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Nos levantamos temprano ya que teníamos reservada la visita en español al Parlamento para las 10:15 horas. Las entradas las habíamos comprado con antelación por Internet a través de su web. www.jegymester.hu/ De este modo evitaréis las colas.
*** Imagen borrada de Tinypic ***
Es el mayor edificio del país, se erige en la orilla del Danubio, en V. Kossuth tér 1-3, y es un símbolo de Budapest. Se trata de una construcción neogótica inspirada en el de Londres, con 691 dependencias, una longitud de 268 metros y con una cúpula que se eleva hasta los 96 metros. Cuando llegamos, la zona estaba en obras, por lo que las fotos no fueron como hubiésemos querido.
El interior está decorado con mármol y oro. En ambos lados de la escalera exterior se encuentran dos estatuas de leones. Las columnas están hechas de granito bermejo de 6 metros de altura y pesan 4 toneladas cada una. En el techo se pueden observar las pinturas alegóricas de Károly Lotz como la "Apoteosis de la legislación" y la "Glorificación de Hungría". Subimos por la alfombra roja de la escalera principal. En el descansillo central se puede ver un relieve del arquitecto Imre Steindl, diseñador del edificio.
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Visitamos la Sala de la Cúpula, en la que se puede apreciar el interior de la cúpula y se exponen diversas estatuas de los reyes de Hungría. Destaca una vitrina custodiada por dos guardias en la que se guardan la corona, el cetro, el obre y la espada de estilo renacentista pertenecientes a San Esteban, el primer rey de Hungría.
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Luego fuimos a la Antigua Cámara Alta, actualmente utilizada sólo con fines turísticos, ésta es la sala en la que todos pensamos al imaginarnos el Parlamento. En el ala sur se encuentra su gemela, la sala del Consejo de los Diputados.
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Como curiosidades, podemos destacar los ceniceros numerados para que los diputados dejasen sus puros antes de entrar al hemiciclo, pues antes estaba permitido fumar y el sistema de refrigeración a través de unas rejillas que están debajo de los asientos (llenaban recipientes con hielo para enfriar el aire del edificio).
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Fuera, en la plaza Kossuth se levanta un enorme edificio que da a cuatro calles y que alberga el Ministerio de Agricultura. También encontramos el museo etnográfico.
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En la ribera del Danubio cerca del parlamento hay una escultura con un significado especial. Sesenta pares de zapatos componen este monumento creado en recuerdo de los cientos de judíos que fueron ejecutados a finales de la 2ª guerra mundial en Budapest. Eran llevados hasta la orilla del Danubio, obligados a descalzarse (los zapatos eran un bien preciado, que podían ser utilizados por los soldados o venderse), atados por parejas y uno de ellos recibía un disparo (para ahorrar munición), de forma que ambos caían al Danubio, donde el otro moría ahogado (o ambos si el disparo no había sido mortal).
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Nuestro siguiente punto para visitar es el Puente de las cadenas. En el camino y cerca del Parlamento, paramos para hacer unas fotos al monumento a Imre Nagy, político que ocupó diversos ministerios y llegó a ser primer ministro y a un típico tranvía.
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Paseamos por la zona del Puente de las cadenas, oficialmente conocido como Puente Széchenyi en honor a su creador, el conde István Széchenyi. Resulta muy bonito, sobre todo de noche cuando está iluminado. Es el puente más antiguo de Budapest y el primero que unió Buda con Pest. Fue destruido en la II guerra mundial y reconstruido en 1949 pasando a ser un símbolo nacional. Cuenta la leyenda que un zapatero el día de la inauguración comentó que los leones no tenían lengua y la gente empezó a reírse. El autor de las esculturas se sintió tan mal por el error que se tiró al Danubio.
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Cerca se encuentra la figura en bronce de un duende.
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Frente al puente está el Palacio Gresham, edificio de art nouveau donde actualmente está el exclusivo hotel Four Seasons.
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Más tarde nos dirigimos hacia la Basílica de San Esteban, el edificio religioso más grande de Hungría, cuyo nombre hace honor al primer rey de Hungría, Esteban I. Situada en Szt. István tér, V, se dice que puede albergar en su interior a más de 8.500 personas. De estilo neoclásico y con una planta de cruz griega, su base mide 55 metros de ancho por 87 metros de largo y la altura de la cúpula son 96 metros, siendo el punto más alto de Budapest junto al edificio del Parlamento. Cuenta con dos torres gemelas a modo de campanarios; en la torre derecha se encuentra la campana más pesada (con nueve toneladas de peso) y grande de Hungría; la anterior, de 8 toneladas, fue fundida durante la II Guerra Mundial. En el interior se encuentra una de las reliquias sagradas más importantes del país, su mano derecha.
La entrada es “gratuita “, previa donación obligatoria de unos 2 euros. Para ver el tesoro o subir a la torre se requiere otro pago adicional.
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En todas las ciudades hay un monumento que si lo frotas da suerte y Budapest no iba a ser menos. Se trata de un policía de la época imperial muy barrigón y quien le toque la barriga tendrá la suerte de no engordar. Los lugareños dicen que tocar el bigote también trae buena suerte. Su ubicación es muy cercana a la Basílica de San Esteban, en Október utca.
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Luego nos dedicamos a recorrer Váci Utca (Calle Váci), la calle más importante de Budapest junto con la Avenida Andrassy. Es una calle peatonal que forma parte del corazón turístico y comercial de Budapest. Se encuentra situada de forma paralela al Danubio, entre la Plaza Vörösmarty y el Gran Mercado Central o Nagy Vasarcsarnok (el más grande de los cinco mercados que se abrieron en la ciudad a finales del siglo XIX).
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Como era la hora de comer entramos al restaurante Fatal que está en esta calle en el nº 67.
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Después cruzamos el puente y vamos hacia la cima del monte de Gellert, en Buda. Aquí se encuentra el Balneario Gellert, probablemente el más conocido de la ciudad. Su piscina principal ha salido tanto en revistas como en anuncios de televisión (el clásico anuncio de "cuerpo danone" se rodó allí). Nosotros atípicamente no entramos a ningún balneario. Aunque si queréis daros un buen baño, recomiendan el Balneario Széchenyi, uno de los recintos termales más grandes de Europa y el balneario Rudas, considerado uno de los baños turcos más bonitos del mundo. Fueron construidos a mediados del siglo XVI durante la ocupación otomana.
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En la ladera sur del Monte Gellért, se encuentra la iglesia rupestre inspirada en el Santuario de Lourdes. Está excavada en las entrañas de la colina, algo que la convierte en un santuario muy especial. En el interior, además de la belleza de la construcción en sí misma, cabe destacar una copia de la Virgen Negra de Czestochowa y una pintura de San Kolbe, un monje polaco que dio su vida para proteger a otros prisioneros en el Campo de Concentración de Auschwitz.
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Después empezamos la subida hacia la Ciudadela, el punto más alto de Budapest y desde donde se consiguen las mejores vistas de la ciudad. Fue construida en 1854 por los Habsburgo como edificio de vigilancia. La fortaleza mide 220 metros de largo, 60 metros de ancho y sus muros miden 4 metros de altura. Al acabar la Gran Guerra, los húngaros quisieron destruirla, pero en 1960 se declaró lugar de interés turístico. Hay miradores desde los que las vistas son impresionantes, un restaurante, unos puestos a modo de mercadillo y el edificio de la fortaleza.
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Aquí se encuentra también la Estatua de la Libertad es una estatua de bronce de 14 metros de altura se encuentra sobre un pedestal de 26 metros y sostiene una hoja de palmera erigida en 1947 en memoria de la conquista soviética de Hungría durante la Segunda Guerra Mundial. Su ubicación sobre la colina Gellért lo convierte en un rasgo destacado de la ciudad de Budapest.
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Ya había empezado a anochecer y un poco cansados emprendimos el camino de vuelta hacia el apartamento que lo teníamos muy cerca de la ópera. Antes paramos a reponer fuerzas en la pastelería Gerbaud (Vörösmarty tér.), la más famosa de Hungría. Fue fundada en 1858 por Henrik Kugler y desde entonces sus pasteles y tartas han ido haciéndose cada vez más conocidos. Su cafetería tiene más de 300 sillas, y la terraza exterior tiene un tamaño similar. El precio de un café o un chocolate ronda los 750 florines, al igual que el precio de las raciones de tarta. Gracias a la pasión de los húngaros por los dulces, Budapest cuenta con algunas de las mejores pastelerías y cafeterías de Europa. El sitio al igual que el pastel nos gustó mucho.
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