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Hoy hemos quedado tarde, a las 11,30 de la mañana, para que los trasnochadores pudieran descansar. La cita es en el metro de Puerta del Angel pues vamos a visitar uno de los sitios más desconocidos de Madrid y también de los más nuevecitos: Madrid Rio.
Aquí nos reunimos con Luna Nueva, nuestra corderita, Amaya, Azorero, Miguel Angel, etc.. Esta vez no tenemos ninguna queja de nuestra guía pues se sabe el recorrido a la perfección y no comete errores de bulto. Pero, (siempre hay un pero) estaba sin voz. La lluvia y el jolgorio del día anterior habían pasado factura y estaba afónica del todo.
La verdad es que yo no conocía esta zona y me ha parecido muy agradable y bonita, está muy bien mantenida y limpia y hay terrazas donde poder tomar una cerveza, o comer, o tomar una copa por la noche. Me gustó mucho.
Lo primero que visitamos fue la ermita de la Virgen del Puerto y tuvimos la inmensa suerte de que estuviera abierta pues iba a haber una boda.
La ermita ofrece un exterior austero en ladrillo y pizarra y un interior bastante recargado. Data de principios del siglo XVIII y se debe al genio de Pedro de Ribera aunque el edificio actual es una reconstrucción exacta realizada en los años 40 pues la original resultó totalmente destruida durante la Guerra Civil.
Nos contó Pipi que en esta zona se celebraba la última de las verbenas del verano a la que llamaban “la melonera” porque todo el mundo llegaba aquí con sus correspondientes melones como refrigerio. Más tarde esta verbena se trasladó de lugar, al Paseo de la Chopera.
Desde aquí fuimos a visitar el Manzanares. Parece mentira que una ciudad viva completamente de espaldas a su río, pero Madrid es así. Siempre ha menospreciado a este río suyo.
Sin embargo las obras de soterramiento de la M30 han permitido recuperar sus riberas para disfrute de los madrileños, con paseos peatonales y zonas de actuación específica. Como esta en la que estamos, con los Jardines de la Virgen del Puerto, la Huerta de la Partida, la Avenida de Portugal, el Paseo de la Ermita de la Virgen del Puerto y la Plataforma del Rey.
La rehabilitación de esta zona ha permitido que la Casa de Campo se abra a la ciudad y sea accesible peatonalmente, también se ha rehabilitado la Puerta del Rey (la entrada original a la Casa de Campo y utilizada exclusivamente por el rey, de ahí su nombre) y se han habilitado miradores desde los que puede disfrutarse de unas vistas espléndidas.
Por último comentaros que visitamos la Huerta de la Partida, una zona reconvertida en huerto de frutales en donde se han plantado todo tipo de árboles: manzanos, perales, melocotoneros, ciruelos, cerezos, granados, avellanos, nogales, etc. Todos estaban en flor y el espectáculo era impresionante.
Y ahora ya hemos hecho hambre y nos dirigimos al restaurante a reponer fuerzas y descansar. Esta vez estamos todos juntos y no han separado a nadie, aunque hay un pequeño roce con el encargado pues se empeñó en que ocupáramos las mesas del fondo sin tener en cuenta que había gente que se iba antes, y, encima, luego va y protesta. Un poco antipático, la verdad.
Esta vez el menú consistió en Salmorejo, ensalada y mejillones al vapor para compartir de primero, escalopines de ternera, hojaldre de lubina o chipirones (a elegir) de segundo y de postre mouse de yogur.
Aquí tengo que contaros que Becajo vino un poco más tarde pues la habían robado el bolso durante el desayuno y tuvo que ir a poner la correspondiente denuncia y demás, casi no llega a comer la pobre. Menos mal que no llevaba los billetes de vuelta, que si no aquí se tiene que quedar.
Y mientras comíamos, se formó una impresionante cola en el restaurante de gente que quería comer y no había mesa, así que el gerente nos echaba de vez en cuando unas miraditas, de esas que decían ¿pero estos no se irán de un p--- vez? Pues no, nos vamos, porque estamos muy a gusto, contándonos todo tipo de cosas y no tenemos la más mínima gana de irnos.
Así que, al final, nos ofrece unos chupitos gratis pero en la terraza al aire libre que hay arriba. Y oye, eso de unos chupitos gratis parece que nos gusta y decidimos levantar las posaderas de nuestros asientos y subir hasta la terraza. Muy chula la terraza, pero llena hasta los topes y muchos nos tememos que nos vamos a tener que tomar los chupitos de pie. Pero en ese momento se levantan los de las mesas del fondo, justo delante de la barandilla y allí que nos vamos todos, nos sentamos, hay sitio para todos y podemos continuar nuestra agradable conversación con tranquilidad y cómodamente.
Y por fin esto se acaba. Hay quién tiene que coger el tren, otros sacar al perro y cada cual tiene sus obligaciones, así que llega el triste momento de la despedida. Pero quedamos en que la próxima será en Barcelona, así que nos queda la esperanza de un nuevo reencuentro.
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Entiendo que en este caso no seria capaces de hacerlo y más siendo tan mediática. 
