Aterrizamos en Tenerife sobre las 9:30 a la isla (hora canaria, recordad que es una hora menos que en la Peninsula).
Después de recoger las maletas y el coche, nos pusimos en marcha cara a Tabaiba para recoger las llaves de la casa. Llegamos sobre las 11:30, y tras el entrego de llaves, estuvimos un buen rato charlando con los propietarios del alojamiento acerca de la casa y de la isla. Cuando se fueron, colocamos las maletas en el apartamento y nos dirigimos a comprar alimentos para los próximos días en un Mercadona cercano.
Regresamos de nuevo al apartamento, y para poder aprovechar mejor la tarde decidimos comer en casa un plato de macarrones.
Tras descansar un poco (nos habíamos levantado a las 5 de la mañana para coger el avión), tomamos el coche para acercarnos a la ciudad de San Cristóbal de la Laguna, en el norte de la isla.

La ciudad de San Cristóbal de la Laguna fue fundada en 1496 por el adelantado Alonso Fernández de Lugo, fundador de numerosas localidades de la isla. Durante siglos fue la capital administrativa, no solo de la isla de Tenerife, sino de todo el archipiélago canario, y también sede del obispado de la región.
La ciudad es considerada la primera ciudad colonial no fortificada en el mundo, que sirvió de modelo para la construcción de muchas otras urbes sobre todo en Sudamérica, hecho que le valió ser reconocida con el título de Patrimonio Mundial de la Humanidad por la UNESCO.
Si se viene a La Laguna en coche, un buen lugar para aparcarlo lo podéis encontrar detrás de la Plaza del Adelantado en un descampado.
Empezamos la visita por la ciudad por la Plaza del Adelantado, principal referencia del casco antiguo.


La plaza ha albergado históricamente los edificios civiles más importantes de la ciudad, como el Ayuntamiento, el Mercado de San Miguel o el Palacio de Nava.


También asoman a este centro neurálgico la casa de Anchieta, donde nació el padre Anchieta, misionero fundador de la ciudad de Sao Pablo, así como el Convento de Santa Catalina y la pequeña ermita de San Miguel, pegada al Mercado de San Miguel.



De la misma Plaza del Adelantado, pegada al Ayuntamiento, parte la Calle Carrera, una de las principales calles de La Laguna. En ella se suceden casonas y palacetes de estilo nobiliario como el palacio de los Capitanes Generales donde se localiza la oficina de turismo.


Un poco más adelante, aparece la Catedral de Nuestra Señora de los Remedios. Aunque el origen del templo se remonta al siglo XVI, la fisonomía que muestra hoy el edificio corresponde a una profunda reconstrucción llevada a cabo a principios del siglo XX, por lo que su fachada combina el frontis neoclásico con unas trazas neogóticas en el resto.





Siguiendo la calle La Carrera nos encontramos con el Teatro Leal, auténtica institución en la villa.


Al final de la calle visitamos la Iglesia de la Concepción, cuyo origen se remonta a 1511, aunque su aspecto actual se debe a remodelación de mediados del siglo XVI. Su esbelta torre, es uno de los símbolos de la ciudad.


En el interior destaca el enorme púlpito de madera.
Puede volverse atrás por la calle de San Agustín, paralela a la que nos ha llevado hasta la plaza de la concepción. Esta es otra calle repleta de casas con sabor colonial y pequeños palacetes.
Al comienzo de la misma, nos encontramos con el antigua universidad de la Laguna fundada en 1744, que también albergó el antiguo convento de San Agustín.


El siguiente edificio destacable de la calle es el Palacio Episcopal (o casa Salazar). Cuenta con una bonita fachada realizada en piedra basáltica.



Poco después se encuentran la Casa Montañés y el palacio de Lecaro (siglo XVII), que hoy alberga el Museo de Historia y Antropología de Tenerife centrado en los 5 siglos de conquista española.


Regresamos de nuevo a la Plaza del Adelantado y nos a topamos con el Palacete de Azero, actual sede del casino de la Laguna.

Bajamos por la calle pegada al ayuntamiento para dirigirnos a la Zumería Tamarindo, por recomendación de unos amigos. Se trata de una pequeña zumería que sirve zumos naturales de frutas muy diversas.
Después de tomar los batidos, salimos de la zumería en dirección a la Iglesia de Santo Domingo. Se trata de un iglesia construida a principios del siglo XVI en gótico-plateresco, junto a un convento ya desaparecido, y fue utilizado como sede de la Facultad de Filosofía. De su arquitectura sobresalen la portada plateresca y los artesonados mudéjares del interior.

Salimos de la iglesia y decidimos acercanos de nuevo al pasear por el centro. Después del paseo, nos encontramos cansados por lo que decidimos regresar a casa.