Nuestro primer destino de esta etapa fue Plasencia, una preciosa ciudad amurallada a orillas del río Jerte

La primera parada tras cruzar sus murallas fue el parador de turismo, un antiguo convento que merece la pena una visita. Allí mismo os pueden facilitar algún plano de la ciudad con los monumentos más importantes, aunque nosotros nos fuimos a la oficina de turismo, situada muy cerca de la Catedral Vieja, donde también nos dieron información sobre la comarca, espectaculares paisajes y pintorescos pueblecitos que queríamos visitar.
Entre los monumentos de Plasencia, además de la Catedral Nueva y la Vieja, destacan la Casa del Deán, el palacio de los Monroy, el de Mirabel...
A nosotros nos gustó mucho la iglesia de San Nicolás, a la que entramos sin esperar que íbamos a tener un guía que nos ofrecería una visita pormenorizada del templo, con todo lujo de detalles y salpicada de divertidas anécdotas. Creo que era el capellán de la iglesia, un tipo curioso al que nosotros apodamos "el pequeño Nicolás".
En estas fotos podéis ver la bonita pila bautismal:
y la curiosa cúpula ovalada que se encuentran en el interior de esta iglesia:
En la Plaza Mayor, sobre el campanario del Ayuntamiento, está el abuelo Mayorga, popular campanero que da las horas a la población.
Tras callejear por el casco antiguo nos dirigimos a la Torre de Lucía, desde donde hay preciosas vistas de la zona
Allí tuvimos otros encuentro con una amable señora que se ofreció a explicarnos una emotiva historia sobre el edificio que hay junto a esta muralla, antes hospital "de locos" y de María la Cabrera, cuyo busto se encuentra en esa misma plaza
Desde allí, nos dirigimos al Acueducto, que se conserva estupendamente y, antes de despedirnos de Plasencia nos dimos un paseíto por el Parque delos Pinos, un espacio para descansar y compartir con las numerosas especies de animales que tienen allí su morada
Dejamos Plasencia para adentrarnos en el Valle del Jerte, espectacular aún en Enero. No puedo ni imaginar cómo estará en plena primavera, con todos los cerezos en flor
Nuestra primera parada fue en el Mirador de la Memoria, un poquito antes de llegar a El Torno. Estas esculturas fueron creadas para honrar la memoria de "los olvidados de la guerra civil y la dictadura", según reza el cartel y resulta un conjunto impresionante de figuras humanas asomadas al inmenso valle que se divisa desde esa posición privilegiada.




Continuamos subiendo en dirección a Cabezabellosa para ver el roble del Romanejo, un hermoso ejemplar con más de 500 años, casi 6 metros de diámetro y una copa bajo la que, según dicen, descansaban más de 1000 ovejas. Tengo que volver en primavera para verlo cuajado de hojas

Aprovechamos tan precioso entorno para comer algunos de los ricos embutidos y una deliciosa torta del Casar que habíamos comprado en Cáceres y ya, con las fuerzas recobradas, continuamos nuestra ruta hacia Valdastillas, un pueblecito rodeado de cerezos, con la arquitectura típica de la zona: balconadas corridas, madera y adobe y una bonita iglesia del siglo XV: Santa María de Gracia. A unos 3 km en dirección a Piornal está la cascada del Caozo, de unos 30m de altura, a la que se accede fácilmente
Continuamos hacia Piornal, a caballo entre el Valle del Jerte y la Vera, es el pueblo más alto de la región. Conviene parar en el mirador que hay antes de entrar en el pueblo ya que las vistas que ofrece son espectaculares
En el pueblo encontramos de nuevo las construcciones propias de la comarca, fuentes de piedra con pilones y, en algunas de sus calles, aún se ve correr el agua

Nuestra siguiente parada, Garganta de la Olla, es un pueblo que no os debéis perder si visitáis el valle del Jerte. Su urbanismo no guarda ninguna lógica, las casas parecen estar hechas a ojo, sin nivel, torcidas... Sus calles, algunas tan estrechas que no te atreves a pasar por si te quedas atascado, te retrotraen a tiempos medievales. Conserva el barrio judío con casas muy representativas del tipo de construcción de la Vera.
Este pueblo te invita a pasear, a no perderte ni un solo rincón, pero ya se estaba haciendo tarde y teníamos que ir a dormir a Jarandilla de la Vera, así que nos pusimos en camino disfrutando desde el coche de una bonita puesta del sol sobre el valle
