Por la mañana, tras muchos problemas que poco a poco fueron solucionándose, firmó Pelayo la venta pasadas las 14 horas (o sea, cuatro horas después de la cita). No se creía todavía que hubiese firmado!!
Nos fuimos a comer con Mosteiro y Conchi, su mujer, amigos de Pelayo.
Escogieron paradójicamente el Restaurante asturiano DON PELAYO. El local es muy tradicional, con una carta clásica. Además tenían un menú del día por 15 euros con varios platos de primero y de segundo que nos tuvo muy buena pinta, al menos a priori, así que pedimos cuatro menús.
Nada más sentarnos nos pusieron unos pinchitos de tortilla y a mayores Mosteiro pidió media ración de jamón, que estaba muy bueno. Yo pedí de primero fabes con almejas, correctas pero sin más; Pelayo pidió parrochas fritas, de las cuales algunas estaba buenas y otras mazadas; Conchi pidió fabada y al parecer estaba buena y Mosteiro no pidió nada de primero. De segundo Pelayo y Mosteiro pidieron rabo, muy rico, yo atún en salmorejo que no estaba nada bueno, y Conchi no recuerdo. De postre milhojas, buenas, tarta de Santiago, arroz con leche rico, y tarta de manzana. Además pedimos cafés y chupitos. La comida estaba correcta pero para mi gusto un poco lejos de las sidrerías asturianas.
Tras una larga sobremesa marchamos, invitándonos Mosteiro a comer. Nos despedimos de ellos y caminamos hasta el piso. Por el camino pasamos por la Suzuki y Pelayo entró a saludar a los dueños de la tienda, con los que tenía una muy estrecha relación.
Después quiso Pelayo ir a saludar al dueño del taller al que llevaba él la moto así que nos acercamos a las afueras La Laguna pero estaba cerrado. Yo aproveché entonces para para en el centro de La Laguna y comprar unos riquísimos pasteles de EL ADERNO.
Cuando yo vivía en Tenerife sólo había un local, en Buenavista del Norte, pero se ve que les va bien y han ampliado. Ahora hay al menos en Santa Cruz y La Laguna, además de poder encontrarlos en algunas tiendas gourmet o pastelerías de Santa Cruz. Si queréis visitar la web es ésta: www.eladerno.com. Me acerqué a la calle Herradores y compré una bandeja variada de seis pasteles, entre ellos el famoso Volcán del Teide (pagué alrededor de 12 euros).
Nos dio tiempo a descansar un poco en el piso, cuando llegamos. Después bajamos caminando hasta la animada zona de la Calle de la Noria y alrededores, pues allí había quedado Pelayo con sus amigos Iván, Yolanda y Amelia. Es una calle muy bonita, llena de chiringuitos para tomar algo o cenar, os la recomiendo vivamente. Cuando llegamos ya estaban sentados en la terraza de EL PORRÓN pidiendo varias raciones (la carta, por cierto, es muy simpática y original).
Al poco de pedir para cenar nos sirvieron un poco de pan con aceite y una pasta de sobrasada riquísima, para ir abriendo boca. Habían pedido, casualmente, Parrochas de primero. Luego trajeron un Carpaccio de pulpo con mojo verde y Puntilla. Finalmente trajeron un Tomate relleno de gambas y carne, riquísimo. De postre pedimos lo que quedaba, Bienmesabe y Mousse de chocolate. La verdad es que me gustó todo mucho, repetiría sin pensarlo. Éramos cinco personas y con la comida, bebidas y postre salimos por 74 euros.
Estuvimos de cháchara hasta tarde pero no quisieron ir a tomar nada después de cenar así que volvimos caminando hasta el piso, pues había caído un aguacero durante la cena pero ya había escampado.
Nos fuimos a comer con Mosteiro y Conchi, su mujer, amigos de Pelayo.
Escogieron paradójicamente el Restaurante asturiano DON PELAYO. El local es muy tradicional, con una carta clásica. Además tenían un menú del día por 15 euros con varios platos de primero y de segundo que nos tuvo muy buena pinta, al menos a priori, así que pedimos cuatro menús.
Nada más sentarnos nos pusieron unos pinchitos de tortilla y a mayores Mosteiro pidió media ración de jamón, que estaba muy bueno. Yo pedí de primero fabes con almejas, correctas pero sin más; Pelayo pidió parrochas fritas, de las cuales algunas estaba buenas y otras mazadas; Conchi pidió fabada y al parecer estaba buena y Mosteiro no pidió nada de primero. De segundo Pelayo y Mosteiro pidieron rabo, muy rico, yo atún en salmorejo que no estaba nada bueno, y Conchi no recuerdo. De postre milhojas, buenas, tarta de Santiago, arroz con leche rico, y tarta de manzana. Además pedimos cafés y chupitos. La comida estaba correcta pero para mi gusto un poco lejos de las sidrerías asturianas.
Tras una larga sobremesa marchamos, invitándonos Mosteiro a comer. Nos despedimos de ellos y caminamos hasta el piso. Por el camino pasamos por la Suzuki y Pelayo entró a saludar a los dueños de la tienda, con los que tenía una muy estrecha relación.
Después quiso Pelayo ir a saludar al dueño del taller al que llevaba él la moto así que nos acercamos a las afueras La Laguna pero estaba cerrado. Yo aproveché entonces para para en el centro de La Laguna y comprar unos riquísimos pasteles de EL ADERNO.
Cuando yo vivía en Tenerife sólo había un local, en Buenavista del Norte, pero se ve que les va bien y han ampliado. Ahora hay al menos en Santa Cruz y La Laguna, además de poder encontrarlos en algunas tiendas gourmet o pastelerías de Santa Cruz. Si queréis visitar la web es ésta: www.eladerno.com. Me acerqué a la calle Herradores y compré una bandeja variada de seis pasteles, entre ellos el famoso Volcán del Teide (pagué alrededor de 12 euros).
Nos dio tiempo a descansar un poco en el piso, cuando llegamos. Después bajamos caminando hasta la animada zona de la Calle de la Noria y alrededores, pues allí había quedado Pelayo con sus amigos Iván, Yolanda y Amelia. Es una calle muy bonita, llena de chiringuitos para tomar algo o cenar, os la recomiendo vivamente. Cuando llegamos ya estaban sentados en la terraza de EL PORRÓN pidiendo varias raciones (la carta, por cierto, es muy simpática y original).
Al poco de pedir para cenar nos sirvieron un poco de pan con aceite y una pasta de sobrasada riquísima, para ir abriendo boca. Habían pedido, casualmente, Parrochas de primero. Luego trajeron un Carpaccio de pulpo con mojo verde y Puntilla. Finalmente trajeron un Tomate relleno de gambas y carne, riquísimo. De postre pedimos lo que quedaba, Bienmesabe y Mousse de chocolate. La verdad es que me gustó todo mucho, repetiría sin pensarlo. Éramos cinco personas y con la comida, bebidas y postre salimos por 74 euros.
Estuvimos de cháchara hasta tarde pero no quisieron ir a tomar nada después de cenar así que volvimos caminando hasta el piso, pues había caído un aguacero durante la cena pero ya había escampado.