7:30: Suena el despertador (nos permitimos esa media hora de regalo porque la noche anterior llegamos medio muertos).
Rápidamente recogemos nuestras mochilas y dejamos la habitación. Hacemos el check out y dejamos las mochilas en el hotel (nos encantó el sistema porque las metieron en una especie de jaula con candado y nos dieron a nosotros la llave).
Salimos a buscar algún sitio para desayunar, pero la zona donde estábamos estaba bastante despoblada. El hotel estaba muy cerca del Parque Histórico, pero no era una zona muy turística.
Comenzamos a caminar y al rato nos encontramos con un conductor de tuc tuc que nos pregunto a dónde íbamos. Le dijimos que buscábamos un sitio para desayunar y nos indico la dirección contraria. Ahí empezó una conversación amistosa que acabo no sé cómo negociando 4 horas de paseo por el parque histórico por el módico precio de 700 THB. Eso si, con la condición de que antes nos llevara a un buen sitio para desayunar. El conductor cumplió con su palabra y nos llevo a un restaurante que además de ser bastante económico, la comida estaba deliciosa.
Con las pilas cargadas y el estomago lleno empezamos el recorrido. El día de hoy iba a ser largo e intenso.
A las 8:30 estábamos empezando el recorrido y a esa hora ya hacia un sol de justicia y un calor asfixiante.
El conductor nos fue llevando por todos los templos importantes siguiendo más o menos un orden. Primero nos llevo a los que estaban en la periferia del parque que a su vez eran los más alejados, y después ya nos metimos hacia el centro, donde los templos que queríamos visitar estaban bastante juntos.
La idea de coger el tuc tuc fue grandiosa porque las distancias entre unos templos y otros son bastante grandes y con el sol y el calor que hacía, si hubiéramos alquilado una bici, la visita se hubiera convertido en un martirio, mientras que de esta forma se hizo muy llevadera (aunque sudábamos a mares y nos acabamos quemando un poco con el sol).
A las 12:30 le pedimos a nuestro conductor un último favor: que nos llevara al hotel a recoger las maletas y después a la estación de trenes. Le ofrecimos 50 THB más y accedió encantado.
A las 12:40 estábamos en la ventanilla de la estación preguntando por el siguiente tren a Lopburi, la ciudad de los monos, que salía a la 13:05. Compramos los billetes y salimos fuera de la estación donde había un pequeño mercado donde pudimos bebernos unas cervezas bien frías y comer algo rápido antes de subir al tren.
El día iba sobre ruedas y todo estaba saliendo de maravilla.
Asi fue como nos subimos a nuestro primer tren local de Tailandia, muy bonito pero sin aire acondicionado bajo el sol de las 2 de la tarde. El tren va con las ventanas abiertas pero el aire que entra es tan caliente que casi no se puede respirar. Aun por encima iba lleno y tuvimos que sentarnos separados al principio. A Juanjo le toco un sitio con ventana a la sombra, pero yo iba al lado de una ventana y dándome todo el sol en brazos y piernas (como si no hubiera cogido suficiente por la mañana).
El trayecto duro como 1h y poco, y aunque estaba sofocada por el sol y el calor, intentaba disfrutar del paisaje.
Al llegar lo primero que hicimos fue preguntar por los horarios de los trenes a Phitsanulock.
Eran las 14:30 y el siguiente salía a las 15:30. Luego había otro mucho más caro (porque es el tren nocturno que va a Chiang Mai) que salía a las 20:40. ¿Qué hacíamos? Lo primero que pensé fue que en una no nos daría tiempo a visitar la ciudad, así que decidimos coger los billetes para el de las 20:40. Después dejamos las maletas en la consigna de la estación y salimos a visitar la ciudad.
¡Qué gran error cometimos! Con una hora hubiera sido más que suficiente para ver los monos, darles de comer un rato y coger el tren de las 15:30 para llegar a una hora decente a Phitsanulock.
Al salir de la estación había tuc tucs pero eran individuales e iban tirados por una bicicleta.
Le preguntamos cuanto nos cobraban por ir al centro de la ciudad (que pensábamos que estaba lejos; lo que es el desconocimiento) y nos dijeron que 20THB por persona. Accedimos y nos subimos.
El trayecto debió de durar unos 4 minutos y al rato estaban intentando negociar con nosotros para darnos una vuelta por la ciudad. Nos pedían 100 THB a cada uno y la verdad es que nos pareció un robo: 20 THB por 4 minutos de trayecto y 100THB por una hora?? Les pedimos 1h y media y nos dijeron que no. Así que nos bajamos, les pagamos (los 40 THB peor gastados de todo el viaje) y nos fuimos.
En seguida empezamos a ver los monos. Por todas partes: encima del cableado eléctrico, por los balcones de las casas, encima de los coches, cruzando las calles…era un espectáculo ver como se mezclaban con la gente de la ciudad y convivían todos en armonía.
Caminamos una calle y ya nos encontramos con el Prang Sam Yot, también llamado templo de los monos.
Pagamos la entrada (50THB por persona) y empezamos a recorrer el lugar. Al rato se nos unió un señor muy simpático que estaba en la entrada y que debía de ser uno de los cuidadores del templo. Nos empezó a explicar cosas sobre los monos y nos animo a comprar pipas para darles de comer.
Nos lo pasamos realmente bien, porque fue como una visita guiada donde el buen hombre, que además hablaba muy bien inglés, nos explico un montón de cosas interesantes sobre los monos y el templo. Hasta nos llevo dentro y nos enseño los murciélagos y nos dijo que dentro del templo no podían entrar los monos.
Fue realmente muy divertido. Los monos mas pequeñitos se te subían encima y te tiraban del pelo, intentaban abrir la mochila y robarte la bolsa de las pipas. A mí me quitaron un pendiente que no fuimos capaces de recuperar después de haberme robado la bolsa de pipas. Vamos que conmigo hicieron el agosto.
Seguíamos a pleno sol estábamos ya bastante cansados, además de guarros porque los monos al subírsete encima te ponen fino. Así que como a las 16 de la tarde ya habíamos terminado la visita a Lopburi. Y todavía nos quedaban más de 4h por delante para coger el tren.
Fue uno de los peores momentos del viaje. El tiempo se nos hizo eterno, puesto que no teníamos donde meternos y había que tener mucho cuidado con los monos porque son muy listos y en seguida te roban las cosas.
Nos sentamos en una mesa que había fuera de una tienda después de haber comprado algo para beber. Y ahí estuvimos unas 2 horas. Suerte que encontramos una wifi y por lo menos pudimos conectarnos un poco a internet.
Pero las últimas 2 horas de hicieron interminables. Paseamos, paramos varias veces a comer en los puestos de la calle, nos sentamos frente a la estación, nos levantábamos. En fin, como he dicho, fue un gran error no haber cogido el tren de las 15:30, pero el que no sabe, es como el que no ve.
Aun por encima el tren llegaba con retraso así que en vez de a las 20:40, salimos como a las 21:10.
Al entrar vimos que todo el mundo estaba durmiendo en las butacas y con mantas porque el aire acondicionado estaba a tope. Nos colocamos en nuestros sitios y nos quedamos dormidos durante un buen rato.
Llegamos a Phitsanulock a las 00:30 pasadas. Suerte que el hotel estaba al lado de la estación y no tuvimos que andar mucho ni coger un tuc tuc. Hicimos el check in y subimos a la habitación a darnos la mayor ducha que hayamos necesitado jamás. Es lo que tiene jugar con los animalitos.
Con las bromas nos fuimos a la cama a las 2 de la mañana, más muertos que nunca, pero con la sensación de haber hecho algo de lo más insólito.