismo, situada en el mismo puerto, en la que nos facilitaron información y un plano de la localidad. Posteriormente, nos adentramos en la población para contemplar las bellas vistas que hay desde distintos miradores.
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Como no cesaba de llover, tomamos la decisión de no visitar la playa del Gavieiru (o del Silencio), ya que para acceder a la misma hay que tomar una senda peatonal en el pueblo de Castañeras (en el mismo concejo de Cudillero) y el trayecto dura unos 20 o 25 minutos. Además de la incomodidad de la lluvia, ignorábamos el estado en el que se podía encontrar el camino, por lo que decidimos no arriesgarnos.
El nuevo plan era comer en Oviñana, visitar el cercano cabo Vidio y posteriormente trasladarnos a Luarca, que era uno de los “planes B” que teníamos en la recámara si las circunstancias lo requerían.
Así pues, nos dirigimos al cercano pueblo de Oviñana, y buscamos alguno de los restaurantes que los foreros habíais recomendado. Fuimos al Restaurante La Cueva, en el que había un menú de 15 € (IVA no incluido). El segundo era “pescado o carne” (así de conciso). De pescado, tenían rollo de bonito (además de bonito en tomate) y eso es lo que pedimos tanto mi mujer como yo. La verdad es que estaba delicioso.
Aunque había parado de llover, el cielo seguía muy encapotado. Nos dirigimos en coche al cercano cabo Vidio (perfectamente señalizado), en el que pudimos contemplar este impresionante panorama:
*** Imagen borrada de Tinypic ***
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Hechas las fotos de rigor, pusimos rumbo a Luarca, la capital del concejo de Valdés, a la que llegamos por la autovía A-8 (dirección A Coruña). Y al llegar a Luarca, otra agradable sorpresa. Otro parquing gratuito ¡cubierto y de dos plantas!

Me sorprendió gratamente la denominada “villa blanca de la costa verde”. En esta zona de Asturias, los tejados son todos de pizarra, y el color predominante de las casas es el blanco. Es muy bonita la zona del puerto.
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Tras proveernos del correspondiente plano de la localidad en la oficina de turismo, en la que nos dijeron que el Centro del Calamar Gigante estaba abierto (yo pensaba que al ser lunes, posiblemente estaría cerrado), iniciamos un recorrido por la villa. Nos encaminamos por el barrio del Cambaral (uno de los más antiguos de Luarca, barrio de pescadores) hacia el promontorio en el que se hallan el faro y la capilla de la Atalaya. Subiendo, se pueden ver bonitas vistas de la villa.
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Una vez arriba, se puede también acceder al cementerio, que dicen que es de los más bonitos de Asturias. En este camposanto está enterrado el premio Nobel Severo Ochoa.
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Bajando del promontorio de la Atalaya por el lado contrario al que subimos, llegamos al Centro del Calamar Gigante, en el que están expuestas numerosas criaturas marinas: cetáceos, tiburones, peces abisales, etc. Pero lo que destaca por encima de todo son varios ejemplares de calamares gigantes. En su página web www.cepesma.org/ ...r-gigante/ se indica que se trata de la exposición de grandes cefalópodos más importante del mundo. Si vais a Luarca, no dejéis de visitar este museo. La entrada vale 5 €, pero merece mucho la pena.
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Tras la visita al museo y después de hacer algunas fotos en la zona del puerto, nos dirigimos hacia el aparcamiento (recordad, es gratuito, en la carretera que va a Pola de Allande), y regresamos a Oviedo entre lluvia y niebla, poniendo fin así a una jornada en la que hemos podido conocer una pequeña parte de la costa occidental asturiana.